El sueño de toda una vida

Ver a los campeones surcar la ría en la gabarra fue literalmente el mayor éxtasis colectivo conocido por una hinchada y por una entidad que camina por su camino, sin abrazarse a los albores del llamado fútbol moderno. Un sueño que varias generaciones de seguidores rojiblancos habíamos dado por inalcanzable. Una película preciosa que vivimos hace cuarenta años y que pensábamos que nunca más la volveríamos a ver. Jamás.

Pero estamos aquí, en la gloria de los campeones. Hoy como ayer. Ya vuelve el león donde solía. El sueño de generaciones y generaciones que no tuvieron más referentes que creer lo que les contábamos sus mayores. Generaciones que escuchaban las historias de un Athletic campeón y de una gabarra subiendo por el Nervión. Un acto de fe, un acto de amor incondicional a una historia inigualable e irrepetible. Únicos en el mundo.

Se llenaron las orillas del Nervión. Desde El Abra hasta el Ayuntamiento. Una marea rojiblanca de reafirmación. De admiración, de comunión de un equipo, de un grupo de jugadores y un cuerpo técnico que emana y surge del propio pueblo que les admira. Los que hace cuarenta años estaban en la gabarra ayer estaban cerca admirando a sus sucesores. Y los que estarán mañana, estaban ayer en balcones, orillas, puentes, en el epicentro de una celebración tan única como diferencial.

Lágrimas de felicidad, por los que fueron, por los que son y por los que vendrán. Esto no es fútbol. Esto es Athletic. Cultura Athletic. Emociones a flor de piel. Un escudo, unos colores, un arco, una manera de ser, unos valores, un corazón, una filosofía. Una escuela de Lezama. Somos una historia, una leyenda, un legado, ese gol de Endika, ese penalti de Berenguer en Sevilla enmarcado ya en nuestra historia. Somos nosotros. Escribiendo la historia más maravillosa del fútbol. Somos los últimos románticos, somos nosotros. Todos. Somos una manera única de ver la vida. Somos el Athletic Club.