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Francisco Javier Hidalgo 'Son' posa este martes en el estadio del Ludogorts. Javier Ortiz de Lazcano

El lateral del Ludogorets que pasó por el Barakaldo: «Maduré en ese club humilde»

El lateral derecho del Ludogorets 'Son', cuya novia juega de delantera en el Betis, evoca su paso por el club fabril como cedido y la semifinal de Copa que jugó ante el Athletic con el Levante

Javier Ortiz de Lazcano

Enviado especial. Razgrad

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 01:00

Francisco Javier Hidalgo (Sevilla, 30 años) se sienta en uno de los banquillos del Huvepharma Arena en una fría mañana con cuatro grados en Razgrad ... y se felicita con una sonrisa por la marcha del Barakaldo. «Andan muy bien. A ver si suben. Me llevaría una enorme alegría», se esperanza con una sonrisa.

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Todo el mundo del fútbol le conoce por Son, uno de los motes más singulares que hay y que luce con orgullo. ¿De dónde viene? «En mi casa me llamaban cabezón de niño. Sólo lo hacían mis familiares y la gente que me conocía, pero cuando empecé a jugar a fútbol me acompañaron unos niños del barrio que me llamaban así, el apodo se redujo a Son y así me quedé».

Son se formó en clubes modestos andaluces -Alcalá y San Roque de Lepe- porque ni Sevilla ni Betis, del que es aficionado, repararon en este lateral derecho.

Si lo hizo el Levante, que le reclutó para su filial en el curso 2016-17. Al siguiente le mandó cedido al Barakaldo. «Conocía el equipo porque jugaba los play-offs de ascenso a Segunda. Me informé un poquito y el entrenador, Aitor Larrazabal, me llamó varias veces. Me dijo que me quería, insistió en mí y me convenció».

El joven Son aterrizó como extremo en Barakaldo. Firmó un buen curso (32 partidos y 6 goles), pero los de Lasesarre quedaron sextos y fuera de la fase de ascenso. «Fue un año que me ayudó muchísimo a crecer. Era un club humilde y maduré allí», reflexiona mientras ve a unos operarios comenzar a preparar el estadio. Con el Barakaldo se enfrentó entre otros a Unai Simón y Guruzeta.

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«En un filial estás en una burbuja. Lo tienes todo, atención, campos perfectos. Fui a Barakaldo y aquello era la realidad, el fútbol humilde de trabajo. Eso te curte». Aún recuerda «los problemas para entrenar. Lo hacíamos en la Ciudad deportiva de San Vicente y de allí teníamos que ir a Lasesarre a ducharnos». «Vivía en Castro Urdiales, pero nos íbamos a Bilbao a pasar el día y fuimos varios partidos a San Mamés. La ciudad y el estadio me encantaron», evoca.

Mira atrás y sólo le quedan grandes recuerdos. «Me encontré un grupo un grupo espectacular con gente muy buena. Con el mismo Larrazabal tengo muy buena relación a día de hoy. Hablamos de vez en cuando».

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Semifinal contra el Athletic

Tras su paso por Lasesarre se fue cedido a la Ponferradina, donde le dirigió otro vizcaíno, Jon Pérez 'Bolo'. Brilló de nuevo y alcanzó por fin el primer equipo del Levante. Jugó en él tres campañas y alcanzó su techo más con la semifinal de Copa de 2021. En plena pandemia, el Athletic se impuso tras un 1-1 en Bilbao y un 1-2 en la prórroga en Valencia.

Son salió en la segunda parte en San Mamés y fue titular en la ida. «Fue una pena por todo. Para empezar por tener que jugar sin público. Nos pudo la presión. Nos faltó experiencia. Lo más justo hubiera sido ir a los penaltis, pero no supimos controlarnos y nos fuimos a por el triunfo y Berenguer nos marcó en una contra el gol que nos eliminó».

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El Levante descendió y le apareció la opción del Ludogorets. «Vinieron a por mí, pero lo rechacé porque entendí que teníamos la misión de devolver al equipo a Primera. Estuvimos a punto, pero perdimos la promoción del penalti de Villalibre. Fue el palo más duro de mi carrera. Volvieron a por mí y me llamaron varias veces. Creí que mi etapa en el Levante había acabado y de las opciones que tenía, esta me parecía lo mejor por el tema económico y jugar en Europa».

Se ha venido solo. Su novia, Julia Aguado, se ha quedado en Sevilla, en donde juega en Primera con el Betis. «Ahora estamos separados por nuestros sueños. Hablaron conmigo para que ella viniera, pero la diferencia de nivel es mucha entre las ligas española y búlgara femeninas. No puedo pedirle que dé cinco o seis pasos atrás en su carrera».

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Son tiene la felicidad del que ha acertado. «Vine atraído por un excompañero y me he quedado como único español, pero estoy encantado. Ahora es el equipo más grande de Bulgaria. En instalaciones y en el tema del dinero no hay ningún problema. La vida aquí es tranquila. No hay mucho que hacer, pero vivimos para entrenar y jugar», se despide.

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