Escribió Espronceda aquello de, 'y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su ... frente Estambul'. Resulta que el capitán pirata era Iñaki Williams, dos goles como dos cañonazos, aunque el primero entrara suave en la portería. Asia a un lado, allí está el estadio del Fenerbahce, al otro la Europa League y todo viento en popa a toda vela. El Athletic no es un barco, es un cohete, y todos los análisis parten de esa premisa en una tarde-noche gloriosa en la que todos los futbolistas del equipo rojiblanco brillaron en una actuación coral, aunque el capitán pirata se salió con sus goles.
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Claro que en días como estos es tal vez más fácil ponerse a analizar otras cosas, como el tema de la portería. Cuando todo el mundo pensaba que Unai Simón, como hizo en el anterior partido europeo frente al Elfsborg, volvería a su posición natural, la alineación que poco más de una hora antes del choque, adelantó el departamento de prensa del Athletic, nos resolvió el misterio. De nuevo era Julen Agirrezabala el que se calzaba los guantes, se vestía de naranja fosforito con el 13 a la espalda, y encabezaba la lista de titulares. Unai otra vez se quedaba en el banquillo.
Es una posición singular la de portero, pero desde que el 23 de noviembre anunció Valverde la convocatoria para el derbi, y en ella figuraba Simón, el portero considerado, al menos por los jurados del Balón de Oro, el segundo mejor del mundo, que el año pasado ganó el Trofeo Zamora, que había conseguido Iribar cuando todavía quedaban unos cuántos años para que finalizara el Siglo XX, y que ganó la Eurocopa siendo titular indiscutible con España solo ha jugado los 90 minutos frente al Elfsborg, digámoslo claramente, un rival menor.
Le preguntaron a Valverde por tal circunstancia al terminar el partido en Estambul, y sus respuestas no se salieron del argumentario –qué palabra tan utilizada por los gabinetes de comunicación, políticos sobre todo–, de que volver de una lesión es complicado, y se necesita un periodo de adaptación, pero no me acaban de convencer esas palabras, como para salir del paso sin problemas, sobre todo después de que el otro día hablara de una «cuestión de club», sin más aclaraciones.
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Pienso que en el caso de Unai Simón, el asunto merece una explicación más prolija. Al portero del Athletic no le han cortado la mano para ponerle una prótesis. Si está en condiciones de entrar en la convocatoria, también tiene que estarlo para jugar, y sí, un portero necesita ir calibrando los espacios, midiendo los tiempos y todas esas cosas, pero eso solo se consigue con partidos. Recuerdo los tiempos del mito Iribar, cuando unas fiebres tifoideas, además de ponerle al borde de la muerte, le apartaron del equipo durante unos meses. Cuando volvió y se entrenó un par de semanas, ocupó de nuevo la portería del Athletic sin debate alguno. En el caso de Unai, se trata de un activo espectacular del club. «Van a jugar los dos», dice Valverde, pero no dice cuándo. Ahora, los comentarios han cambiado. «Seguro que juega en Vitoria», se dice. Pero no hay ninguna señal que lo indique. Veremos.
Por cierto, regresando al inicio. José de Espronceda, el autor de la Canción del Pirata, era de Almendralejo. Si hubiera nacido en estos tiempos seguro que sería socio de la Peña Bilbaína.
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