La conexión mágica

Iñaki como goleador, Nico como asistente, ellos fueron los que impulsaron al Athletic hacia la victoria. No andaba acertado el mayor en los primeros minutos, jugando como delantero centro, con su hermano en las banda izquierda y Berenguer en la que él suele ocupar de manera habitual, pero la primera vez que pudo conectar con Nico, recibió para buscar el espacio y disparar con rosca. Es verdad que es una asistencia del pequeño para el gol del mayor, pero también que fue Iñaki el que fabricó un remate extraordinario ante el que nada pudo hacer Soria. A menor escala, podría Nico alegar con sorna, como el «Negro» Enrique en el pase a Maradona para el gol del siglo ante Inglaterra, aquello de que, «si no lo mete, es para matarlo».

Una frase que evidentemente pudo decir con todo el derecho del mundo después del segundo gol, ya que esta vez sí que la jugada del menor de la familia fue para enmarcar, encarando a campo abierto a a su par, ganándole en la carrera y observando el panorama con la serenidad suficiente como para meter la pelota entre portero y defensas. Iñaki no tuvo nada más que empujar, que ya es bastante.

Es una lástima que después de una victoria que lleva al Athletic a los 62 puntos, a consolidad casi de manera definitiva la quinta plaza y mirar de nuevo de reojo a la cuarta; después de 60 minutos en los que los Williams eran el centro de atención en el campo, todo se estropeara de manera lastimosa y pese al resultado, se tenga que hablar más de las dos expulsiones, que además dejan al Athletic sin centrales para jugar ante Osasuna, y potencian las manifestaciones de Valverde pidiendo otro central. Es cierto que el esfuerzo defensivo resultó brutal en los minutos finales, y que también contribuyeron a él Iñaki y Nico Williams, porque no les quedaba otra, pero se diluyó la posibilidad de que una vez más, esa conexión mágica que exhiben, y no solo en el campo, sino incluso también en los programas de televisión, como se ha visto la última semana, se destacara en los titulares de los periódicos.

Cuando los Williams se encuentran entre sí, cuando conectan por ese wifi fraternal que les une, el resultado es oro puro para el Athletic, porque, entre otras cosas, atraen la atención de los contrarios, que deben tener los ojos puestos en ambos, lo que descarga de responsabilidad a los demás jugadores del equipo rojiblanco, que lo tienen más fácil. Gran parte de la extraordinaria campaña del equipo se debe a que los Williams se han encontrado más que nunca; como si esa rivalidad entre hermanos que siempre existe en cualquier familia, les mejorara a ambos cada día. Además, siempre está María, su madre, para calmar los ánimos si hay un amago de que se desboque la situación. Ya no tienen edad para que saque la zapatilla a pasear, pero seguro que con una mirada lo dice todo. Esperemos que dure esa conexión durante muchos años.

Por cierto, con el fragor de la batalla no hay que olvidar el magnífico gesto del Getafe, antes del partido, de hacer pasillo a los campeones de Copa. No era imprescindible, pero lo hicieron y es un punto positivo para ellos.