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Beñat conduce el balón perseguido por Pedro León.

Beñat afina y empieza a dirigir la orquesta

El centrocampista se muestra sólido en la dirección del equipo, participa en el primer gol rojiblanco y acaba con un 91% de efectividad en los pases

robert basic

Domingo, 13 de septiembre 2015, 23:15

A Beñat le ha costado un mundo reconocerse en el espejo. Todavía la imagen no está del todo definida, pero desde luego empieza a aclararse y parecerse al futbolista que no hace tanto sedujo con su fútbol y recibió la llamada de la selección. Después de muchas idas y venidas por fin juega en su posición y ya puede olvidarse de la media punta, que tantos quebraderos de cabeza le dio en el pasado y restó efectividad a su juego. Ahora hay un chico nuevo en la oficina que hará ese trabajo, mientras que él tratará de crear desde una posición más retrasada y conectar con la gente que tiene alrededor y por delante. El centrocampista gobernó ayer con solvencia la sala de máquinas y, salvo algunos errores puntuales, completó un buen encuentro.

Es verdad que el centro del campo del Getafe no le puso en muchas dificultades, inconsistente y poroso, pero Beñat mostró detalles de su clase y distribuyó el juego con bastante fluidez. Se nota que está a gusto con el balón en los pies y que prefiere moverlo que buscarlo. Siempre ha sido claro cuando se le ha preguntado por el puesto en el que quiere estar. «Donde mejor me siento es atrás y allí es donde puedo hacer lo que sé», decía en una de las últimas entrevistas con este periódico. Pero entonces las necesidades eran otras y el de Igorre tuvo que desenvolverse como mediapunta y, como él mismo admitió, «no estaba acostumbrado a hacerlo». Aquello pertenece al pasado y el presente es mucho más amable con Beñat, que agradece su ubicación actual y ofrece un rendimiento bastante más acorde con su potencial.

No puede decirse que el conjunto azulón fue precisamente un muro, pero el centrocampista rojiblanco dirigió al equipo con soltura y participó en el primer gol del Athletic. Sacó el córner con una sutil rosca y localizó a Aduriz, quien aprovechó la salida a por las uvas de Guaita para poner el 1-0 en el marcador. A partir de ahí, Beñat se mostró convincente en la distribución y construcción del fútbol y trabajó sin descanso hasta que fue sustituido por Mikel Rico en la recta final del encuentro. Cometió unos cuantos errores en la entrega que pudo evitar, pero su actuación estaba basada en la solidez y buen criterio.

Nueve partidos

El jugador de Igorre se marchó al banquillo entre aplausos y con unos números que refuerzan su concurso. Hizo una asistencia de gol, recuperó once balones, perdió otros tantos, recibió tres faltas y completó un total de 55 pases con una efectividad del 91%. Todavía quedan cosas por mejorar, pero es evidente que va por buen camino y que, de momento, responde físicamente.

Tanto es así que ha participado en los nueve partidos oficiales para un total de 730 minutos de los 810 posibles. Solo se quedó en el banquillo en Zilina, como casi todos los titulares, y aun así salió en la segunda parte pero no pudo impedir la remontada de los locales. A Valverde le gusta como está ahora, y él lo sabe. El reto es mantenerse.

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