La temporada de las rotaciones
Uno de los aspectos más interesantes de la próxima temporada será, sin duda, la gestión de la plantilla que hará Ernesto Valverde para que su ... equipo soporte de la mejor manera posible la exigencia de un durísimo calendario de competición al que no está acostumbrado. De hecho, sólo dos jugadores del once titular más habitual del Athletic durante el curso pasado, De Marcos y Berchiche, saben lo que es jugar en Europa; es decir, disputar durante varios meses dos partidos por semana.
Los rojiblancos se van a mover en una horquilla amplia, entre un mínimo de 48 partidos y un máximo de 63, que desde la campaña 2011-12 es su récord histórico. A esta cifra estratosférica se llegaría sumando los 38 de la Liga, 17 en la Europa League (llegando a la final tras haber quedado entre el 9 y el 24 en la liguilla y habiendo tenido que jugar por tanto unos dieciseisavos), los 2 de la Supercopa y 6 en la Copa (dieciseisavos, octavos y cuartos, los dos de semifinales y la final). Sería fantástico que el Athletic tuviera que pegarse ese palizón, pero lo más normal es que no tenga que jugar tanto y que acabe disputando alrededor de 55 encuentros. Serían 8 más que la pasada temporada y 11 por encima de su media de los seis últimos años.
Dicho así, tampoco parece que sea una gran diferencia y, sin embargo, lo es. Para empezar, porque los partidos europeos no sólo trastocan las dinámicas de trabajo de los equipos durante la semana, sino porque provocan un fuerte desgaste mental en los jugadores. La mayoría son citas muy atractivas para ellos, en escenarios de relumbrón y ante rivales de renombre, que obligan a un máximo grado de concentración. Por otro lado, con la cifra general de partidos ocurre como con las cifras de altitud en las montañas. Su significado varía en función de la altura desde la que se mide. No es lo mismo ascender 500 metros más a partir de los 3.000 que a partir de los 6.000 o los 8.000. Y 50 partidos por temporada son una de esa fronteras en las que los equipos, salvo los más poderosos, empiezan a notar la falta de oxígeno.
¿Qué prepara Valverde para superar este reto? Cualquiera que conozca su trayectoria lo tiene bastante claro. Esta campaña será la de las rotaciones. Habrá una columna vertebral, siempre la hay, pero va a ser muy complicado que el equipo repita once inicial. Incluso en el primer mes y medio de competición, antes de arrancar en Europa a finales de septiembre, es probable que Txingurri pruebe distintas variantes. La idea es que el grupo mantenga siempre el punto de frescura que le permita desplegar ese fútbol enérgico y ambicioso que le hace competitivo. Y lo cierto es que sólo hay una manera de conseguir ese objetivo: con 20, 21 o 22 jugadores que se repartan el trabajo.
La campaña 2015-16 tuvo un total de 57 partidos y 21 jugadores disputaron más de 20 de ellos
Precedentes
No son cifras dichas por decir. Digamos que tienen una base sólida que procede de la propia manera de actuar de Valverde y del grado de confianza que le merecen sus jugadores tras lo visto la pasada temporada. Lo bueno que tiene disponer de un técnico con una carrera tan larga es que el pasado puede ilustrarnos. Pensemos en las dos campañas de mayor dureza y exigencia que ha tenido Txingurri en el banquillo de San Mamés. Nos referimos a la 2014-15 y a la 2015-16. En la primera de ellas, el equipo disputó 57 partidos y en la segunda, 62, la segunda marca histórica. Pues bien, el entrenador exprimió a sus plantillas a conciencia. En la 2014-15, hubo 18 jugadores que disputaron más de veinte encuentros en todas las competiciones. Y en la 2015-16, un total de 21. Citemos a estos últimos por orden: Aduriz y Beñat (55), De Marcos (52), Iraizoz (39), Balenziaga y San José (51), Etxeita y Susaeta (47), Laporte (45), Raúl García (41), Merino (38), Iñaki Williams y Bóveda (37), Lekue (34), Eraso (32), Mikel Rico (29), Iturraspe y Muniain (28), Gurpegui y Herrerín (24) y Elustondo (22).
Todo indica que esta temporada volveremos a ver algo parecido. Por lo visto entonces, no se tratará de rotaciones masivas de un partido a otro. No hablaremos de un equipo A, el de los titulares fijos, y otro B, el de los suplentes y meritorios. Serán rotaciones de tres o cuatro futbolistas, una apuesta que también podemos encontrar en el pasado de Valverde a poco que rebusquemos un poco. En aquella temporada 2015-16, por ejemplo, hay una secuencia de cuatro partidos que es muy ilustrativa. El Athletic jugó contra el Madrid en el Bernabéu el 13 de febrero de 2016, el 18 en Marsella contra el Olympique en la idea de los dieciseisavos de la Europa League, el 21 contra la Real en San Mamés y el 25 el choque de vuelta contra los franceses. Pues bien, en los tres primeros Valverde hizo cuatro cambios respecto al anterior y en el último cinco, uno de ellos Herrerín, que jugaba en Europa. Sólo cuatro futbolistas los jugaron todos: De Marcos, Balenziaga, Laporte y Aduriz.
El buen nivel de los jugadores esta temporada da confianza a Valverde para la próxima
Se avecina un escenario muy similar, de manera que podemos especular un poco sobre cuáles serán los movimientos en cada una de las líneas. Unai Simón seguirá de titular en la Liga y Julen Agirrezabala en la Copa, y veremos lo que ocurre en la Europa League, donde quizá se repartan los partidos. De Marcos y Gorosabel se alternarán en el lateral derecho, de la misma manera que Berchiche y Lekue lo harán en la otra banda. Vivian, Paredes y Yeray serán los centrales y se repartirán el trabajo como lo han hecho esta temporada, a ser posible con mayor presencia del baracaldés. En el medio centro, las jerarquías están claras: Galarreta, Beñat Prados, Vesga y Herrera, por este orden, más Jauregizar. El frente de ataque lo ocuparán los hermanos Williams, Sancet, Guruzeta, Unai Gómez, Djaló y Berenguer. Y quién sabe si Aimar Oroz, si acaba fichando. Se verán muchas combinaciones con estos siete u ocho elementos. La fuerza de la plantilla será decisiva en una temporada que se presenta apasionante.
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