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Querido Yeray: Tomo prestado el título de un viejo maestro, mi recordado José María Mújica, para encabezar estas líneas. No aspiro a que las leas. ... Eso, en el fondo, es lo de menos. Pero necesito escribirlas, sacármelas literalmente de dentro, para transmitirte toda nuestra fuerza, para exortizar a los demonios, para darnos calor. El Athletic es una familia y este es el momento de demostrarlo. Comprender es el primer paso. Vivir, el segundo. Este último remate del año estaba destinado a ser una suerte de resumen de doce meses en rojo y blanco, con la vista puesta en un 2017 plagado de desafíos por afrontar. Entre lo más destacado del año que se nos va, había subrayado tu exitosa irrupción en el primer equipo. Junto a la de un Kepa estelar, llamado a grandes cosas, apareciste tú, con un perfil más bajo, pero con una serenidad y una personalidad abrumadoras. Nada mejor para un seguidor del Athletic que asistir a la aparición de un joven león. Sencillo, callado, noble y valiente. Ese eres tú. Te has ganado un lugar en el corazón de la familia rojiblanca. Llegaste sin hacer ruido, casi de puntillas, sí. Pero venías para quedarte. La sensación quedó suspendida en el aire de una noche aciaga en lo colectivo en un pequeño campo de la Emilia Romagna italiana. Frente al Sassuolo fuiste una luz entre las sombras. Aquella noche se había perdido un partido. Pero se había ganado algo mucho más importante. Un león. Hoy, conmocionados por la noticia de tu enfermedad, eres más, mucho más, que la revelación del año que se nos va. Eres la esperanza del futuro que nos aguarda. El faro que nos guiará. A partir de hoy, somos Yeray y diez más. Entendida, asumida e interiorizada la noticia, entramos, todos juntos, en la segunda fase. Vivir, luchar, vencer. Un genio del siglo XX, Charles Chaplin, dijo que la vida es maravillosa si no se le tiene miedo.
El Athletic y Yeray, tanto monta, monta tanto, ya tienen (tenemos) un gran objetivo por el que pelear en el año nuevo. Hoy eres el jugador con más seguidores del mundo. O, al menos, el que cuenta con los mejores. No es hora de lamentaciones ni de cuestionarnos nada. Es hora de arrimar el hombro y, prietas las filas, encarar este partido. El que ha tocado jugar. No hay mayor grandeza humana que vencerse a uno mismo. Pues a por ello. Otros muchos lo han logrado antes. Robben, Penev, Molina, Markel IrizarHace años tuve el placer de trabar amistad, a través de mi querido Kiko, con German Burgos. El Mono, genial arquero de River, todo un personaje, es hoy un hombre feliz y más sabio tras pasar por un trance semejante. Miedos fuera. Vuelvo a Chaplin y a otro icono del siglo pasado, Mahatma Gandhi, que afirmó que es un gran privilegio vivir una vida difícil. Tú saldrás de esto más fuerte, más maduro, más sabio. No lo necesitabas, ya lo sé. Tampoco lo merecías. No es justo. De hecho, es una putada. Pero la vida nos reserva, detrás de cualquier esquina, en el momento más inoportuno, cuando nadie se lo espera, las más duras pruebas. Alguien dijo que la ventaja de ser joven es que, si tuviéramos que hacerlo todo otra vez, aun nos quedaría tiempo. A ti te sobra. Has ascendido a la cima de tu profesión escribiendo renglones rectos y firmes. Ahora te toca escalar esta montaña que te ha planteado el destino.
La voluntad se templa con el dolor y la tuya es de hierro. Además llevas contigo una gigantesca botella de oxígeno. La vamos a portar entre todos y todas. Los tuyos, los que te conocen, te aman y sufren estos días, y nosotros, la gran familia rojiblanca. El corazón es el único instrumento que, aun destrozado, sigue trabajando. El del Athletic, golpeado en 2016 por demasiados disgustos en el plano emocional, late ahora con fuerza renovada, consciente de que hay finales mucho más importantes que las que estaban marcadas a rojo en el calendario allá por agosto. Esta es una de ellas. Esta ES la final, Y la vamos, la vas, a ganar. Urte berri león, Yeray querido. 2017 puede ser, debe ser, al final, un gran año. Aurrera.
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