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Si normalmente ya es un lío decidir dónde situar a familiares y amigos de los novios en los banquetes nupciales, nos podemos imaginar lo complejo que es organizar el palco para la final de Copa. Y más este año con el caso Rubiales todavía en el candelero, algo que a los responsables de protocolo de la Casa Real les habrá traído más de un dolor de cabeza al tener que juntar en un espacio tan reducido al Rey con representantes de un estamento deportivo bajo sospecha por presuntas corruptelas investigadas en la operación Brody.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha estado representada, casi a última hora, por el presidente de la territorial de Navarra, Rafael del Amo. El que también fuera vicepresidente de Rubiales, y desde este miércoles presidente de la Comisión Gestora de este organismo deportivo tras la dimisión de Pedro Rocha, ha rehusado sentarse al lado de Felipe VI, para evitar emborronar la foto de autoridades de la final. El resto de directivos de la RFEF permenecían situados varias filas más atrás. También se encontraba allí el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes. Y como invitado especial, el famoso tenista balear Rafa Nadal. A su lado se encontraban el periodista bilbaíno Carlos Sobera y el exjugador del Athletic y Mallorca Aritz Aduriz.
Felipe VI también estaba acompañado por cuatro miembros del Gobierno. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, se ha sentado a la derecha del monarca en sustitución del gran ausente: Pedro Sánchez. En el palco también se encontraban la ministra de Educación, Pilar Alegría, el ministro de Política Territorial, Víctor Torres y el ministro del Interior, el bilbaíno Fernando Grande-Marlaska. Alberto Feijóo también se sentó en el palco como líder del PP.
El popular Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía se situó a la izquierda del Rey. Una decisión salomónica que traerá cola. «Nunca un ministro ha estado por delante del presidente autonómico en ausencia del presidente del Gobierno central». Así de tajante se mostraba este sábado el Gobierno andaluz, que aseguraba que hasta el último momento se ha estado negociando pero el central no ha querido ceder.
Asimismo, los alcaldes de Bilbao, Juan María Aburto, y Palma, Jaime Martínez, ocuparon su sitio en un palco medido al milímetro con la precisión de un cirujano. Estaban presentes también el primer edil de la capital hispalense, José Luis Sanz y el presidente de la Diputación de Sevilla, el socialista Javier Fernández. El Athletic y el Mallorca tenían reservadas 20 butacas de las 150 previstas en este lugar de honor que es mucho más reducido que en otros estadios como el Bernabéu con 367 y 194 el Metropolitano. Incluso San Mamés tiene más asientos con 192.
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