La filosofía del Athletic no está en venta, es innegociable. Con ella crecimos y espero que con la misma nos despidamos del fútbol mundano. Renunciar ... sería como jugar sin balón y, para los que lo ponen en duda, se debe perpetuar en el tiempo. Es nuestra seña de identidad; para lo bueno y lo malo hemos escrito las más bellas páginas de nuestra historia con su postulado. La Real tuvo que pasar por un calvario para enterrar sus tablas de la ley y aunque no haya conseguido desde entonces nada relevante, sí es cierto que ha manejado muy bien su mercado de fichajes sacándole pingües dividendos, y ha mantenido sin mayores problemas la categoría gracias a preservar una cantera de la que han surgido algunos de los mejores jugadores jóvenes de las últimas añadas. Seguro que les llena también de orgullo, y muchos todavía piensan en lo que habría supuesto contar solo con jugadores vascos.
Si hay un ejemplo claro del éxito que supone una forma de pensar única en el mundo es la consecución de poder jugar tres finales en un solo año. Este dato corrobora un logro que refuerza nuestra filosofía y merece una celebración mayúscula más allá de resultados. Ya si ganamos las tres es una bomba. El perímetro de nacimiento de los jugadores del Athletic Club desde el kilómetro cero que podríamos situar en Bilbao lo marca Raúl García y es de 150 kilómetros, seguido por Berenguer y Muniain. Al resto se les puede ir a fichar en bici o pertenecen a la disciplina de Lezama, que, con 50 años de ilusión, los conoce desde niños. Con semejante onda expansiva tenemos en nuestra mano la posibilidad de ampliar el museo de la memoria, hablando solo tres idiomas: el euskera, el castellano y el del Athletic.
No imagino cuestionar nuestra filosofía con los que estarán presentes en cuerpo o espíritu como Pichichi, Zarra, Gorostiza, Iribar, Uriarte, Koldo Aguirre, Gainza, Panizo, Iriondo, Dani, Goiko, Etxebe, Urzaiz, Guerrero y un sinfín de leyendas que trabajando fuera vieron nacer a sus hijas e hijos en Bilbao, por lo que podría ocurrir en un futuro en el caso de que les gustase el fútbol. ¿Alguno de ellos cambiaría la forma de ver nuestro peculiar universo futbolístico?
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