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La ría del Nervión se convirtió el jueves en el mayor espectáculo acuático del mundo. Los aficionados colapsaron las márgenes para presenciar el paso de la gabarra y su comitiva de barcos de compañía, más que en la campaña del verdel. Para los turistas, debió ... de ser un ejemplo extrasensorial de festividad deportiva. Un fenómeno magnético para televisiones y medios digitales.
«En Madrid tenemos la Cibeles, pero somos más tranquilos. Me han dicho que aquí está la orilla abarrotada en 15 kilómetros. Y que todos vayan con la camiseta es devoción. No lo ves en el resto de Europa», opina Martín Fuentes, un madrileño de paso por Bilbao. Martín ha viajado mucho a Estados Unidos y dice que vestir el nombre del equipo de fútbol americano «es un honor», pero «no verás a tantos miles juntos».
«Lloré toda la tarde y eso que no soy hincha ni vine a Bilbao. Me quedé en casa, pegado a la pantalla. A la gente se le notaba una emoción sincera», señala el portugalujo Roberto Muñoz. Su mujer, María, ironiza: «Cenamos tarde». Ella es cántabra y nunca había comprendido que los vizcaínos busquen cual movimiento telúrico bares en Noja o Laredo donde poder ver por televisión un partido del Athletic. O que vistan su camiseta en Potes, allí, en el mismo centro de Liébana, donde el león perdió la boina, como si no tuvieran bastante con San Mamés y pidieran el amparo de Santo Toribio. Sin embargo, ahora es consciente de tamaña falta de comprensión sobre el éxtasis rojiblanco. No es impostado. Di ¡Athleeeeetic! y nunca te faltará un pote sincero en la villa de Don Diego. «Me emocionaron las caras de alegría de los peques. Es muy grande que un equipo consiga ilusionar a un niño».
La UEFA premió en la temporada 2021-22 al club como el mejor de Europa en fútbol base por su trabajo desde la categoría alevín. Fermín García, profesor de Barakaldo, predice que la erupción actual «alumbrará una nueva generación de jugadores en el futuro que dirán 'yo vi la gabarra de 2024'». Es la 'gabarramanía'. En vigor desde 1984. Aunque de forma intermitente, como se sabe. Un tertuliano contaba en la radio cómo su sobrina había volado de improviso desde Denver para presenciar la subida con su familia baracaldesa, que se quedó paralizada (gratamente) al ver quién llamaba al timbre. Preguntado por su estadio preferido, el defensa del Real Madrid Rüdiger exclamó sin dudar: «San Mamés. Un ambiente increíble». Alañe García, de Getxo, lo corrobora: «Esto es más fuerte que Eurovisión».
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