El Barcelona, un rival que exige valentía

Llega el Barcelona precedido por el ruido de su penúltimo escándalo, pero, debe de ser por la costumbre, los problemas del club en los juzgados no afectan al equipo en el campo. Los de Xavi han ganado cuatro de sus cinco últimos partidos de Liga –han perdido solo en su visita al Almería– y siguen presentando unos números aplastantes en una competición en la que solo han cedido dos derrotas y dos empates en veinticuatro jornadas, lo que les otorga una ventaja de nueve puntos sobre el Real Madrid, que son realmente puntos que suturan firmemente cualquier herida por muy abierta que esté.

Aunque en la Copa la cosa cambie un tanto, si miramos los antecedentes en la competición de la regularidad, nos tenemos que remontar a agosto de 2019 para encontrar la última vez que los blaugrana salieron derrotados de San Mamés gracias a aquel inolvidable gol de Aduriz en los instantes finales. El empate a un gol de la pasada temporada, y otra igualada sin goles en la 18-19 salpican el rosario de derrotas del Athletic ante los culés en los últimos tiempos.

Pero, a pesar de que la realidad diga lo contrario, cada vez que llega este partido seguimos aferrándonos a la historia para soñar que esta vez sí será posible derrotar a un rival de semejante calibre. Para que ese sueño se haga realidad, el Athletic deberá confirmar que la mejoría que mostró en Vallecas es algo sólido que apunta a un cambio de rumbo definitivo de cara al tramo final.

La recuperación de los hasta este viernes dudosos Yuri y De Marcos es una buena noticia para Valverde, aunque la baja del sancionado Sancet es, sin duda, la que más pesa a la hora de armar el equipo. El navarro se ha confirmado como una de las piezas esenciales del entramado y su ausencia se hará notar, por mucho que a los entrenadores no les guste acordarse de los ausentes. También Xavi podría lamentar la baja de Araujo, expulsado en la última jornada, pero un vistazo a las dos plantillas ahorra cualquier comentario sobre lo que pesan las ausencias en cada bando.

Ha sido el propio Dani García quien ha reavivado el debate sobre la idoneidad de simultanear su alineación con la de Vesga, pero lo cierto es que la cuestión se vuelve a plantear de cara a este partido. Valverde suele optar por esa pareja cuando se encuentra con un rival de entidad, aunque los resultados no terminen de certificar el éxito de la idea. Claro que aquí entra el debate entre el valor de la estadística y los múltiples condicionantes que influyen en un partido. Es cierto que la pareja Dani García-Vesga acumula números negativos, pero es tan verdad como que Valverde suele apostar por ellos ante los rivales más complicados, lo que aumenta la probabilidad de derrota, así que no está de más analizar los datos objetivos a través del tamiz más subjetivo de las condiciones de cada partido.

Se podrá contrargumentar diciendo que la repetición de fracasos debería llevar al míster a probar otras soluciones. Hasta doce distintas ha contado Jon Agiriano en estas páginas, así que no será por falta de ensayos.

Lo que no admite discusión es el mensaje que transmite una alineación u otra, no solo al aficionado sino, probablemente, a los propios jugadores más allá del tópico de que siempre se sale a ganar. La presencia o ausencia de determinados perfiles nos anuncia no solo el plan de partido sino el talante con el que lo afronta el equipo. Y la experiencia nos dice que cuando al Athletic le da por especular en San Mamés, generalmente la cosa no suele acabar precisamente bien.