La pasión rojiblanca se desborda
Los jugadores celebraron la victoria con una emotiva piña en el césped y sus familiares y amigos lo dieron todo en la grada
La Supercopa que saltó de España a Arabia Saudí demostró anoche que el gran punto de interés para los hinchas locales estaba en el ... Madrid-Barcelona del miércoles. De los alrededor de 50.000 espectadores, según los cálculos de los medios árabes, se bajaron a cerca de 8.000 en la segunda semifinal. Es algo que no cogió por sorpresa a la organización. Las fuentes consultadas indicaron que a las doce de la mañana el Atlético-Athletic llevaba recaudados 0,7 millones de euros en taquilla frente a los 6 ingresados la víspera. Donde había miles de hinchas detrás de las porterías, ayer aparecieron diez enormes lonas.
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Toda la frialdad que se vivió en las gradas se convirtió en emoción en la desbordante celebración rojiblanca. Una de las virtudes de los de Marcelino es que son un grupo muy unido. Quedó claro cuando los rojiblancos protagonizaron una piña en el centro del campo que puso los pelos de punta. Luego quisieron inmortalizar el momento con una foto de toda la plantilla. Haber ganado en los tres últimos partidos de Supercopa a Atlético, Barcelona y Real Madrid lo merecía.
Tras unos minutos de altísimo valor simbólico, la plantilla se dirigió al vestuario entre los aplausos de los espectadores. Dentro de la caseta celebraron por todo lo alto la clasificación para una nueva final.
La retirada al vestuario fue también un momento que no se olvidará. La mayoría de los hinchas saudís iban con el Atlético y muchos de ellos portaban camisetas de los del Wanda. Sin embargo, supieron reconocer el merecido triunfo rojiblanco y despidieron a los vascos con una gran ovación, correspondida por los futbolistas con una devolución de aplausos.
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Fue además una gran noche para los pocos hinchas que acompañaron al equipo. Sólo cuatro le acompañaron en el viaje oficial. A ellos se unieron familiares y amigos de algunos jugadores, esponsors y un pequeño grupo de vascos residentes en Arabia. En la principal tribuna del estadio estaba Faris Hassan, un saudí hincha de la Real Sociedad, con su txapela, su bufanda con la ikurriña y su camiseta realista. «Aquí son todos del Madrid o del Barcelona y unos pocos del Atlético. Los demás equipos apenas interesan», explica. «Te llamo si veo a alguien del Athletic», se comprometió antes del partido. «No hay nadie por aquí», admitió al descanso.
La emoción final llegó tras un partido que no tuvo el mismo rango organizativo que el de la víspera. El contundente recibimiento con juego de luces y sonido a los equipos dio paso a una austera salida al campo con un enormes escudos de los equipos y poco más. De la vibración de las gradas en la víspera a un partido que en muchos momentos parecía jugarse a puerta cerrada.
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El Athletic ya sabe lo que le espera en la final. Jugar ante el Real Madrid en el estadio rey Fahd es peor que hacerlo en el Bernabéu. Los hinchas locales se volcarán con los blancos.
Celebrando los goles del Athletic
No corearon los nombres de los goleadores, como hicieron la víspera en el Barcelona-Real Madrid, pero los hinchas locales celebraron los goles vascos. En el tiempo de descuento, un pequeño grupo de diez se levantó en la tribuna central para animar a los bilbaínos. El grupo de hinchas del Atlético, situado a unos pocos metros, les mostraba sus pulgares hacia abajo.
Los vascos celebraron por todo lo alto su segunda final consecutiva. La frialdad de la gradas dio paso a la pasión rojiblanca en el césped. Los de Marcelino protagonizaron una emocionante piña y una foto de grupo.
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El Athletic ya sabe lo que le espera en la final del domingo. Jugar ante el Real Madrid en el estadio rey Fahd es peor que hacerlo en el Bernabéu. Los hinchas locales se volcarán de nuevo con los blancos. Más mérito aún para el equipo rojiblanco si revalida su título.
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