Una obra de arte para sellar el cuarto puesto
El Athletic mantiene la cuarta plaza que le da un puesto para la Supercopa tras ganar en Mestalla con un gol antológico de Berenguer
A lo grande, con una mentalidad perfecta y un gol antológico de Berenguer, el Athletic selló en Mestalla su cuarto puesto, que le clasifica también ... para la Supercopa. Llevaban varios meses los rojiblancos defendiendo esa posición de privilegio, soportando con entereza la persecución de dos rivales tan duros como el Villarreal y el Betis, y no querían perderla a última hora. Este domingo sabían que para asegurarla necesitaban ganar al airoso Valencia de Corberán –no podían fiarse de una ayuda del Barça ante el Villarreal, como quedó demostrado– y se fueron a por la victoria con la determinación absoluta que vienen mostrando a lo largo de la temporada.
Valencia
Mamardashvili; Mosquera, Diakhaby (Aarons, m.82), Tárrega, Gayà; Javi Guerra, Barrenechea; Luis Rioja, Almeida (H. Duro, m.74), D. López (Iván J., m.56); y Sadiq (Rafa Mir, m.74).
0
-
1
Athletic
Simón; Lekue, Vivián, Paredes, Yuri; Galarreta (Galarreta, m.75), Prados (Vesga, m.75); Adama (Iñaki Williams, m.64), Berenguer, Sancet (Unai G., m.64); y Guruzeta (Maroan, m.82).
-
Gol: 1-0. M. 71. Berenguer.
-
Incidencias: 45.641 espectadores en Mestalla.
-
Ärbitro: Muñiz Ruiz (Galicia).
El carácter del Athletic es un espectáculo en sí mismo. Por momentos, y más ahora que los jugadores sufren los achaques inevitables del desgaste, llega a ser emocionante. La presión que ejercieron ayer en el tramo final del que era su partido número 54 fue memorable. Uno imagina a los hinchas del Valencia y a los propios jugadores ches impresionados por la voracidad con la que les acometían sus rivales, sobre todo en la segunda parte. Era recibir un balón y encontrarse con un tipo que te mordía. Y si le esquivabas te encontrabas de inmediato con otro con las mismas malas intenciones. Aquello era un infierno para los valencianistas, una jungla vietnamita con rojiblancos saliendo con machetes de la espesura.
Esta actitud tuvo el premio que merecía el equipo de Valverde en su pelea por la cuarta plaza: defender su ventaja con tranquilidad, sin pasar ningún apuro, volviendo a mantener por quinto partido consecutivo su portería a cero. La manera en la que el Athletic desactiva a su rivales y protege su portería es algo que merecerá un largo análisis cuan do termine esta temporada. Y es que nunca se ha visto un Athletic tan impermeable. Hablamos de dos goles encajados en las últimas diez jornadas, cuando más pesa el calendario. Es brutal. Al Valencia de Corberán, que estaba en racha y todavía tenía ilusiones para entrar en Europa, los leones sólo les permitieron crear dos oportunidades, una de Rioja en el minuto 10 y otra de Diakhaby en el 45, ambas bien resueltas por un Unai Simón impecable. En la segunda parte, y descontando un par de salidas fuera del área para despejar con el pie, el portero rojiblanco vivió con una tranquilidad que para sí la quisiera el maestro de yoga de un atolón de las Maldivas. Fue algo muy pocas veces visto en Mestalla, un estadio complicado donde siempre puedes tener un susto con algún un petardo.
Toma y daca
Aunque los dos equipos se jugaban cosas importantes, también era cierto que ambos habían cumplido ya con sus principales objetivos, el Athletic alcanzar la Champions y el Valencia una salvación más que holgada tras una segunda vuelta impecable. Esta tranquilidad de espíritu que compartían los pupilos de Valverde y Corberán se notó en el arranque del choque. Los dos quisieron jugar sus armas, que en el fondo se parecían bastante, y el partido se convirtió en un toma y daca de alta intensidad, bastante igualado. Abundaban las imprecisiones, sobre todo en los pases de los defensas cuando sacaban el balón por dentro, donde había mucho tráfico, y las jugadas de ataque se acababan embarullando. Aún así, el partido era entretenido. En el caso de los rojiblancos, incomparablemente más que sus cuatro anteriores de Liga, que fueron una oda a la hormigonera.
El Athletic pudo adelantarse en el minuto 5 en una buena ocasión de Sancet, al que se le desvió uno de esos remates que no suele fallar. La jugada había arrancado en una combinación entre Berchiche y Adama Boiro, que ejerció de interior izquierda, A Valverde le gustó su actuación en la última media hora ante el Getafe y decidió que repitiera. Esta vez con menos éxito, la verdad. Como también repitió con Guruzeta, otro de los destacados del jueves, y volvió a confiar en Lekue como lateral derecho. Los Williams volvían a estar ausentes y eso siempre se hace raro, pero el once el Athletic no sólo era reconocible, sino una garantía a la hora de competir. Las mejores ocasiones de la primera parte fueron de los visitantes, dos en las botas de Sancet, que no tuvo una buena tarde, y otra de Guruzeta con una preciosa espuela que se fue por poco en el minuto 28. El delantero donostiarra tuvo otras dos ocasiones claras en la segunda parte, que el Athletic dominó por completo, con una autoridad impresionante, pero en ambas tiró al muñeco. Ya saben, uno muy grande y muy bueno llamado Mamardhasvily, que ayer se despidió del Valencia para marcharse al Liverpool.
El gran portero georgiano, sin embargo, nada pudo hacer en el minuto 71 cuando Berenguer firmó uno de los mejores goles del Athletic de los últimos años. El navarro tiró hacia dentro y buscó una posición para disparar con la derecha a pierna cambiada en dirección al palo largo. Era la típica jugada, aunque en la otra banda, que tantas veces hacía Messi y ahora firma con tanto éxito Lamine Yamal. Pues bien, a Berenguer le salió igual de bien o mejor. Fue el suyo un golpeo perfecto a la escuadra, uno de esos golazos que tardan un segundo en lamentarse o celebrarse: el que se necesita para salir del asombro que provocan. Bien mirado, se puede decir que fue un acto de justicia poética que el Athletic sellara el cuarto puesto con una obra de arte así.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.