Iribar cumple 80 años: «Nunca dejará de sorprenderme tanto cariño y reconocimiento»
«Creo que el equipo está cerca de conseguir algo que llene a todo el Athletic», dice el Chopo, que mañana cumple ochenta años
Cada aniversario de José Ángel Iribar (1-3-1943) lo es también del Athletic. A estas alturas, la identificación entre el Chopo y el club ... es tan grande que las celebraciones de uno son casi inseparables de las del otro. Ocurre, por supuesto, con el 80 cumpleaños del portero de Zarautz, al que se ha sumado todo el fútbol vizcaíno con una iniciativa feliz cuyo seguimiento puntual está garantizado: esta semana todos los porteros del territorio vestirán de negro, como la gran leyenda rojiblanca lo hizo durante sus casi veinte años de carrera.
Iribar llegará mañana a los ochenta con el pesar inevitable de los amigos perdidos, el más reciente Txetxu Rojo. También lo hará renqueando por un problema de cadera que le obliga a llevar muleta y que está dispuesto a solucionar con una prótesis que le permita recuperar sus andares elegantes y los paseos costeros por Uribe Costa. Su lucidez y su memoria, sin embargo, se mantienen intactas, como se mantiene, juvenil y refrescante, su ilusión por el Athletic. El Chopo es optimista. Desde su atalaya, observa brotes verdes en la plantilla y sueña con poder estar este mes de mayo en La Cartuja viendo a su equipo volver a ganar un título de Copa 39 años después, casi la mitad de su vida.
«Ahora que no está Messi hay más posibilidades», dice, sentado en un rincón del restaurante de San Mamés. Afuera, al otro lado del largo ventanal, se ve una franja en sombra del graderío y se escucha el sonido de las máquinas que trabajan en el cuidado del césped. Iribar no podrá evitar salir unos minutos a mirar el campo. Y no sólo por petición del fotógrafo sino por una especie de reflejo espontáneo que no puede evitar a pesar de los años cada vez que está en el interior de la Catedral: observar el césped, comprobar su estado e imaginar en qué lugar quedarían en el nuevo San Mamés las porterías del viejo en las que labró su leyenda.
– Cumple ochenta años. Inevitablemente, un momento para echar la vista atrás. ¿Qué imágenes les vienen a la cabeza estos días?
– Buff. Vaya pregunta. Muchas, claro. Deportivamente hablando, yo diría que me viene a la cabeza mi debut en San Mamés, pero no con el Athletic sino con el Basconia. Fue un momento muy importante en mi carrera.
– De aquello han pasado más de sesenta años. ¿Continúa sintiendo algo especial cada vez que entra en San Mamés?
– Sí. Me sigue emocionando. Como tuvimos la suerte de que el nuevo campo esté en el mismo sitio que el anterior, siempre acabo calculando dónde estarían las porterías en las que yo jugué. Aquí, allá. Suelo calcular bien.
– Tiene buen sentido de la orientación.
– Sí, me oriento bastante bien. ¡Hombre, que sería de un portero sin sentido de la orientación, ja, ja!
Fraternidad
– En este tipo de fechas señaladas es inevitable recordar a los amigos, a los viejos compañeros de equipo, sobre todo a los que ya no están. Ustedes tenían un vínculo especial, una fraternidad inquebrantable.
– Es verdad. Pasábamos toda la semana juntos, teníamos una relación muy estrecha: los mismos compromisos, los entrenamientos, los viajes... Cuando empezábamos a salir con nuestras novias, cuando nos casamos... Nuestra relación iba mucho más allá del fútbol. Mira, hoy querría tener un recuerdo muy especial con José Mari Argoitia y mandarles un saludo muy cordial a María Ángeles, a sus hijos y a toda su familia.
– Grandes jugadores aquellos: Argoitia, Koldo Aguirre, Arieta, Uriarte, Rojo...
– La verdad es que fue una generación fantástica de jugadores, compañeros y amigos.
– Ha llegado a los ochenta años con el reconocimiento de todos. No es fácil imaginar una satisfacción más grande que esa.
– Es verdad. No puedo estar más agradecido. Nunca dejará de sorprenderme tanto cariño y reconocimiento.
– Una forma de homenajearle va a ser que todos los porteros de Bizkaia vistan esta semana de negro en sus partidos.
–Ha sido una iniciativa muy bonita. La agradezco. No me la esperaba y eso hace que la ilusión sea todavía mayor. Me ha recordado a cuando me dijeron que jugara en la despedida de San Mamés. ¡Jugar con 70 años! Parecía una locura, pero al final fue fantástico, inolvidable.
– Hablando de porteros. ¡Cuánto han cambiado las cosas en su puesto! Y no lo decimos sólo por cómo visten.
– Muchísimo. En nuestra época no teníamos guantes y los campos estaban muy mal, pero por otro lado ahora el ritmo de juego y la ejecución de las jugadas es mucho más rápido y los balones hacen más extraños. Como suele comentar Andoni (Zubizarreta) ahora en el fútbol lo hacen todo para molestar a los porteros. Y lo entiendes porque, al final, lo más importante del fútbol es el gol y cuantas más dificultades le pongas al portero, pues parece que el espectáculo es mayor.
– Hombre, para compensar las porterías siguen teniendo las mismas medidas y los porteros ahora son mucho más grandes y están mejor preparados. Usted en su época era un portero alto y ahora sería normalito.
– Es verdad. Ahora ya ves porteros de casi dos metros que encima se mueven de maravilla y ocupan mucha más portería que nosotros. Ha ocurrido en todos los deportes. Mira en el baloncesto. Antes había pivots de uno noventa y pico y ahora te encuentras a bases de dos metros.
– Siguiendo con el tema de los porteros, lo cierto es que el Athletic no se puede quejar.
– Pues no. Unai Simón es un portero como la copa de un pino y un profesional con una capacidad de trabajo extraordinaria. Y Agirrezabala también me gusta mucho.
– ¿A qué se debe que salgan tantos porteros de Lezama y, en cambio, no salgan en otras posiciones como la de delantero centro o centrocampistas creativos?
– Salen porteros porque hay un gran trabajo detrás, un gran trabajo de selección y formación con Peio Agirreoa al frente. Yo lo veo a diario y hacen una labor excelente. ¿Otros puestos? Es que es más difícil. Hay que reconocerlo. La creatividad en el fútbol está en el juego con los pies y eso no se encuentra tan fácil.
Brotes verdes
– Hablabámos de sus antiguos compañeros, de aquella generación de la que muchos nos sentimos tan bien representados...
– En el Athletic había entonces un plus que a nosotros nos trasladaban los jugadores más veteranos, un plus de comportamiento, de cercanía con la afición. Eso estaba ahí y por eso la gente se sentía bien representada.
– ¿Y eso ocurre ahora? ¿Cree que los aficionados de ahora se sienten tan representados por los jugadores del Athletic como nosotros nos sentíamos por ustedes?
– Creo que vamos por el buen camino. Estoy muy cerca de los jugadores y veo buenos brotes en este sentido. Los chavales están captando el mensaje.
– ¿En qué sentido?
– En su comportamiento interno y externo, en lo convencidos que hacen las cosas por el Athletic.
– Vamos, que no les ve viviendo dentro de una burbuja, como se les achaca tantas veces.
– Si os digo la verdad, yo eso no lo he apreciado nunca, al menos de una forma exagerada.
– ¿Sigue viviendo los partidos del Athletic con la pasión de siempre?
– Sí, sí. Eso no cambia. Disfruto mucho cuando salen partidos buenos, como están saliendo esta temporada, y cuando veo cómo van creciendo los jóvenes. Veo proyección en ellos, nos van a dar mucho en poco tiempo. Nos van a hacer disfrutar.
– Falta hace. Este año se cumplen 39 años desde el último gran título del club, la Copa de 1984, que llegó días después del triunfo también en la Liga. La realidad es que usted también lleva media vida sin ver ganar un título al Athletic.
– Así es. Demasiado tiempo.
– ¿Siente impaciencia por poder volver a celebrar un título?
– Todos seguimos esperando. Hemos ganado Supercopas, hemos jugado cinco finales... Creo que el equipo está cerca de conseguir algo que llene a todo el Athletic. Estoy ilusionado de cómo está funcionando el equipo, de cómo está respondiendo la gente joven.
«En Lezama salen porteros porque en el Athletic hay un gran trabajo de selección y formación»
– Incluso desde el graderío. ¿Qué le parece la grada de animación?
– Una maravilla. Haberla conseguido eso es un logro increíble para el club que nos va a dar mucho en el futuro.
– ¿No tiene la sensación de que en su época les exigían más?
– Nos exigían mucho y nos animaban. La general del antiguo San Mamés, sobre todo en invierno, con frío y lluvia, con todos de pie, apretados, sonaba increíble.
Aprender de los errores
– ¿Ha hecho planes para estar en Sevilla en la final de Copa?
– Tengo intención de estar en Sevilla, aunque antes tenemos un escollo importante como es Osasuna.
– El equipo no ha competido en las finales. Refiriéndose a la que se jugó contra la Real, Marcelino habló recientemente de la ansiedad, del exceso de presión de los jugadores por el hecho de sentir que jugaban el partido de sus vidas. Y esta presión va a seguir existiendo.
– La presión siempre está ahí. Nosotros también tuvimos mucha para ganar la primera Copa porque llevábamos once años sin conseguirlo, desde 1958. Confío en que el equipo haya aprendido de las malas experiencias en las finales. Espero que cada jugador haya extraído sus enseñanzas, que haya interiorizado lo que le pasó, en qué falló él para no ser él mismo y en qué falló el equipo para no ser capaz de competir como lo estaba haciendo. Por otro lado, tampoco podemos olvidar que nosotros, como otros equipos, en las finales hemos tenido el handicap de encontrarnos con el Barça de Messi. Con Messi en su momento óptimo. Y eso es difícil de solventar.
– Bueno, ahora ya no está.
– Y eso nos da más posibilidades
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