Y de repente, un derbi

El equipo que logre imponer el aspecto deportivo sobre el emocional habrá dado el primer paso en el derbi en el Reale Arena. Porque no hay que olvidar que los tres puntos en juego son fundamentales para las aspiraciones de ambos clubes en la Liga. La Real ya no está para desperdiciar más oportunidades de engancharse a las plazas europeas, mientras que el Athletic, con el Villarreal al acecho, debe seguir sumando puntos para consolidar esa cuarta plaza que tiene el gran premio de jugar la Champions el próximo curso y la Supercopa.

Los donostiarras están viviendo una temporada muy complicada en la Liga. Los esfuerzos en la Europa League –cayeron en octavos precisamente con el United– y en Copa –semifinales con el Madrid– y la debilidad de la plantilla tienen a los de Imanol en la décima plaza, a dos puntos de Europa, con cinco jornadas para el final del campeonato. Una situación que no se había dado en las cinco temporadas anteriores, en las que la Real se había hecho fuerte en la zona continental, con cuatro clasificaciones para la Europa League y una para la Champions.

Un partido fundamental

El ánimo ha decaído en el entorno txuri urdin, golpeado además la pasada semana con el anuncio de la despedida de Imanol, por lo que el derbi se presenta como un arma de doble filo. Al margen de un impulso clasificatorio, ganar al Athletic se puede entender como un empujón anímico para lo que resta de campaña. Pero empatar o perder puede terminar por colocar a la Real y su afición al borde de la depresión colectiva al cierre de la temporada. Hay mucho en juego en el Reale Arena, por tanto, como para dejarse llevar por las emociones de los homenajes previos a exjugadores –Alberto, Aranzabal...– y por el protagonismo de Imanol en este tramo final.

Sin duda, la decisión del técnico que ha ocupado el banquillo de la Real durante los últimos seis años y medio ha marcado el día a día del equipo en esta semana. La junta que preside Jokin Aperribay reaccionó con presteza para anunciar que Sergio Francisco, entrenador del filial, asumirá la dirección del primer equipo la próxima temporada, en una clara muestra de dar continuidad a la línea de trabajo que ha mantenido Imanol. Al técnico de Orio le quedan cinco partidos para tratar de enderezar una temporada muy irregular, donde la Real ha dado la sensación de ir a menos a medida que ha avanzado el curso. La acumulación de partidos que vivió el equipo entre enero y marzo –19 encuentros sin respiro entre Copa, Europa y Liga– ha dejado fundido a un grupo que además arrastra importantes carencias respecto a la pasada temporada y que se han agravado en este 2025.

La ausencia de Mikel Merino ha marcado el devenir realista en este curso. Una pieza complicadísima de reemplazar, como ha quedado demostrado en el centro del campo donostiarra, donde Susic, un proyecto de muy buen futbolista, tiene unas características diferentes. Martín Zubimendi ha tenido mucho más trabajo a la hora de equilibrar al equipo y, pese a su calidad, ha quedado claro que él solo no llega a apagar todos los fuegos. Por ahí se ha ido descosiendo un grupo que ha ido perdiendo velocidad y fútbol hasta ser un equipo predecible y donde solo las aportaciones de Kubo por el extremo y la voluntad de Mikel Oyarzabal han permitido mantener a la Real en la pelea por Europa. Porque en ataque, más allá de los goles del capitán –lleva 17 en todas las competiciones, su mejor registro–, los txuri urdin siguen sin encontrar un delantero centro de garantías. Ni Sadiq, cedido al Valencia, ni Oskarsson han dado al equipo el gol que necesita.

Un equipo fundido

Todo el esfuerzo de esta campaña no solo ha pasado factura al equipo, también a un Imanol que retrasó su decisión para renovar hasta ver si estaba en condiciones de seguir una temporada más o decidía dar un paso al costado, algo que anunció la pasada semana. Sin duda, ha sido un entrenador que ha marcado una época en el club, siendo el tercer técnico con más encuentros en la historia de la Real Sociedad y con un rendimiento constante en la zona alta para que los donostiarras se asentaran en Europa. En su despedida buscará dos cosas que van de la mano, ganar por última vez el derbi para que su grupo renueve el pasaporte europeo.

Al técnico de Orio se le han dado bien los derbis en Anoeta. Ha disputado siete partidos frente al Athletic, de los que ha ganado cinco y ha empatado dos. Una trayectoria que tratará de redondear mañana ante un Ernesto Valverde ante el que ha tenido resultados más dispares. En los derbis de Anoeta el técnico rojiblanco ha perdido los dos últimos, pero en los enfrentamientos entre ambos sale airoso Valverde, con tres victorias a dos, siendo todas ellas como locales. Mañana será la última vez que se vean las caras en un derbi dos entrenadores que marcan la historia reciente de Real Sociedad y Athletic. Un encuentro con muchos alicientes clasificatorios en elq ue ambos buscarán que el aspecto emocional quede aparcado cuando el balón comience a rodar en el Reale Arena.