Un gran error de cálculo

Fue un grave error de cálculo. La junta se encontró el domingo con una tremenda oposición y un débil apoyo. Prácticamente, dos de cada tres votos fueron contrarios en la votación para aporbar el presupuesto de la temporada 2020/21, el apartado con peor resultado.

El presidente estaba convencido de que la excepcional situación originada por la Covid-19 iba a provocar que los compromisarios apoyaran sus propuestas, pero por debajo había un mar de fondo en el que se unieron los opositores más furibundos con quienes estaban molestos por la gestión de la junta en situaciones como la permanencia de Gaizka Garitano en el banquillo del Athletic o el rocambolesco intento de fichaje de Fernando Llorente tras las gestiones de pesos pesados del primer equipo.

La devastadora derrota conmocionó a los dirigentes y les demostró que habían sido demasiado optimistas. Su tesis los días anteriores era que una asamblea telemática les favorecía porque debería propiciar una mayor participación de los más jóvenes. En las elecciones de 2018, Alberto Uribe-Echevarría ganó en las urnas de los socios de mayor edad y Elizegi remontó en las mesas de los de menor.

La junta ni siquiera sacó adelante el proyecto de la grada de animación, su baza de mayor peso en las anteriores elecciones. Fue una derrota especialmente dolorosa para los dirigentes que habían incluido este asunto como tema estrella de la campaña hacia Ibaigane. Elizegi fue sorprendido ayer en la rueda de prensa cuando se le preguntó si los estatutos permiten llevar el asunto a la asamblea extraordinaria. El presidente recononió no conocer la respuesta. La realidad es que sí lo puede hacer. Es una facultad de la junta presentar ante un cónclave, ordinario o extraordinario, los asuntos que considere.

Los dirigentes analizan en estos momentos los pasos a dar. La prioriridad es sacar adelante las cuentas porque la Liga y el Consejo Superior de Deportes necesitan que depositen el balance de cara a su labor reguladora. En las anteriores ocasiones en las que una asamblea tumbó los proyectos de la junta -le sucedió a Arrate, Lertxundi y Macua-, los dirigentes fecharon el siguiente cónclave alrededor de dos meses después. Es probable que Elizegi intente recortar este plazo. La única obligación legal que tiene, en todo caso, es convocar la asamblea con 15 días de antelación.

Los actuales responsables de Ibaigane debaten ahora si llevar de nuevo el proyecto de grada de animación a la extraordinaria o dejar el asunto para la asamblea ordinaria de finales de 2021. En alguna de las dos el asunto se colocará de nuevo sobre la mesa. Elizegi entiende que se trata de un proyecto clave para el club que no puede ser aparcado.

La junta se reunió por espacio de unas horas al concluir la agotadora asamblea de seis horas y media del domingo. La primera reacción en caliente entre alguno fue que habían sido derrotados por una oposición organizada que hubiera rechazado cualquier propuesta. Sin embargo, según avanzó la tarde se impuso la necesidad de ser dialogantes, un modelo de gestión que Elizegi quiere tener como sello personal. La junta resolvió que deben buscar acuerdos con los críticos para sacar adelante sus proyectos económicos y mantener su gestión.