Los parones en Liga, provocados principalmente por las fechas internacionales, generan un debate recurrente. Si bien las selecciones son una parte importante del fútbol, la ... interrupción de la temporada de clubes puede tener consecuencias significativas tanto en la preparación de los equipos como en el rendimiento de los jugadores.
Para los entrenadores, el parón supone un contratiempo en la planificación y en el ritmo de trabajo del equipo. Un club que ha encontrado una racha de buenos resultados puede ver cómo se corta de golpe su inercia, obligando a los técnicos a reajustar sus planes de entrenamiento y a replantearse cómo mantener al equipo físicamente en forma y mentalmente preparado durante el parón.
Además, los equipos que cuentan con jugadores internacionales se enfrentan a un doble reto: no solo pierden a estos futbolistas durante las ventanas, sino que también los recuperan en condiciones inciertas, tanto a nivel físico como mental. Lesiones, viajes largos, diferencias horarias y desgaste emocional pueden afectar a su rendimiento cuando vuelvan a la competición de clubes. Uno de los mayores temores de los entrenadores durante estas pausas es el riesgo de lesiones. Los jugadores que participan en compromisos internacionales suelen tener menos tiempo de descanso. A su regreso, algunos vuelven fatigados o, en el peor de los casos, lesionados.
Pero no todo es negativo. Algunos equipos, especialmente aquellos que atraviesan una mala racha, pueden ver en estos parones una oportunidad para resetear y corregir errores. Un descanso forzado les permite rearmar tácticamente el equipo, mejorar el estado físico de los jugadores que no han sido convocados y recuperar lesionados. En los últimos años, la creación de nuevas competiciones internacionales y el aumento del número de partidos en otras hace que los jugadores se vean obligados en algunos casos a jugar más de 70 partidos al año.
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