George Dowell posa en las inmediaciones del Palacio Euslkalduna. Jordi Alemany

La nueva vida de George Dowell, el futbolista al que un accidente de tráfico dejó en silla de ruedas

Su sueño se esfumó sin darse cuenta. Una lesión medular completa le dejó paralizado de pecho hacia abajo

Fernando Romero

Lunes, 13 de octubre 2025, 00:54

El mundo de deporte está salpicado por un buen ramillete de historias de superación personal. Pero quizá pocas sean como la de George Dowell, que ... recibe a este periódico en un céntrico hotel bilbaíno con sonrisa tímida, pero tremenda convicción y calidez en sus palabras. Él era un niño apasionado del fútbol, en Worthing, muy cerca de Brighton. «Obsesionado», matiza. Desde muy pequeño ya demostró buenas maneras con el balón en los pies. Su sueño, como el de muchos niños a su edad, era poder ser futbolista profesional.

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Ahí comienza su inspiradora y sorprendente historia, que servirá para poner fin a la XIII edición del Thinking Football Film Festival, organizado por la Fundación Athletic, con la proyección del film-documental 'The club that George built', a las ocho de la tarde en la Sala BBK, con entrada libre. «En cuanto me propusieron venir al festival, no lo dudé. No podía esperar a estar aquí ni rechazar la invitación, es un orgullo», asegura.

Con 17 años, en abril de 2010, tras un entrenamiento, sufrió un grave accidente de coche junto a varios de sus compañeros. Su sueño se esfumó sin darse cuenta. Una lesión medular completa le dejó en silla de ruedas, paralizado de pecho hacia abajo. No volvería a andar. Una dura realidad difícil de aceptar para un adolescente.

Pasó diez meses en el hospital y con fisioterapeutas, entendiendo su cuerpo, lo que podía hacer y lo que no. También dos años prácticamente encerrado en su casa. Jugando, cómo no, a videojuegos de fútbol. Su vida había cambiado por completo, llena de repente de miedos e inseguridades propias y ajenas. También temía ver la reacción de los demás. Los silencios incómodos. «La vida sin fútbol no tiene sentido», se decía. «Fue muy duro, me sentía mal, deprimido. Todo lo que había hecho hasta ese momento había quedado atrás. Yo era futbolista».

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Y fue precisamente el fútbol el que le ayudó a salir adelante. Junto a un grupo de amigos, fundó un pequeño equipo en su barrio. Fue una de sus primeras grandes decisiones para lograr salir de su encierro, a liberarse. Fue «un reseteo, una forma de reiniciar mi vida después de dos años sin hacer nada» que le devolvió la ilusión. Seguía siendo el mismo chico de siempre, pero ahora sentado en una silla de ruedas.

Un cambio decisivo

Su sueño de llegar a jugar en la Premier League ya era imposible. Pero no el de tener una exitosa carrera en el mundo del fútbol. Con el dinero recibido como indemnización por su accidente, tenía pensado construir un campo de fútbol para la comunidad y un 'sports bar' donde ver partidos en directo. Le faltaba el dónde. La oportunidad surgió unos meses más tarde, en 2015, cuando leyó en el periódico local que el Worthing FC, el club en el que dio sus primeros pasos, tenía graves problemas económicos. Una deuda de 300.000 euros que ponía en jaque su continuidad.

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George no dudó ni un instante. Se reunió con el club y expuso sus ideas. «No tenían mucha más opción», bromea. «Todo el mundo me decía que era una locura. Tuve largas conversaciones con mi familia, porque ellos creían que debían estar siempre cuidándome. Pero se dieron cuenta de que era mi pasión, una vía de escape y una forma de mantenerme ocupado», recuerda Dowell.

Tras llegar a un acuerdo con 22 años, se convirtió en propietario del Worthing FC. Con su dinero renovó el terreno de juego, el bar y comenzó una historia de la que ahora se cumplen diez años. Quince desde aquella noche que le cambió la vida. El club de su vida ha crecido y protagonizado sus mejores momentos desde su fundación en 1886. «Yo no salvé al club, el club me salvó a mí», dice con orgullo. «Fue una tabla de salvación para mí, era el sitio donde quería estar. Yo no sería el hombre que soy ahora sin el club y viceversa».

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Su vida personal

La historia de George Dowell va más allá del Worthing FC. Postrado en su silla de ruedas, su gran miedo era si podría tener una vida normal, tener pareja o hijos. Indudablemente sí. Conoció a Jessikah, sonriente y atenta a su lado mientras concede esta entrevista. Juntos han protagonizado también multitud de vídeos en redes sociales en los que detallan cómo es su día a día, sus trucos y experiencias personales, buscando ayudar a quienes puedan estar en una situación como la suya.

«Es algo que habría deseado encontrar cuando salí del hospital», reconoce. «No había casi información. Yo lo que intento es mostrar que la pasión está por encima de todo y que es la mejor forma de conseguir las cosas. Quiero lanzar mensajes positivos porque cada día hay personas que caen en esta situación», detalla. Esa labor de difusión y concienciación le sirvió para ser condecorado en 2023 con la medalla de la Orden del Imperio Británico.

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«Se pueden conseguir grandes cosas después de un gran revés. La vida no se termina, solo es diferente. Yo he conseguido muchas más cosas que las que pude imaginar antes de mi accidente. Ese es el mensaje de la película», lanza George Dowell. «Aunque tengas una tragedia, no es el fin. Eso lo es solo la muerte. Siempre se puede trabajar en algo y construir algo», remarca.

«Me gusta mucho pensar en el camino recorrido en todo este tiempo, mirar atrás y ver los logros que hemos conseguido en todos estos años, tanto en el club como en la familia. Pero también hay que tener cuidado con mirar atrás. Lo importante es siempre lo que está por venir», destaca a modo de despedida.

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