Noche de difuntos
Todas las virtudes que el pasado curso llevaron al equipo a la Champions se han transformado ahora en defectos
Empieza Ernesto Valverde a tener un problemón con su equipo, porque da la sensación de que nada de lo que intenta le funciona, y lo ... que parecía que podía ser un empate, merecido por la paridad en el juego, se convierte en la noche de difuntos que para cualquier aficionado al fútbol le supone la derrota de su club, y más ante su eterno rival. De nada vale que Oihan Sancet saque su genio a relucir al acabar el partido por la provocación de un futbolista rival, que en estos derbis los extranjeros como Aramburu suelen salir muy motivados, es curioso. Eso no da puntos.
Tampoco vale mucho que Nico Williams abra los brazos en cada falta, faltita o faltaza que recibe. O en las que no lo son, que también las protesta, porque eso no aporta nada al juego del equipo. De hecho, aporta lo mismo que su actuación en los últimos partidos, que está a años luz de lo que se espera de él, que probablemente no tendrá problemas para entrar en la lista del Mundial, porque en estas cosas influyen también otros factores, pero que de momento es intrascendente para lo que necesita el Athletic.
No es que el equipo rojiblanco esté jugando manifiestamente peor que los rivales a los que se enfrenta, porque a pesar de su fútbol ramplón, casi ninguno lo ha superado en el césped, pero sí comete siempre algún error más que le condena. No puede ser que vuelva del descanso, poco después de empatar el partido, y se vea sorprendido en la primera jugada de ataque de la Real; ni que se permita a Oyarzabal quedarse más solo que la una en el área para dar el pase de la victoria de su equipo, cuando el reloj está en el minuto 92. A Oyarzabal, nada menos, que tiene más peligro que una caja de bombas y además se hipermotiva en los partidos contra el Athletic.
Después de empatar dos veces tras ir por detrás en el marcador, no se puede tolerar una desatención de tal calibre, y es que parece que este Athletic, que en teoría ha cambiado para mejor en su plantilla, ha dado varios pasos atrás con respecto al de la temporada pasada en el que se mostró sólido en defensa, brillante en el medio campo y eficaz en ataque. Todas esas virtudes que llevaron al equipo a la Champions se han transformado en defectos. La defensa es más vulnerable que nunca; se ahogan los centrocampistas en cuanto les plantan cara en el círculo central, y de repente, no hay delanteros eficaces de cara a la portería.
Frente a la Real no se vio, siquiera, esa reacción positiva después del empate a dos. Marcó Robert Navarro, y el impulso de ese tanto no empujó al Athletic a doblegar a la Real o al menos, mantenerse firme para evitar cualquier susto, así que el equipo de Valverde, después de la decepción ante el Getafe, encaja otra derrota, más preocupante que dolorosa, porque caer en el derbi de Anoeta es algo que puede suceder, y a menudo sucede, pero la tendencia del equipo rojiblanco es de ir sin frenos y cuesta abajo, lo que convierte la jornada posterior a ese engendro moderno denominado Halloween, en algo más clásico como es una noche de difuntos. En un derbi malo de juego, en la caja está un Athletic sin rumbo, que tendrá que espabilarse, reaccionar, y demostrar que no está muerto, solo de parranda.
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