La ¿lotería? de los penaltis en el Athletic
El cambio de Iñaki Williams por Unai Gómez en el quinto lanzamiento demuestra que las tandas ya no son una cuestión de azar
El sufrimiento innecesario que pasó el Athletic en Las Gaunas dejó una evidencia: los penaltis ya no son una lotería. Ese manido mantra de que ... los lanzamientos desde el punto fatídico son una cuestión de suerte está empezando a desmontarse. Claro que en ese tipo de situaciones los nervios y el azar juegan una parte importante, pero con el paso del tiempo los entrenadores planifican a conciencia con las plantillas estos desenlaces cada vez más frecuentes. «Los habíamos preparado», confesó Ernesto Valverde tras la agónica clasificación ante la UD Logroñés.
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«Es una cosa que puede ocurrir y hay que prepararlo todo», añadió el preparador rojiblanco. Minutos después, en zona mixta, Unai Gómez, convertido en héroe con su acierto en el quinto chut, habló incluso de «últimas semanas» para referirse al tiempo que el Athletic llevaba preparando no solo su estreno copero, sino la Supercopa que esta semana afronta en Arabia Saudí. La Federación ha introducido una novedosa norma que elimina la prórroga, de tal manera que si hay empate tras los noventa minutos los futbolistas se dirigirán directamente a los once metros. ¿Por qué en la Supercopa no y en la Copa sí? No hay respuesta. Lo que esgrime para esta ocasión el máximo organismo del fútbol español es que se busca «aliviar minutos de competición».
Sí que es cierto que en la ronda previa de la Copa que disputaron los equipos de categorías regionales tampoco hubo esa media hora extra que tanto castiga a los jugadores en un fútbol que cuenta cada vez con un calendario más cargado. La UEFA también estableció la anulación de la prórroga para la Supercopa de Europa que el Madrid conquistó ante la Atalanta, pero no hizo falta irse a los penaltis porque el conjunto blanco superó a los italianos en el estreno de Mbappé.
En la Supercopa no habrá prórrogas «para aliviar minutos de competición», lo que aumenta las opciones de ir a penaltis
El caso es que en Yeda solo se jugarán noventa minutos, por lo que la probabilidad de que el pase a la final se resuelva desde los once metros aumenta de forma considerable. De ahí que Valverde prepare al detalle las tandas de penaltis. En esta línea, fue célebre aquella frase de Luis Enrique durante el último Mundial al afirmar que pidió a sus jugadores tirar «al menos» mil penaltis antes de llegar a Qatar, aunque a las primeras de cambio, en octavos ante Marruecos, España cayó tras fallar Sarabia, Soler y Busquets los tres primeros. «Han tirado los que pensábamos que era lo mejor. Lo he consultado con Jon (Aspiazu, su segundo) y hemos decidido el orden», dijo Txingurri. Después fue Unai Gómez el que admitió que iba a ser el sexto en chutar si fuese necesario pero que el quinto era Iñaki Williams.
«Ellos han fallado porque el punto de penalti se ha movido y a Nico también se le ha levantado. Hemos decidido cambiar»
¿Qué pasó, entonces? La respuesta hay que encontrarla en el dinamitado punto desde los once metros, castigado por 120 minutos y removido por los disparos previos. Se vio a un Agirrezabala pendiente de que los jugadores de la UD Logroñés no pisaran de más la circunferencia, convertida en una especie de arenilla. De hecho Sarriegi, que peor no pudo chutar, levantó tal cantidad de césped como si de una chuleta en golf se tratara. Recogió lo arrancado y lo pisoteó. Y en esas llegaba el quinto chut del Athletic. Si lo metía, como así fue, lograba el pase. De lo contrario había que irse a la muerte súbita.
Tres fallos, tres diestros
Alguien del cuerpo técnico de Txingurri debió fijarse en una curiosa coincidencia: los tres fallos de la tanda habían llegado de jugadores diestros: Gualda –se lo adivinó Agirrezabala– y Sarriegi –fuera– por los locales, Nico Williams por el Athletic. No solo influyó el desastroso estado del punto de penalti, sino que tal y como reflejaron las cámaras de televisión el punto de apoyo para los futbolistas zurdos estaba mucho más despejado que el contrario. Así que se decidió sobre la marcha que Iñaki Williams –de espaldas durante la tanda– no chutara y lo hiciera Unai Gómez, que la mandó cerca de la escuadra. «Julen (Agirrezabala) me ha dado un par de consejos sobre el punto de penalti. Estaba mal. Había como arenilla. Por eso en el último momento hemos decidido cambiar el último lanzador porque para los diestros estaba bastante peor. Iba a ser el sexto y he sido el quinto», respondió ante los periodistas desplazados a la capital riojana.
«Tenía claro a dónde iba a lanzar. Estaba tranquilo. Era al lado al que quería echar en la final. Lo tenía guardado. Hemos visto que ellos han fallado un penalti porque se ha movido. A Nico también se le ha levantado. Y hemos decidió cambiar». ¿Y quién iba a ser el quinto lanzador? Iñaki Williams, reveló el bermeotarra, al que el acierto de Berenguer en La Cartuja le liberó de la tensión que hubiese soportado en el quinto chut. Esta vez el escenario era distinto. Quizás por eso, después de un partido gris para estrenar 2025, Unai Gómez no corrió a celebrar la clasificación sino que respiró aliviado y se abrazó con su ayudante Agirrezabala.
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