Jon Uriarte, en su mejor momento
24-6-2022. El presidente del Athletic llega hoy al ecuador de su mandato en un ambiente de alegría tras una campaña histórica
Se cumplen hoy dos años de las elecciones que le dieron la victoria a Jon Uriarte. El presidente del Athletic llega, por tanto, al ecuador ... de su mandado; una ocasión perfecta para hacer balance de lo vivido hasta la fecha. Puestos a hacerlo, hay algo que cae por su propio peso: Uriarte está en su mejor momento. Como escribía Juan Carlos Latxaga el pasado viernes, 'La vie en rose' suena en el hilo musical de Ibaigane tras una temporada triunfal, inolvidable. Así es, efectivamente. Todo se ve de color de rosa, lo cual nos lleva a una primera valoración basada en una vieja premisa del fútbol: la de que, en este deporte, lo importante es que entre la pelotita. Todo lo demás es superfluo o secundario.
Uriarte y su junta han vivido en carne propia esta característica nuclear del fútbol. Hace un año, mascaban la decepción tras una temporada en la que el equipo, con uno de los peores registros que se le recuerdan en San Mamés, no pudo cumplir sus objetivos y volvió a quedar fuera de la competición continental por sexto año consecutivo. Y no sólo eso. El filial descendió a la cuarta categoría por primera vez tras una temporada catastrófica. Ahora, en cambio, el presidente disfruta de un éxito histórico por el que se le recordará: título de Copa 40 años después, brillante clasificación para Europa, espectacular balance de resultados en La Catedral y el Bilbao Athletic de nuevo en la Primera Federación.
La situación, pues, es directamente la inversa a la de 2023 y provoca una pregunta. ¿Han hecho Uriarte y los suyos algo que no hicieran el año pasado? ¿Han dado un giro de timón? ¿Han descubierto este año la fórmula del éxito? ¿Han encontrado un entrenador nuevo o han hecho fichajes de campanillas? La realidad es que no. En lo que respecta al primer equipo, lo único que cambió el verano pasado fue que llegó Ruiz de Galarreta y se marchó Iñigo Martínez. El resto del plantel se mantuvo intacto. ¿Qué ha ocurrido entonces? Lo que ha ocurrido, sencillamente, es que el fútbol es impredecible y que el equipo se ha disparado como muy pocos imaginaban gracias al gran trabajo de Valverde y a la explosión de un buen número de jugadores. Y este éxito, se quiera o no, con lógica o sin ella, recae en la figura del presidente del club, como la pasada temporada recayó la decepción.
El fútbol es así y nos obliga a convivir con sus paradojas. En junio de 2025, cuando hagamos el balance del tercer año de Jon Uriarte en el sillón de Ibaigane, la valoración volverá a depender en gran medida de los resultados del equipo. En realidad, casi todo depende de ellos: la economía del club -con la entrada en Europa van a llegar unos ingresos extraordinarios que pueden arreglar las cuentas del ejercicio-, el valor en el mercado de los jugadores -casi 100 millones más que el año pasado, según Transfer Markt-, y hasta el hecho de que haya 2.200 hinchas en lista de espera para hacerse socios, una cifra espectacular. Así las cosas, el presidente es el primer interesado en que los resultados sigan acompañando; de ahí que haya que confiar en que tome las decisiones correctas a la hora de reforzar la plantilla de cara a un curso que será mucho más exigente que el recién acabado. No será fácil, pero hay mucho en juego.
Adanismo
Por lo demás, y dos años después de su clara victoria electoral frente a Iñaki Arechabaleta y Ricardo Barkala, ya se puede hacer también una valoración sobre el talante y el estilo de gestión de Jon Uriarte. Hablamos de un presidente hermético, muy justo de empatía, aislado y enrocado en su pequeño grupo de fieles, que no mantiene ninguna relación con sus predecesores, antiguos directivos, exjugadores o periodistas. Da la impresión de que el pasado del Athletic anterior a su llegada no existe para él, que habría venido al club a salvarlo, a quitarle lo que él considera la antigua caspa e introducirlo en la modernidad.
Hay en este adanismo de Uriarte, sin duda, la soberbia infantil del joven triunfador, un defecto que contrasta con virtudes evidentes como son su capacidad de trabajo, su solidez como negociador y una llamativa austeridad que destacan quienes han compartido con él el autobús Madrid-Bilbao de Alsa. En fin, un personaje peculiar. Eso sí, como todos en el fútbol, supeditado a los caprichos de la pelotita. Hoy está en todo lo alto y ojalá continúe así mucho tiempo. Su éxito será el de todo el Athletic.
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