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El guipuzcoano volvió a jugar después de más de un mes de baja por un problema con las vértebras. Apenas tuvo trabajo y salvo un sustito con un balón aéreo vivió tranquilo. Un despeje defectuoso no le gustó nada a Valverde. El Valencia no llegó a tirar entre los tres palos y contribuyó a que el portero pasase una tarde tranquila.

Al igual que su compañero en el centro de la defensa, el baracaldés elevó el nivel de su fútbol. Hizo varias intercepciones buenas, se fue hasta el campo rival para cortar ataques rivales y anduvo rápido en sus intervenciones. De los cuatro duelos directos ganó tres. El único lunar fueron las 15 posesiones perdidas, aunque ninguna conllevó peligro para la portería de Agirrezabala. Se coordinó bien con Vivian a la hora de cerrar los espacios a los atacantes del Valencia.

Estuvo mucho mejor que en Montjuic, donde no anduvo fino y se le vio fallón en más de una acción. Tampoco el Valencia le exigió un mundo, pero el vitoriano hizo gala de sus mejores cualidades como concentración, anticipación y contundencia para marcar territorio. Completó nueve despejes y ganó la mayoría de los duelos aéreos –cuatro de seis–, además de repartir 75 pases con una efectividad del 90%. No concedió nada a los delanteros rivales y jamás perdió el sitio. Buen partido.

Limitado por una pubalgia, el capitán regresó al once tras perderse las dos primeras jornadas. Se le vio incómodo con algunos esfuerzos, pero no escatimó en sudor y puso el centro del 1-0 que premió su trabajo. Fue más rápido que Luis Rioja para frustrar una cabalgada del extremo al comienzo de la segunda parte. Contó con ayudas defensivas de Iñaki Williams, quien bajó para tapar su banda. No tuvo mucho problemas con los interiores valencianistas y acabó el partido sin sustos.

Solo ocho meses ha tardado el lateral en debutar con el Athletic después de su fichaje en enero. Ante la ausencia de Yuri, con problemas en el hombro, Valverde prefirió al de Dakar que a Lekue. Apenas dobló a Djaló, cauto por su banda. Tapó un peligroso remate de Diego López. Estuvo serio, sobrio, sin florituras. Se echó de menos que pisara más el campo rival, pero en el día de su debut cumplió antes de ser sustituido por Lekue.

Todavía se pregunta cómo no logró cabecear a la red el balón que Iñaki Williams mandó al poste y le cayó en el área pequeña. La pelota le botó justo enfrente y sin mucho tiempo para reaccionar la mandó fuera. Luego se fue a la aventura solo y Mosquera lo paró con una falta sancionada con amarilla. Anduvo bien con la pelota, incómodo para la defensa rival. El árbitro no pitó más de una falta sobre el navarro, muy presionado por los valencianistas, quien dejó su sitio a Unai.

Volvió a contar con la confianza de Valverde pese a sus dos malos partidos ante Getafe y Barça, algo que no ocurrió con su pareja Vesga, quien empezó en el banquillo. Anduvo fallón en la primera parte, hasta que marcó un golazo justo antes del descanso. Un centro de De Marcos lo cabeceó a la red desde más allá del punto de penalti. Vio una amarilla por falta sobre Diego López antes de ser sustituido. Trabajó sin guardarse nada.

En su segunda titularidad en un partido de la Liga, el centrocampista cumplió de sobra con su papel de creador. Jamás se escondió y dio varios pases hacia adelante más que interesantes. También se sacrificó en defensa, atento a las ayudas. Puso un balón largo a Nico Williams que el extremo controló y sacó un buen disparo al que respondió de maravilla Mamardashvili. El bermeano fue una de las noticias positivas porque demostró que sabe leer, elaborar e interpretar el fútbol.

Apareció pronto para mandar un balón al larguero, que Mamardashvili solo acompañó con la mirada. Luego dio un pase de tacón a Sancet que fue canela en rama. Tuvo una ocasión de oro, pero su cabezazo lo desvió a córner el georgiano. En la segunda parte dio un buen pase que mandó fuera su hermano. No paró de subir y bajar por su banda, de ofrecerse y ayudar también atrás a De Marcos, generoso como siempre en el esfuerzo.

Fue suplente ante el Barcelona y Valverde decidió devolverle la titularidad. Estuvo participativo al principio y de uno de sus remates llegó una gran ocasión de Iñaki Williams. Poco después recibió un buen pase del extremo bilbaíno en el corazón del área, pero su remate lo atrapó sin problemas Mamardashvili. Luego se fue diluyendo. Apenas se le vio y sus compañeros tampoco le buscaron con determinación. Fue cambiado por Martón.

El extremo por fin pudo debutar después de perderse las dos primeras jornadas por lesión. Dio unas pinceladas de lo que es capaz de hacer, chispazos, pero no estuvo suelto ni rápido como acostumbra. Más de una vez, Foulquier le ganó en velocidad. Tuvo menos protagonismo del que cabía esperar de un jugador que tiene el gol entre ceja y ceja, que no para de encarar y de buscar el uno contra uno. Ayer le faltó un poco de atrevimiento en este sentido. Fue el primer sustituido.

Sustituyó a Adama.

Entró por Prados para dar más consistencia al centro del campo.

Salió por Sancet. Muy activo y participativo.

Salió por Djaló. Mandó fuera un buen pase de su hermano y luego Mamardashvili le sacó un gran remate. Fue un peligro constante. Le faltó el premio del gol.

Fue el sustituto de Guruzeta e hizo su debut con el Athletic.