Nico Williams ha renovado con el Athletic hasta 2027. EFE / Luis Tejido

Una gran noticia, aunque incompleta

Viernes, 1 de diciembre 2023

No ha habido que esperar ni al partido contra el Rayo ni al día del Atlético de Madrid. Ni se ha repetido el montaje que ... se hizo cuando la renovación de Sancet, ni se ha reservado la noticia para el apartado de sorpresas que nos anuncian como colofón del 125 aniversario. La noticia de la renovación de Nico Williams ha llegado por los conductos habituales, es decir, a través de la web y las redes sociales del club, adornada eso sí, con los correspondientes vídeos valorativos del jugador y el presidente, además de unas imágenes con carga emotiva en el vestuario.

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La renovación de Nico Williams es una gran noticia aunque llega incompleta. Por edad y proyección, el menor de los Williams está llamado a ser uno de los ejes del proyecto deportivo del Athletic. A sus 21 años ya es internacional y esta temporada está confirmando sobre el césped lo que venía apuntando desde que empezó a llamar la atención en el filial. Nico Williams ya se ha consolidado como un valor importante y garantizarse su continuidad era uno de los retos más trascendentales de la junta. De momento, lo ha conseguido al menos hasta el 2027, tres años más a sumar al último de su contrato que vencía el próximo 30 de junio, lo que significa que Jon Uriarte deja atada la continuidad del jugador hasta un año más allá de la finalización de su propio mandato lo que, de producirse, dejaría un margen entre las elecciones y una futura negociación.

Siendo una excelente noticia, faltaría un dato para completarla: el importe de la cláusula o, mejor dicho, la confirmación de la existencia de una cláusula y en su caso, la cifra. Se trata de una información que lejos de estar incluida en la ley de secretos oficiales, queda al alcance de una simple llamada de teléfono al representante del jugador por parte de cualquier club interesado, pero que por motivos no explicados se hurta al socio, que se queda sin un elemento de juicio decisivo para valorar en sus debidos términos el alcance de la operación.

A nadie se le escapa que una cláusula mantiene entreabierta una puerta de salida, mientras que una sobredimensionada emite un mensaje de continuidad. Siempre habrá a quien 55 millones, pongamos por caso, le parezcan muchos y a quién cien millones le parezcan pocos, pero esa es otra cuestión que ahora no viene al caso.

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Sería magnífico que el club diera una explicación sobre los motivos para no facilitar la cláusula

Aunque el Athletic no es ajeno a la actual tendencia general del fútbol al enclaustramiento, debería tener bien presente que sigue siendo un club, no una sociedad anónima y por lo tanto haría bien en explicar cuáles son las razones por las que los socios, es decir, los propietarios del club, como suelen proclamar todos los candidatos en las elecciones y los presidentes en las asambleas, no tienen derecho a saber este dato. Nadie pide conocer en detalle ni el importe de la ficha ni la estructura salarial fija con variables por objetivos a la que hace mención el club en la nota publicada en la página web. Esas son cifras y cláusulas cuyo conocimiento pertenece única y exclusivamente al ámbito privado del jugador. Pero hasta la fecha la cláusula era un dato público del que cabía deducir hasta dónde puede dar de sí un contrato.

No se conocía la cláusula de Sancet y ahora tampoco se sabe la de Nico Williams. El primero renovó por ocho temporadas y el segundo, por tres; desconocer la cifra que les liberaría del compromiso impide valorar en su justa medida la solidez del vínculo con el club de los dos pilares principales del futuro del equipo.

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Incluso si nos centramos solo en los efectos prácticos, baste recordar que la información es el mejor antídoto contra el rumor y la especulación. Por eso sería magnífico que el club diera una explicación razonable sobre los motivos que le impulsan a no facilitar ese dato. A lo mejor nos convencen y se acaba la cuestión. A la espera de esa aclaración, de momento, la actitud de Ibaigane no está precisamente en consonancia con lo que se puede leer en el artículo 60 de los estatutos, el que se refiere a la transparencia y el buen gobierno.

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