Visto lo sucedido este verano con Nico Williams, y una vez confirmado que al menos esta temporada se quedará en el Athletic, era de esperar ... que Jon Uriarte intentase hacer la operación de la que informamos en la página anterior: la de mejorar el contrato del jugador, que termina en 2027, incrementando a la vez su cláusula de rescisión. Lo cierto es que el club estaba obligado a hacer esta intentona, ya que Nico se ha convertido en una estrella del fútbol europeo y su cláusula de 58 millones se ha quedado muy desfasada. Lejos de ser disuasoria empieza a ser incluso atractiva, hasta el punto de que un club ruinoso como el Barcelona, al que LaLiga del amigo Tebas sostiene con respiración asistida ofreciéndole palancas para fichajes y permitiéndole deudas oceánicas sin que a ninguno de sus expresidentes se le hayan ejecutado los avales, lleva todo el verano dando la tabarra con su fichaje.
Publicidad
La del Athletic, eso sí, es una intentona complicada. Tanto como lo fue en su día la renovación del jugador, que en estos temas es el que tiene la sartén por el mango. Las cosas como son: Nico hará lo que le de la gana. El margen de maniobra del club no puede ser más limitado. En realidad, todo lo que puede hacer el Athletic es ser lo más seductor y convincente posible con el jugador y su familia, tocarles la fibra sensible con la adoración que le profesa San Mamés, con el calor del hogar, con el frío de Invernalia que tantas veces hace fuera de casa... Con cosas así.
Si con estos argumentos y otros de carácter más metálico Jon Uriarte consigue firmarle a Nico un nuevo contrato elevando la cláusula hasta los 80 millones, por ejemplo, sería un gran éxito. Por supuesto que esa cifra estaría al alcance de algunos grandes clubes, es decir, no serviría para asegurar a la larga la continuidad del delantero rojiblanco. Pero tendría dos grandes utilidades. La primera, por supuesto, es que el club ingresaría 22 millones más que ahora. Y la segunda que al Barça, en su situación actual, esa cifra se le haría ya muy cuesta arriba. Y qué quieren que les diga: con la tabarra que vienen dando con Nico ese personaje cada vez más atrabiliario y sombrío que es Joan Laporta y los corifeos que le hacen eco, lo que muchos esperamos es que, de irse a algún sitio, no sea nunca al Barcelona.
Habrá que ver en qué queda esta maniobra del club. Me gustaría ser optimista, pero no lo consigo. Si el pasado mes de diciembre Nico renovó con su actual cláusula tras una larga negociación, no veo ninguna razón para que ahora, convertido en un objeto de deseo para tantos clubes europeos, se la ponga por las nubes. Más probable me parece que, en caso de aceptar algo, acepte una pequeña subida, hasta los 65 millones, por ejemplo. Y, claro, para ese viaje no serían necesarias estas alforjas porque las cosas se quedarían como están. Esos pocos millones de más que ingresaría el club se los llevaría en buena parte el jugador con la subida del contrato. En fin, que 80 millones no estarían nada mal. Puestos a pedir, quiero decir.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión