El año maravilloso de Enric Gallego
Al delantero catalán del Huesca, un ejemplo de sacrificio, se le han abierto las puertas de la Primera División siendo ya un veterano
Enric Gallego conversa desde Huesca como si tratara de restar importancia a su trayectoria, a ese 2018 inolvidable que le llevó a abrir a los ... 32 años y con la llegada del mercado de invierno las puertas de Primera División. Quizá por eso, porque su gran oportunidad le ha llegado en su madurez como futbolista, el delantero catalán del Huesca se lo toma con la normalidad de quien ha pasado por todas las etapas posibles en su empeño por llegar a la élite. Así que al ser cuestionado sobre si esperaba que llegara a estas alturas la gran oportunidad de debutar en la élite del fútbol español, Gallego se limita a responder que «estoy donde me ha llevado mi trabajo y mi sacrificio, el estar siempre trabajando por seguir creciendo». Nada de ilusiones o de proyectos en el aire. El todavía pichichi de Segunda tiene los pies en el suelo y se acuerda perfectamente de donde estaba hace un año en las mismas fechas. «En el Extremadura en Segunda B. Estaba lesionado pero iba a reaparecer ya contra el Granada B, jugué al final -siete minutos-», rememora sin vacilar.
La referencia sirve perfectamente para ubicar el salto que ha pegado el futbolista de Barcelona, que en un año ha pasado de estar preparando el encuentro para medirse al filial del Granada a hacerlo para enfrentarse al Athletic en El Alcoraz. «La verdad que las cosas han cambiado y estoy muy contento de todo lo que esta pasando. Ha sido un 2018 muy bueno tanto en lo personal como en lo profesional, estoy feliz y espero que este año sea al menos tan bueno, porque todavía queda mucho camino por delante».
Porque el delantero de Martorell (1986) se encuentra en el mejor momento de su carrera deportiva, que ha vivido momentos de mucha dificultad hasta que se cruzaron en su vida dos equipos que comparten camiseta azulgrana y mercado de invierno. Primero fue el Extremadura quien apostó por él en enero de 2018, cuando abonó 200.000 euros al Cornellá para convertirle en su delantero referencia y futbolista fundamental en el salto del club de Almendralejo a Segunda División. Y en enero de 2019 ha aparecido el Huesca, en la misma época y con el mismo objetivo. A cambio de poco más de un millón, ha apostado fuerte por un 'nueve', algo que le había faltado al conjunto oscense en toda la primera vuelta y que le había penalizado muchísimo en cuanto a goles y resultados.
Comienzos, cambios, premio
Lo curioso del caso es que hasta la llegada del Extremadura, ya entrado en la treintena, Gallego nunca había jugado en un club fuera de Cataluña. «Las ofertas no me compensaban. Aunque desde hace años mi trabajo es el fútbol, me tenía que compensar salir fuera tanto a nivel económico como por proyecto, porque mi mujer trabajaba y había que mover a la familia. Y esa oferta no había llegado nunca hasta que apareció el Extremadura, que fue la que me motivó salir de Cornellá», explica el delantero del Huesca.
Y es que el currículum de Gallego es sorprendente. Empezó jugando en el equipo de su barrio, el Buen Pastor, y tras pasar por las canteras de la Gramanet y del Badalona volvió a su casa. En un partido de juveniles y tras una tangana entre equipos sufrió una severa sanción -les expulsaron de la liga- que le llevó a desmotivarse y a estar dos temporadas sin jugar. Cuando volvió tenía ya 20 años y se divertía en el equipo de su barrio, en Segunda Regional catalana. Ya entonces estaba más preocupado en trabajar para ganarse la vida que en el fútbol. Después fichó por el Alzamora y su primer club de cierto nivel fue el Premiá, de Tercera División.
Por esa época, Gallego trabajaba de camionero y repartidor y se pasaba buena parte del día al volante. También ha sido instalador de aires acondicionados, obrero de la construcción y gestor de bicis de alquiler. Solo cuando cumplió 27 años, el delantero de Martorell apostó por el fútbol, cuando fichó por el Badalona (Segunda B). Después llegaron Olot y Cornellá, el club donde Gallego cambió, donde empezó a crecer y creer como futbolista y donde se le abrieron las oportunidades. «Ha sido cuestión de perseverar. No ha sido fácil, pero nunca he bajado los brazos. Siempre he afrontado mis proyectos con la misma ilusión y ahora he logrado llegar aquí», dice con modestia.
Pero claro, debutar en Primera a su edad no tiene nada que ver con un joven al que los focos mediáticos le pueden despistar. «No, eso no me afecta. Tampoco en Segunda B cuando era Pichichi, ni en Segunda siendo debutante. Tengo los pies en el suelo y sé en todo momento lo que quiero», afirma Gallego, quien admite que «ahora todo es mucho más bonito, más profesional, pero hay que ser realista porque se trata de jugar y lograr el reto que es la permanencia con el Huesca, y me dejaré el alma para lograrlo».
Si se echa la mirada atrás y se analizan las declaraciones sobre el delantero de Martorell, en todos los clubes por los que ha pasado hay una constante, la admiración por su dedicación. «Eso va con cada jugador. Donde he estado he intentado dejar huella. He dejado muchas amistades, pero es por mi forma de ser y mi forma de jugar. Lo primero es el trabajar para el equipo y eso a la gente le llega».
Poco ha tardado en conseguirlo en Huesca, donde tras el 4-0 al Valladolid el público le ovacionó al ser cambiado y coreó su nombre. «Fue muy bonito. También he tenido la suerte de vivirlo en Almendralejo muchas veces, pero vivirlo en Primera es una cosa que me llevo para mi para siempre», admite Gallego, que no quiere que esta etapa se acabe. Quiere seguir creciendo y buscar nuevos retos, porque nunca es tarde.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión