Iñaki y Take, dos grandes ausencias

Despojados los dos equipos que se enfrentan el sábado en San Mamés de dos de sus mejores jugadores; desfasado el debate sobre si deberían jugar con sus selecciones o con el club que les paga, porque no procede ya, habrá que empezar a pensar sobre lo que supone al Athletic y la Real afrontar un derbi con dos bajas tan significativas, y así a primera vista, a pesar del daño que para los rojiblancos supone la ausencia de Iñaki en su frente de ataque, da la sensación de que es a la Real a la que más le perjudica la baja de Kubo, entre otras cosas, porque Imanol Alguacil tendrá que reelaborar sus planes en relación a la banda derecha, ya que no es solo el japonés el que se marcha, sino también Hamari Traoré, que también está con su selección, la de Mali, en la misma competición que Williams.

El hecho de tener que rehacer toda una banda y perder a dos jugadores muy poderosos no es una cuestión baladí. Es cierto que la Real dispone de un considerable fondo de armario, pero los dos futbolistas que no pueden estar son demasiado importantes como para no echarles en falta.

Kubo además es un desequilibrador de defensas, capaz de desestabilizar a cualquier jugador contrario con su regate con la pierna izquierda. Si un driblador siempre es un futbolista peligroso, para los defensas, enfrentarse a un zurdo, acostumbrados como están a que les encaren delanteros que juegan con la derecha, es una acción de alto riesgo. «Esa zurda es un don que le ha dado Dios», decían en Mallorca cuando jugaba en Son Moix, y cuyo manejo ha perfeccionado.

Además, es un futbolista rapidísimo y duro de pelar, no se arredra ante los contrarios, por mucho que luego se vaya de la lengua pidiendo protección a los árbitros, una cuestión que parece poco procedente viniendo de un componente del segundo equipo de la Liga que más faltas comete. Porque patadas reciben todos los delanteros, entre ellos Iñaki Williams, acostumbrado desde hace años a las tarascadas de los defensas rivales, sin que se le haya escuchado nunca un lamento.

Que Iñaki es una baja importantísima para el Athletic es una obviedad, porque está jugando su temporada más brillante con el Athletic. Regular, siempre uno de los mejores del equipo, centrado en el juego de ataque, incansable cuando le toca recular y defender, y termómetro de las fiebres de su hermano Nico, que indudablemente le echará en falta por su estrecha colaboración en el campo, pero también por esa tutela moral que el mayor sigue ejerciendo y el pequeño aceptando, y que es parte importante en el equilibrio del vestuario, que es, precisamente, la razón por la que la ausencia de Iñaki tal vez no sea tan complicada de solventar en el derbi del sábado ante la Real.

Es cierto que el equipo donostiarra se le ha dado bastante bien al mayor de la saga. El año pasado, sin ir más lejos, le hizo los dos goles rojiblancos en San Mamés, y su ausencia es un respiro para la defensa del equipo de Imanol, pero la presencia de Berenguer en la alineación del pasado partido liguero ante el Sevilla, hace crecer la esperanza. No por el navarro, sino porque los datos y las sensaciones apuntan a que el Athletic de la presente temporada es algo más que la aportación de individualidades, un bloque compacto, muy serio y capaz de suplir cualquier ausencia.

Basta remitirse al último partido liguero, en el que Valverde cambió la pareja de medios centro, y el equipo siguió funcionando igual. Iñaki Williams es un nombre destacado, tal vez el más importante esta temporada, pero puede que la ausencia de Kubo sea más relevante en el derbi de San Mamés.