Darío Urzay viste el Guggenheim de rojiblanco
El artista vizcaíno homenajea con sus obras a Iribar - «se lo merece»- , al Athletic, a sus aficionados y a Bilbao, su ciudad, a dos semanas de que se dispute la final de Copa
Como ya han hecho el Ayuntamiento y miles de vizcaínos, el Guggenheim también ha decorado su fachada con los colores del Athletic. Y al tratarse ... de una pinacoteca de tanto prestigio, no iba a utilizar la típica bandera rojiblanca que se puede ver por casi todos los rincones del territorio. El museo ha encargado la obra al artista bilbaíno Dario Urzay, autor, entre otras piezas, de la histórica camiseta 'ketchup' que vistió el club en 2004.
«Recibí una llamada del director, Juan Ignacio Vidarte. Me dijo que era el artista ideal para hacer algo que se saliese de lo normal en el museo, que pensara algo. Entonces le di una vuelta con Daniel Vega (Director Técnico de Exposiciones y Conservación del Museo) y pregunté si era viable hacer algo en la fachada», explica Urzay a este periódico.
«Nunca se había modificado en 27 años y, con el respeto que le tengo a (Frank) Gehry, me puse manos a la obra. Son seis obras en diferentes lugares para conseguir que la gente vea el edificio desde varios puntos de vista, como una gymkana», explica el autor de 'Shoot Strokes', el nombre que recibe el conjunto de las seis láminas.
Algunas ya están instaladas y el resto podrán verse en la fachada exterior del Guggenheim en los próximos días. De diferentes medidas, todas ellas tienen el mismo patrón: la proporción de una portería de fútbol. Uno a tres. «Al principio pensé en la medida exacta de una portería, pero se quedaba muy pequeña. Todas estas imágenes no cabrían dentro del museo».
'Bihozkada', 'Areando', 'On Air', 'Winner', 'Aup' y 'Mitoa' son los nombres de cada una de ellas, la última de ellas en honor a José Ángel Iribar. «El Chopo es alguien muy especial, lo merece», precisa Urzay. 'Mitoa' tendrá una medida de 4 por 12 metros, similar a 'Bihozkada', la primera que vio ayer la luz.
El artista se considera «muy futbolero» y de hecho su hijo juega de portero. «Cuando un balón traspasa la línea de gol se produce la magia», cuenta. ¿Y hasta cuándo estarán las obras en la fachada del Guggenheim? Pues no solo se asomarán a la gabarra (si es que la hay) el 11 de abril, sino que «se quedarán hasta el final de la Liga. «Además de la posibilidad de ganar la Copa cuarenta años después, el equipo puede entrar en Champions. Es una circunstancia muy especial, algo histórico», dice ilusionado.
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