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El Athletic solo piensa en mantener esta noche su nivel de toda la temporada, la mejor manera de superar a un Mallorca curtido y conquistar la Copa número 25Ha llegado el día, el del ataque a la cima, dicho en términos alpinísticos. Desde diciembre, el Athletic ha ido dando pasos hacia lo alto, ... aclimatándose, poniendo campos de altura y superando con carácter y esfuerzo todas las dificultades de la ascensión, incluso cascadas de hielo como el Barça o el Atlético de Madrid. Esta noche toca lo más difícil: hacer cumbre. Con ello sueña todo el Athletic, que lleva cuarenta años esperando un momento de gloria como el que puede vivir esta noche (22.00 horas) en el estadio de La Cartuja. Tras cinco finales de Copa perdidas desde 2009, más una de la Europa League, los rojiblancos vuelven a intentarlo. Su perseverancia merece un premio, sin duda, pero ya se sabe que en el deporte los premios no se reciben como un regalo. Se conquistan.
En estos días previos ha sido imposible sustraerse del espectacular ambiente que se estaba viviendo en toda Bizkaia. Mejor dicho, en todo el mundo athleticzale. Es probable que se hayan superado los récords anteriores -y eso que el listón estaba muy alto- en lo que se refiere a horas de conversación sobre la final y a metros cuadrados de banderas rojiblancas desplegadas en balcones, escaparates y fachadas. Y, por supuesto, también en lo que se refiere a movilización de la hinchada, que ayer ya había inundado Sevilla. Desde 2003, cuando la armada jocosa y cervecera del Celtic aterrizó con setenta mil espectadores para la final de la UEFA contra el Oporto, no se recordaba una marea de hinchas semejante en la capital andaluza.
Ahora bien, más allá del ambiente, en esta crónica previa toca hablar de fútbol, de una final que tiene un favorito -el Athletic- y un 'outsider' con ganas de romper los pronósticos como es el Mallorca. Aseguró hace unos días Valverde y ayer volvió a insistir en ello que la diferencia entre los dos equipos es mínima. Esto no es objetivamente cierto y se demuestra en la Liga, donde los rojiblancos superan en 25 puntos a los bermellones, que están a seis del descenso. Ahora bien, al técnico de Viandar de la Vera no le falta razón: porque lo que hace efectivamente mínima la diferencia entre los dos equipos es el hecho de que se trate de una final, es decir, de un solo partido en el que puede pasar cualquier cosa.
Si esto fuera un 'play off' al mejor de cinco, como en baloncesto, habría pocas dudas en favor del Athletic, pero sólo son 90 minutos o 120 en caso de prórroga. Y eso lo cambia todo, ya que un partido puede decidirse en cualquier detalle azaroso. Casi todas las finales, de hecho, son un paseo por el alambre y en ese tipo de situaciones hay que saber manejar la presión. Esta es la mayor duda, casi la única, que genera el equipo de Valverde, un grupo en su mayoría joven -solo tres de sus titulares hoy (De Marcos, Berchiche e Iñaki Williams) habrán jugado una final-, que se enfrenta a la oportunidad de sus vidas.
Soportar la trascendencia del choque y jugar con naturalidad será la clave. Si el Athletic lo consigue, si es capaz de ser el equipo que lleva siendo toda la temporada, solo una desgracia le apartaría del título. El caso del Mallorca es algo diferente. Digamos que no depende de sí mismo. Para tener opciones necesita que el Athletic baje su nivel, que se sienta incómodo, que empiece a dudar, y a ello se va a dedicar con ahínco desde el primer minuto. La tropa del 'Vasco' Aguirre, muy curtida, tiene argumentos para convertirse en un dolor de muelas para rivales que le superan en calidad. Que se lo pregunten al Girona o a la Real. Por otro lado, está claro que va a jugar más liberada, sin la mochila sentimental con la que cargan los rojiblancos.
Ya hemos dicho que en estos partidos los detalles pueden ser decisivos. Recordemos cómo se le escapó al Athletic en la misma Cartuja la final contra los donostiarras: un penalti evitable de Iñigo Martínez. Pero también son decisivos los jugadores con calidad para marcar la diferencia. Y el caso es que en ninguna de las anteriores finales del Athletic desde 2009 se recuerda una actuación sobresaliente de un jugador. Ninguno dio un golpe en la mesa y dijo aquí estoy yo. Ninguno fue capaz de subirse el equipo a la espalda. Es más, muchos desaparecieron del mapa. Dicho de otro modo: sería muy importante que hoy tengan su día los hermanos Williams o Sancet, cuya labor en la media punta será vital ante una defensa de tres centrales como la del Mallorca.
Respecto a las alineaciones, ninguno de los dos entrenadores soltó prenda, como estaba previsto. En el caso del Athletic, no hay interrogantes. Al equipo le han salido muy bien las cosas esta temporada, los astros le han acompañado, todo lo contrario que en la campaña pasada, de manera que Valverde podrá alinear su once de lujo; eso sí, con la discutible presencia de Agirrezabala en lugar de Unai Simón. Tampoco parece que Aguirre vaya a deparar sorpresas. Greyf seguirá en la portería porque está siendo talismán en la Copa; Raíllo, Valjent y Copete serán sus tres centrales y Giovani y Jaume Costa, sus carrileros. Samu Costa es fijo y entre Dani Rodríguez, Antonio Sánchez y Darder se jugarán los otros dos puestos en la medular. Arriba, Larín y Muriqi chocarán con Paredes y Vivian.
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