Tragedias en once metros
El Athletic no es amigo de resolver las eliminatorias en los penaltis, sobre todo si hay equipos sevillanos enfrente. Incluso Iribar sucumbió ante el Betis en la que considera «la peor noche» de su carrera
Silvia Cantera
Viernes, 15 de abril 2016, 14:01
El tiempo parece que se detiene. Después de 90 intensos minutos y de una prórroga sin goles, llega la temida tanda de penaltis. La tensión aumenta de forma exponencial cuando el contador vuelve a ponerse a cero. Nada de lo que se ha hecho anteriormente importa ya. Deciden los once metros. Cara o cruz. Y, por desgracia, al Athletic no le acompaña la fortuna en ocasiones como esta. Caer ante el Sevilla tras un partido ejemplar fue especialmente doloroso. Cruel destino tras plantarle cara al vigente campeón de la Europa League. Una eliminación con sabor a 'déjà vu', en la que un conjunto de la capital andaluza fue el verdugo de los rojiblancos.
Beñat era la viva imagen de la desolación. Fue el único que erró en su lanzamiento, que acabó en las manos de David Soria. El Sevilla no desaprovechó esta oportunidad y mandó a casa a los leones. Pero además de la eliminación de la Europa League, a la afición rojiblanca también le dolió tener la sensación de que no era la primera vez que ocurría. El destino ya había hecho de las suyas en otras ocasiones. Mientras ambos equipos decidían quiénes serían los lanzadores, miles de aficionados rojiblancos recordaron algunas de las tandas de penaltis más amargas.
La más reciente es la de semifinales de Copa ante el Betis en 2005. Tras dar la cara tanto en la ida como en la vuelta, el pase a la final se decidió desde los once metros. Atrás quedaban 210 minutos sin goles. En aquella ocasión estaban Iñaki Lafuente y Toni Doblas bajo palos. Asier Del Horno falló el primer penalti. Por suerte, el segundo lanzamiento de los andaluces tampoco fue acertado. Oliveira mandó el balón a las nubes y devolvió la igualdad a la eliminatoria. Sin embargo, Doblas, en estado de gracia, adivinó la dirección del lanzamiento de Santi Ezquerro y amargó la noche a los leones. Tendidos en el terreno de juego, entre lágrimas, no había consuelo para los bilbaínos. Ni para la plantilla ni para los aficionados, que vieron cómo se esfumaban las posibilidades de alcanzar una final que podría haberles dado su primer título en dos décadas.
Tan duras pueden llegar a ser las tandas de penaltis que el propio José Ángel Iribar recuerda una de ellas como «la peor noche» de su carrera. En una lucha en la que cada equipo tuvo que hacer diez lanzamientos, la agonía se prolongó durante casi 20 minutos. En aquella ocasión volvió a ser ante el Betis, aunque hay que remontarse hasta 1977. Cada chut era un motivo más para sufrir. Con el recientemente fallecido Rafa Iriondo como testigo -era el técnico del Betis-, el terreno de juego estaba lleno de reporteros gráficos que buscaban cualquier reacción de los protagonistas del duelo. En una de las luchas desde los once metros más emocionantes que recuerda la familia rojiblanca, hizo falta hasta repetir uno de los tiros. Txetxu Rojo se quejó de que Esnaola se había tirado antes de tiempo. El árbitro le dio la razón y se repitió. Esta vez no falló.
Iribar consiguió parar un par de disparos, pero lo peor estaba por llegar. Fue el encargado de tirar el décimo, que lo detuvo Esnaola. No había consuelo para el Chopo, que aún hoy tendrá marcado aquel instante en su retina. El Athletic se despidió así de la Copaen una final que mantuvo la emoción hasta el último instante en el Vicente Calderón.
Adiós también a la Copa de la Reina
No solo el equipo masculino se ha visto claramente perjudicado desde los once metros. Pese a haber sido capaz de encadenar tres títulos ligueros de forma consecutiva, al Athletic femenino se le sigue resistiendo la Copa de la Reina. Con un empate a uno en el marcador, la final de 2014 tuvo que decidirse en los penaltis. Frente a ellas tenían al Barcelona, su bestia negra y la que les había amargado la fiesta en más de una ocasión. Viejas conocidas. No estaban dispuestas a desaprovechar su oportunidad, aunque una vez más sus ilusiones se esfumaron al final del partido. Aún hoy, la Copa sigue siendo su trofeo maldito.
Minutos antes de que el árbitro anunciase el final de la prórroga en Ceuta, Iraia Iturregi se retiró lesionada. Mal augurio teniendo en cuenta que la capitana solía ser la encargada de lanzar las penas máximas. La mala fortuna quiso que el partido acabase con Irene Paredes llorando sin consuelo. La defensa rojiblanca, una de las jugadoras más destacadas durante todo el encuentro, no pudo batir a Rafols. Y una vez más la misma sensación: los penaltis son crueles y caprichosos con el Athletic.