Berenguer salta sobre Pedraza en el partido disputado el domingo en San Mamés. e. c.

El ideal de un Athletic ganador

La obsesión de Marcelino es lograr que el equipo entre en una inercia positiva que le ponga en las mejores condiciones de crecer y triunfar en la Copa este mes de abril

Martes, 23 de febrero 2021, 00:15

Los dos grandes objetivos del Athletic esta temporada son la final de Copa aplazada contra la Real y la lucha por ese mismo título en ... la presente edición, que pasa en primer lugar por superar al Levante en Orriols. Hablamos, por tanto de dos -o quizá tres- partidos en los que el equipo de Marcelino deberá dar lo máximo, como hizo en la Supercopa. La posibilidad de ganar un título -o quién sabe si dos- y el regreso a Europa después de tres años sin sacar el pasaporte son algo demasiado importante como para no concentrar en esos retos toda la ambición. Todo esto, como decimos, se da por supuesto. No admite discusión. Como tampoco la admite la evidencia de que la mejor manera de llegar a esas citas clave es habiendo conseguido que el equipo las afronte en su mejor momento de puesta a punto. En ello trabaja Marcelino.

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En la entrevista que concedió a este periódico la semana pasada, y luego en la charla informal y 'off the récord' que mantuvo con el entrevistador, el técnico asturiano se refirió en varias ocasiones a lo que él llamó «la costumbre de ganar». Podría haber hablado del hábito de la victoria. Incluso de la rutina del triunfo. Son lo mismo. Definen la misma virtud. Cuando hablaba de ella, a Marcelino se le encendía la mirada, como sucede a veces cuando uno expresa en voz alta su gran ideal. Nada le parecía más importante que conseguir que su Athletic logre lo antes posible una continuidad en los buenos resultados y disfrutar de los beneficios de esa inercia ganadora. Así las cosas, seguro que le dolió mucho no poder sumar los tres puntos ante el Villarreal, aunque su equipo los mereciese. O precisamente por ello.

Encontrar esa ansiada regularidad en los buenos resultados es una tarea realmente compleja en el Athletic. Gaizka Garitano no acabó de conseguirla en su segunda temporada, ni tampoco en esta. Marcelino trabaja en ello desde hace siete semanas, que es poco tiempo para arreglar el problema pero el suficiente para haber comprobado la dificultad de la empresa. Doce partidos lleva el Athletic a las órdenes de su nuevo técnico, cuya trayectoria se puede dividir en dos fases. Una primera espectacular con la derrota ante el Barça en el debut y luego cinco victorias seguidas, con el título de la Supercopa incluido. Y luego una segunda fase con una derrota, cuatro empates y una victoria, la del Carranza.

El técnico asturiano ha aumentado la personalidad competitiva del equipo

Luces y sombras

Las rachas, unas positivas y otras negativas, son una constante en este equipo. Tanto que podría considerarse que la irregularidad forma parte de su naturaleza. Podemos hacer un pequeño repaso. En la campaña 2017-18, el Athletic tuvo dos rachas contrapuestas. Una negativa, con cuatro derrotas y un empate entre Liga y Europa League (se perdió contra Zorya en San Mamés) y otra positiva de cuatro victorias (una de ellas precisamente ante el mismo Zorya en Luhanks) y dos empates. De la campaña siguiente, tras la marcha de Ziganda y llegada de Berizzo, nos queda uno de esos malos recuerdos que no caducan: la de los doce partidos seguidos sin ganar (4 derrotas y 8 empates) tras la victoria en el estreno de la Liga ante el Leganés. Nada más coger el equipo, Garitano lo reactivó con tres victorias -la primera en Copa ante el Huesca- y dos empates.

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La pasada temporada volvió a ser un ejemplo de resplandores y apagones, una irregularidad vinculada a las apreturas del calendario. Cuatro victorias y un empate a partir de la jornada 11 pusieron a los rojiblancos en la órbita de los puestos europeos, incluso en la pelea por la Champions. Nos las prometíamos muy felices aquel otoño. Cuando empezó a sentirse el desgaste de la Copa, sin embargo, el Athletic se desplomó en la Liga con 5 empates y 5 derrotas entre las jornadas 16 y 25. Los altibajos, en fin, han sido como una condena. De hecho, pueden considerarse la clave de la destitución de Garitano, incapaz de corregir los vaivenes en los resultados y los aparatosos dientes de sierra en la calidad del juego.

Encontrar la regularidad en los resultados es una tarea realmente compleja en el Athletic

A Marcelino le toca lidiar este toro. No lo tiene fácil, pero visto lo visto hay una esperanza: el técnico de Cardeñes ha aumentado la personalidad competitiva de los rojiblancos. Su equipo es intenso, valiente y comprometido. Lo demuestra en todos los partidos. Otra cosa es el acierto de los jugadores, la calidad mayor o menor que ofrezcan. La actitud, sin embargo, es innegociable. Podríamos decir que en el Athletic se han acabado todas las dudas salvo las inevitables, es decir, las que tienen que ver con la incertidumbre que existe siempre alrededor del rendimiento de los jugadores. A veces tienen su día y a veces no. Pensemos en Williams, futbolista de luces y sombras donde los haya.

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Contra esta evidencia sólo cabe una actitud: perseverar en la mentalidad ofensiva que ha impuesto el asturiano. El Athletic firmó 18 remates a la portería de Asenjo, mientras que el Villarreal sólo hizo 3. En el anterior partido en San Mamés, la diferencia fue todavía más grande: 16 remates del Athletic por 2 del Levante. La mala puntería y la escasa claridad de ideas de los rojiblancos en los metros finales -un viejo defecto- hicieron que esos duelos acabaran en tablas y dejaran un poso de frustración. Vale. Así es el fútbol. Lo cual no significa -y Marcelino tiene esto clarísimo- que haya que dar mayor importancia a las casualidades. Lo importante es seguir marcando esa gran diferencia en los remates. Sólo así puede lograrse que ganar se convierta en una costumbre.

Las rachas

  • Temporada 2017-18. La mejor racha de Ziganda fueron cuatro victorias y dos empates entre Liga y Europa League. La peor, cuatro derrotas y un empate.

  • Temporada2018-19. Tras ganar en la primera jornada, el equipo de Berizzo estuvo doce partidos sin ganar (con cuatro empates y ocho derrotas). Garitano lo activó con tres victorias y dos empates en sus cinco primeros partidos.

  • Temporada 20-19-20. Cuatro victorias y un empate a partir de la jornada 11 pusieron a los rojiblancos en órbita. A partir de enero se derrumbaron con cinco empates y cinco derrotas en Liga.

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