El Athletic no encuentra solución a la falta de gol

El Athletic sufre ante la portería rival y no es algo nuevo ni exclusivo de la época del técnico deriotarra, quien heredó este problema de Berizzo. Eso sí, supo coser un conjunto roto, reconstruirlo y despegar la etiqueta de coladero de su buzón. Los bilbaínos mantienen prácticamente la media de un tanto por encuentro registrada con el preparador argentino (0,96) y lo que han hecho es sacar petróleo de sus dianas. Ahora bien, que cada una valga un triunfo o como mal menor un empate requiere de una efectividad máxima, extrema, que además tiene que verse acompañada siempre de un óptimo rendimiento defensivo.

Basta con echar un vistazo a la clasificación para comprobar que solo el Valladolid marca menos que el Athletic. Los rojiblancos totalizan 25 goles en 26 jornadas y los pucelanos 20, lo que coloca a estos dos equipos en el furgón de cola anotador. Por delante aparecen el colista Huesca (26), Leganés (26) –anoche jugó frente al Levante–, Villarreal (27) y Girona (27). También están los curiosos casos del Alavés (quinto) y el Valencia (séptimo), que con apenas 27 aciertos –los mismos que los castellonenses y los gerundenses y solo dos más que los bilbaínos– están en Europa o cerca. Claro que en defensa rinden a las mil maravillas y es lo que les sostiene en las alturas, argumento al que se han agarrado precisamente los hombres de Garitano. Precisan de una efectividad demoledora y también mantenerse firmes atrás como una roca para dar sentido a su fútbol y acorazarlo con buenos resultados.

De todos modos, los problemas con el gol son evidentes. Marcar le cuesta un mundo al Athletic, incluso cuando disfruta de ocasiones. Contra el Eibar dispuso de media docena de ellas que no consiguió materializar; ante el Barcelona llevó mucho peligro al área de Ter Stegen –remató 13 veces, cinco entre los tres palos y el meta alemán salvó a su equipo con grandes paradas–; mereció mejor suerte con el Villarreal, al igual que contra el Valladolid; y frente al Girona, choque en el que Garitano se estrenó en el banquillo, los rojiblancos ganaron en el descuento y de penalti cuando habían disparado 25 veces, diez a portería. Y luego hubo encuentros de escasa producción ofensiva que se sacaron adelante (Huesca) o el menos no se perdieron (Alavés).

No hay ninguna duda de que Garitano ha resucitado al Athletic basándose en el orden, la solidaridad colectiva y un sistema defensivo a prueba de balas. Los jugadores se sienten muy cómodos con este modelo y Ander Capa dijo en su momento que la «reconstrucción comienza desde atrás». Hasta dos pesos pesados como Iker Muniain e Iñigo Martínez han pedido públicamente la renovación del deriotarra. De lo que se trata ahora es de cargar con más dinamita el ataque rojiblanco, que echa de menos a Aduriz y delega la responsabilidad realizadora en Iñaki Williams. De hecho, es el máximo artillero de la plantilla con siete dianas y eso que lleva casi dos meses sin marcar, desde aquel doblete ante el Sevilla.

El segundo es Muniain (6) y el tercero Raúl García (4); estos tres hombres aportan casi el 70% de los tantos en la Liga, una competición en la que han participado un total de 25 futbolistas de campo. Solo otros cinco rojiblancos saben lo que es anotar: Aduriz (2), Nolaskoain (2), Yuri (1), De Marcos (1) y Susaeta (1).

Huelga decir que hace falta elaborar un poco más y enriquecer el fútbol de los bilbaínos. En San Mamés el equipo se muestra solvente –14 puntos sumados en seis partidos de la 'era Garitano' y solo un gol encajado–, mientras que fuera sus prestaciones bajan sensiblemente –ocho puntos y seis tantos recibidos en el mismo número de duelos–. Tal vez lo de Mestalla solo fue una mala tarde, al igual que la de Anoeta, y que tiene una respuesta sencilla e inmediata: ganar al Espanyol el viernes y seguir mirando hacia arriba. Y si es con goles, cuantos más mejor, la felicidad sería completa.