Ilustración Mikel Casal

Un Mallorca fiel al estilo Aguirre

A sus 65 años, el 'Vasco' cuenta con una plantilla fiel a sus ideas, donde la intensidad y el orden son innegociales

Jueves, 29 de febrero 2024

En un fútbol marcado por el estilo, por las tendencias, donde todo está medido y estudiado, la presencia de Javier Aguirre (1-12-1958, México) ... en los banquillos es la reivindicación de los entrenadores veteranos de toda la vida. El Vasco es un superviviente de otra época, donde todo era más pasional y menos metodológico, lo que no quiere decir que el méxicano no sea un estudioso de un deporte que le apasiona y que controla a la perfección después de una carrera como jugador que empezó en 1979 y que se prolonga en los banquillos desde 1996. Ha pasado mucho tiempo, pero Aguirre se las ha apañado para aprovechar sus oportunidades. Y ahora, con 65 años, ha pillado al vuelo la que el destino le tenía preparado en esta Copa del Rey. Ha devuelto al Mallorca a una final que no pisaba desde 2003 y tiene la oportunidad de ganar su primer título en España, después de caer en la final de Copa de 2005 con Osasuna. Sería un enorme regalo a un técnico que mantiene la capacidad para dar un toque de naturalidad a su profesión y a todo lo que rodea al fútbol. Frases como «un 'whiskyto', dos hielos y a dormir» después de lograr un éxito humanizan a un entrenador de raza.

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La de Palma es su sexta experiencia en España, un país que descubrió como jugador con Osasuna, con el que sólo disputó 13 partidos, pero que le abrió la puerta a convertirse en uno de los entrenadores con más partidos en Primera División. Suma 454 encuentros, es el 14º en el ranking histórico y es el quinto entre los técnicos en activo.

La propiedad estadounidense que lidera el extenista Andy Kohlberg se cruzó en el camino de Aguirre el 24 de marzo de 2022, tras la destitución de Luis García Plaza, con el equipo bermellón en zona de descenso. A menos de dos meses para el final de Liga, el Mallorca necesitaba una reactivación urgente y los dirigentes pensaron en un técnico con experiencia en la Liga, carácter y capacidad de motivar a una plantilla que se veía de regreso a Segunda. Y ahí apareció Javier Aguirre, que había sido cesado en el Monterrey un mes antes.

Aguirre acabó logrando la salvación en la última jornada al ganar a Osasuna por 0-2, y en la temporada 2022-23 llegó a los 50 puntos, quedándose a tan sólo tres de poder jugar competiciones europea. Este curso las cosas van más ajustadas en la Liga, pero el técnico tiene claro que el objetivo son los 42 puntos y de momento va por el buen camino, con 24 y seis por encima de la zona peligrosa.

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Pero lo que nadie esperaba es que con una plantilla diseñada para la permanencia, Aguirre hiciera historia para que el Mallorca juegue su cuarta final de Copa, 21 años después de que la ganara en 2003 pero con una plantilla muy diferente, con futbolistas del nivel de Eto'o, Pandiani, Ibagaza o Nadal y con Gregorio Manzano al frente.

«Si hace cinco o seis meses me dices que el Mallorca iba a estar en la final de la Copa del Rey, te digo que no te las crees ni tú», declaró en una entrevista en la Ser en la que se mostró en estado puro al asegurar que estaba «viendo 'La Isla de las Tentaciones' con mi mujer». Pero después de eliminar a un Girona que parecía imparable tras una exhibición táctica en Son Moix, el Mallorca también eliminó a la Real Sociedad en semifinales y estará en una final donde espera que sus futbolistas «disfruten».

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El pasado vizcaíno

También lo hará de esta oportunidad tardía el Vasco, apodado así porque sus padres nacieron en Bizkaia (su madre en Gernika y su padre en Ispaster), donde se casaron antes de viajar a México en 1950 en busca de una vida mejor. Allí nacieron él y sus cuatro hermanos (Aitor, Carmele, Jon y Andoni), pero Javier nunca ha olvidado sus orígenes y llamó a sus tres hijos Iker, Ander e Iñaki. Ahora, la Copa ha querido hacerle un guiño y emparejarle en la pelea por el título al Athletic.

Los rojiblancos se encontrarán en ese partido a un Mallorca muy representativo de ese estilo competitivo que siempre ha definido a los equipos de Aguirre. Frente a la Real Sociedad planteó un partido físico, intenso, donde sus futbolistas presionaron la salida del balón rival y donde efectuó marcajes individuales para anular la creatividad del centro del campo donostiarra. En Palma, Aguirre se ha encontrado con una plantilla fiel que sigue a rajatabla su libreto, que confía en él como el patrón que les debe guiar a la permanencia y el técnico ha descubierto un lugar donde puede trabajar tranquilo en su proyecto. «He realizado 35 mudanzas en 41 años», cuenta para reflejar la exigencia de la vida de los entrenadores.

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Por lo demás, Aguirre sigue viviendo los partidos con la misma intensidad que siempre. Arrollador en la banda, donde sus charlas con el cuarto árbitro son interminables, donde gesticula, se mueve e intenta jugar su papel para mantener la intensidad de sus futbolistas. Después, desconecta en casa junto a su mujer Sara, su pilar fundamental y a la que alude en muchas ocasiones en las ruedas de prensa, como aquella vez que dijo que no entrenaba en Arabia porque «cuando le dije 'vamos', me dijo 'te vas tú solo y te divorcias'».

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