
Hay vida después de la Copa
Por encima de la decepción, existen razones para seguir confiando en un equipo que sigue siendo el mismo que nos lleva encandilando tantos meses
Juan Carlos Latxaga
Sábado, 18 de enero 2025, 00:04
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Juan Carlos Latxaga
Sábado, 18 de enero 2025, 00:04
Recordar ahora la imprevisibilidad del fútbol es como descubrir el Mediterráneo a estas alturas. Todas las estadísticas, el 'big data' y la lectura de los ... posos del café saltaron por los aires este jueves porque este juego es así de voluble. No hay que darle más vueltas.
En lo que llevamos de temporada Osasuna había ganado un solo partido lejos del Sadar y el Athletic había caído derrotado una vez en San Mamés. Los locales habían encajado seis goles en los diez partidos que llevan disputados en casa y los navarros venían con la pobre estadística de cinco marcados como visitantes. Números que, a la hora de la verdad, no dicen nada.
Más datos que sirven de bien poco sobre el césped: La última vez que el Athletic recibió tres goles en la catedral fue el 10 de noviembre de 2023. Se los hizo el Celta, que acabó perdiendo 4-3. Hay que remontarse a febrero de aquel mismo año para encontrar una derrota con tres goles encajados ante su público. La proeza corrió a cargo del entonces sorprendente Girona, que se llevó un 2-3 de la catedral.
El Athletic de los quince partidos sin conocer la derrota que celebrábamos cuando todavía había luces de Navidad en nuestras calles, es ahora el equipo que lleva un empate y dos derrotas consecutivas, circunstancia insólita esta temporada, así que es hasta cierto punto comprensible que el aficionado empiece a hacerse preguntas.
A alguna de esas preguntas respondió De Marcos en la sala de prensa de San Mamés minutos después del desastre. «Nosotros mismos nos hemos malacostumbrado al llevar muchas eliminatorias a partido único sin perder en Copa», reflexionó el capitán. Veintiséis eliminatorias a partido único superadas, que dieron para alcanzar cinco semifinales consecutivas, constituyen una estadística asombrosa que se valorará en su justa medida con el paso del tiempo.
Y posiblemente esa 'mala costumbre' de ganar siempre tuvo bastante que ver con la ansiedad que se percibía por momentos en los jugadores del Athletic, en contraste con la frialdad con la que se movió Osasuna, incluso durante esa media hora de la segunda parte en la que pareció que la furia desatada de los rojiblancos acabaría sacando de la eliminatoria a los navarros.
El Athletic pareció obnubilado por la responsabilidad autoimpuesta de seguir acumulando una estadística insólita, como si eliminar a cualquiera que se ponga por delante fuera una obligación y no una posibilidad tan aleatoria como el propio fútbol.
Un mero repaso a las ocasiones erradas y a los errores perpetrados nos dice que la del Athletic fue una derrota tan injusta como dolorosa. Pero los fallos también forman parte del juego, por muy calamitosos que sean, como lo fueron algunos la noche del jueves. Puestos a ser positivos tendremos que concluir que será muy difícil que se vuelvan a cometer tantos y tan gruesos errores en otro partido.
En una semana han desaparecido del calendario dos de las cuatro competiciones que encaraba el Athletic esta temporada. La Supercopa, por su propia naturaleza, tenía fecha fija de caducidad. Lo de la Copa duele mucho más porque no estábamos acostumbrados a despedirnos tan pronto.
Pero todavía quedan en el horizonte dos competiciones en las que el Athletic tiene mucho que decir y, aunque enero haya empezado torcido, todavía quedan mes y partidos para enderezarlo y recuperar las buenas sensaciones. Hay vida después de la Copa y objetivos suficientes para disfrutar de la segunda parte de la temporada como lo hemos hecho en la primera.
La visita al Celta este mismo domingo es el primer reto para seguir afianzando la cuarta posición en la Liga. Siete días después vendrá el Leganés. Alternando con la competición doméstica quedan todavía dos partidos de la Europa League para certificar el pase a la siguiente fase en el grupo de los ocho privilegiados que se ahorran una eliminatoria. Toca visitar al Besiktas y recibir al Viktoria Pilsen para cerrar el mes y la clasificación.
Por encima de la decepción hay razones para seguir confiando en un equipo que sigue siendo el mismo que nos lleva encandilando tantos meses. Y seguirá haciendo lo mismo, como dijo Valverde el jueves, porque no hay razón para cambiar lo que tan bien ha estado funcionando hasta ahora. Eso sí, es imprescindible que los pilares básicos del equipo recuperen su solidez y la eficacia que han tenido no hace mucho y que tanto se ha echado en falta en estos últimos partidos.
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