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«¡Ya hemos llegado! ¡Ya estamos! ¡Ya estamos!». Ayer aparcó en Sevilla el autobús inglés de los años 70 más rojiblanco, un santuario del Athletic ... sobre cuatro ruedas para llegar hasta la final de Copa. José Abascal, 'Mutato'; 'Txutxi' y David llegaron este jueves a la capital hispalense tras tres días de viaje, que comenzó el pasado martes en Lezama. Un viaje lleno de anécdotas... Y de percances, como la avería que sufrieron a la altura de Plasencia. Todo quedó en un susto y ya están listos para disfrutar de la histórica cita. «Gracias a todos por el apoyo, las muestras de cariño. Y cada persona que nos ha pitado por el camino, no sabéis lo que nos habéis ayudado», agradecían llegando a su destino: el parking de autobuses muy próximo a la 'fan zone'.
Hoy EL CORREO se ha subido a este autocar mágico y ha charlado con dos de sus protagonistas, José Abascal y 'Mutato', el socio acérrimo del Athletic por el que, en parte, se ha hecho esta locura. Cuentan a este periódico que el viaje ha sido «una experiencia de vida» y José lo asimila a un París-Dakar pero con Bilbao y Sevilla como puntos de partida y destino.
La cuadrilla agradece «la generosidad de la gente» que les han invitado a comer. «'El Txoko' es un lugar de ambiente, de la Copa y del Athletic», resumen a EL CORREO.
El sentimiento por el Athletic se hizo palpable desde que el autobús finalizó la ruta de la Plata y entró en el casco urbano de Sevilla. Abascal no podía disimular los nervios cuando se acercaban a la zona de la Athletic Hiria. Por la ventanilla asomaba la Torre Sevilla. «Es apasionante, los nervios están a flor de piel», confesaba «emocionado» al conseguir «un reto bonito». Estos cuatro amigos ya han cumplido sus deberes, ahora toca esperar a que el Athletic le dé esta esperada alegría: «Esto es el comienzo de todo. ¡Vamos a por la Copa!».
Ha sido una aventura cocinada a fuego lento. No quedaba otra para disfrutar al volante de esta joya automovilística. No supera los 70 kilómetros por hora. ¿La ventaja? Que su amplio espacio interior se ha convertido en un hotel (camas y equipo de música incluidos) y les ha dado la libertad de viajar rumbo a la Copa sin itinerarios ni ataduras. Su gran miedo era que no aguantase tanto tute en carretera. Es recorrerse prácticamente el país de arriba a abajo. Más de 900 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta.
Hubo un pequeño susto. Una avería a la altura de Plasencia que pudieron solventarla con su buena mano en el arte de la mecánica. «Es una locura... es de esos viajes que haces después de un 'a qué no hay huevos'», reconocían antes de emprender el viaje a Sevilla en un autobús que, antes de repararlo con sus propios medios y tiempo, «entraba agua» y «había que arreglarlo».
Todos se han volcado para darle una segunda vida a este coqueto autobús inglés. Se trata de un vehículo de dos plantas lleno de simbolismo athleticzale. El escudo, el león, Mr Pentland , Valverde... Acompañados de alguna que otra frase motivadora y 'El Txoko', el apodo con el que se refieren de forma cariñosa a su casa sobre ruedas en Sevilla.
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