Hasta el tiempo acompaña
Cuando hasta el tiempo acompaña con un sol que calienta con moderación, ¿qué más se puede pedir? Ni los más viejos de la localidad, entre ... los que me incluyo, recordábamos ya una goleada semejante. Siete goles en Primera División no es cuestión baladí. Está aquel 7-0 al Sporting con cuatro goles de Julen Guerrero, y también el 1-7 de Lieja, aunque la mayoría la viéramos por televisión, pero cuando el resultado es tan contundente queda entre los aficionados una sensación de plenitud y de que la cosa funciona, que mejor no tocar nada para no estropearlo. El aceite que Ernesto Valverde le está poniendo a la máquina rojiblanca hace que funcione con una suavidad inusitada y no se escucha desde hace tiempo ningún chirrido sospechoso.
Marcó Maroan su primer gol en Primera División, hizo doblete Nico Williams, que regresó a su mejor versión con dos golazos marca de la casa, Sancet no se olvidó de su ya más que habitual cita con la portería, y estuvo a un paso de empalmar no una volea sino dos, y también se unieron a la fiesta Jauregizar e Iñaki Williams. El segundo para poner el broche de oro a una actuación coral de todo el equipo, y además haciéndole caso al capitán Óscar De Marcos, de no dedicárselo. El primero, jugando veinte minutos espectaculares, de ladrón de guante rojiblanco primero, y de llegador al área después, con ese gol, otro disparo a la escuadra que sacó el portero del Valladolid y un remate picado de cabeza que mereció más premio. Pecados de juventud, Jauregizar también protagonizó la jugada tonta de la jornada en el saque de una falta que acabó en el gol visitante. Como es joven y está para aprender, reconoció Valverde que tras el cambio le recordó la acción. Seguro que tomó nota.
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Fue, en definitiva, un ejercicio de autoridad del Athletic, un aviso para los rivales que aparecen en el horizonte, y posiblemente también un homenaje al capitán De Marcos, del que todos tienen que aprender de su actitud ante cualquier partido, frente a cualquier rival. Se marchó satisfecha la gente de San Mamés, con apetito para afrontar la comida tardía y disfrutar de la tarde con la temperatura que ha quedado. Daba un poco de lástima la legión de aficionados del Valladolid, que agotó las entradas que había enviado el Athletic, y viajó a Bilbao ilusionada. Regresar con siete goles en la faltriquera no es plato de buen gusto para nadie. Una cosa es ser carne de descenso y otra muy diferente hacer el ridículo sobre el césped, como hizo el equipo visitante en San Mamés. Lo dejó claro Juric, el jugador expulsado por doble tarjeta amarilla, cuando, resignado, pedía explicaciones a sus compañeros que le dejaban solo una y otra vez.
Pero después de la felicidad de una tarde completita, hay que echar la vista al horizonte y ponerse a pensar ya en los siguientes rivales: ese Atlético de Madrid, que tiene cita copera el miércoles, recibe al Athletic el sábado y juega Champions contra el Real Madrid. Es buen momento para los hombres de Valverde para visitar el habitualmente inexpugnable Metropolitano. Y después, la Roma, claro, no lo olvidemos.
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