Real Sociedad 3-2 Athletic
El Athletic vuelve a demostrar su fragilidadUn gol de Gorrotxategi en el descuento condena a los rojiblancos, débiles en defensa y muy pobres en ataque, a una dolorosa derrota en el derbi que complica sus aspiraciones en la Liga
Jon Agiriano
Sábado, 1 de noviembre 2025
Se ha convertido el Athletic en un equipo frágil, sin solidez en defensa y muy pobre en ataque. Esta es la cruda realidad. A los ... rojiblancos no les vale con su entrega y sacrificio. Han entrado en una espiral de inconsistencia que les ha conducido a la mitad de la tabla tras esta nefasta racha de cinco derrotas, dos empates y una sola victoria en las últimas ocho jornadas de Liga. Lo de ayer en Anoeta, que no dejó de ser un retrato muy realista de los dos equipos, fue un capítulo más de la deriva de este Athletic atrancado al que no le sale nada. Tuvo un punto en su mano, que podía considerarse justo a tenor de lo visto en el campo, y el mérito de igualar por dos veces un marcador adverso, pero un gol tras un córner de Gorrotxategi en el descuento le terminó condenando.
Unida a la del Getafe, la derrota hizo mucho daño a los rojiblancos. Esta había sido una semana de terapia psicológica en Lezama. La idea era recobrar la autoestima, desterrar las dudas, reforzar las convicciones, de manera que el equipo volviera a ser lo sólido y competitivo que había sido hasta el mes de septiembre. Pues bien, el tratamiento no ha funcionado. Al equipo de Valverde se le volvieron a ver las costuras en su juego de ataque, prácticamente inexistente en la primera parte y mejor, aunque demasiado embarullado y sin puntería, en la segunda. Y lo peor es que también se le vieron costurones en defensa. El 2-1 de Guedes en el arranque de la segunda parte, con Laporte asistiendo impotente a la bella maniobra del portugués, fue un ejemplo de esta debilidad. Como lo fue, aunque no tuviera consecuencias, un grave error de Unai Simón que no fue el 3-1 de milagro. El Athletic, en fin, hizo demasiadas concesiones a una Real que tampoco está para echar cohetes, pero supo aprovechar sus ocasiones delante de su público, bajo la lluvia.
Desde el principio, los dos equipos se dedicaron a desactivarse mutuamente con una fuerte presión y mucha intensidad en los quites. El balón iba y venía en medio de un descontrol muy visceral. Veías cinco pases seguidos y se te saltaban las lágrimas. Durante la primera media hora, la Real creó peligro en dos jugadas ensayadas y en un zurdazo fuera de Oyarzabal, mal defendido. El Athletic ni se acercó a Remiro hasta el minuto 35, en un cabezazo que se le fue muy alto a Guruzeta. Poco después, los donostiarras lograron adelantarse gracias a un centro de Barrene –su última contribución a la casa, ya que estaba lesionado– que desvió Oyarzabal y remachó en dos tiempos Brais Méndez.
Tras el gol, es decir, tocado ya por el resultado y medio hundido por su juego, que no había por dónde cogerlo, nada cabía esperar del Athletic salvo que llegara sin más tropiezos al descanso. En el fútbol, sin embargo, existe un tipo de esperanza que nunca debe perderse, ni en los peores momentos. Es una llama que puede ser muy débil y temblorosa, pero nunca se apaga. Nos referimos a la picardía de los buenos jugadores. En este caso, Ruiz de Galarreta. El eibarrés aprovechó una falta en apariencia intrascendente para hacer un saque rápido y medido al magnífico desmarque que le tiró Gorosabel, un futbolista bravo y siempre afilado. El de Mondragón se encontró con el balón dentro del área y, aunque le taparon el tiro, supo hacer una maniobra para retrasarlo hacia la posición de Guruzeta. El donostiarra, que no había dado una a derechas hasta ese momento, no perdonó. Era el minuto 42 y quedó claro que el derbi volvía a empezar y se resolvería en la segunda parte.
Golazo de Guedes
El equipo de Sergio Francisco golpeó primero, a una velocidad inesperada. Todavía quedaban por sentarse muchos espectadores en Anoeta cuando Guedes se sacó de la chistera un gol precioso, reflejo de ese gran talento, tantas veces desperdiciado o arruinado, del futbolista luso. Valverde reaccionó de inmediato, adelantando la salida al campo de Nico Williams, al que había dejado en el banquillo. Todo hacía indicar que el sustituido sería Robert Navarro, que estaba desaparecido. El técnico rojiblanco, sin embargo, sorprendió a todos quitando a Sancet. Es cierto que el navarro tampoco estaba aportando nada –sólo en los diez primeros minutos había formado un par de buenas maniobras–, pero que su entrenador considerase que no iba a poder ser importante para una posible remontada lo dice todo. Sobre cómo ve Valverde a Sancet, se entiende.
El Athletic se fue hacia arriba buscando a Nico por la banda izquierda. El pequeño de los Williams volvió a demostrar que sigue muy bajo de forma, pero su sola presencia y su actividad siempre son un problema para el rival. Y más si éste tiene una defensa como la de la Real, que está lejos de ser un muro de mampostería, vaya. Pasado el susto del 3-1 anulado de Zakharyan, y atentos a la electricidad que aportaba Take, los rojiblancos desperdiciaron dos claras ocasiones, una de Nico y otra de Laporte. Al fútbol de los rojiblancos le faltaba lucidez, una constante esta temporada. Ahora bien, la insistencia nunca la pierden. De este modo, consiguieron forzar un error de Remiro en un despeje que acabó aprovechando Robert Navarro a pase de Rego. Este 2-2 en el minuto 79 hizo mucho daño a la Real, hasta el punto de que, en la recta final, el Athletic pareció más a gusto y convencido de sus posibilidades. De nada sirvió. Ya se sabe que al perro flaco todo son pulgas y, cuando todo parecía sentenciado, a Gorrotxategi le cayó con mucha suerte un balón con el que marcó el gol de su vida, por ser en un derbi y ser el primero que hace en Primera.
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