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Hace ya un año que las gradas de los campos de fútbol de Euskadi permanecen vacías, sin alma. Faltan los aficionados que daban color y calor a los estadios, y se desconoce cuándo podrán volver poco a poco a sus asientos. Por eso sorprenden tanto ... imágenes de estadios de otras comunidades como las del pasado fin de semana en el derbi Badajoz-Mérida de Segunda B. Más de 7.000 aficionados en las gradas del Nuevo Vivero celebraron la victoria de los pacenses, algo que en el caso de Athletic y Real no sucede desde marzo de 2020 porque el fútbol profesional no permite todavía abrir la puerta de los estadios.
Sin embargo, la permisibilidad que se da en Segunda B y Tercera, donde la regulación de los aforos compete a las Comunidades Autonómicas, ofrece situaciones como la referida, o como ver las gradas del Francisco de la Hera de Almendralejo con 4.200 hinchas.
Las cifras de afluencia en Extremadura son las más altas hasta el momento en campos de fútbol de España desde que arrancó hace un año la pandemia. El 2 de marzo, el vicepresidente segundo y consejero de Sanidad, José María Vergeles, explicó las nuevas medidas gracias al descenso de los contagios y de la incidencia acumulada en esa región: 50 casos a los 14 días y 21 a los 7 por 100.000 habitantes.
Así las cosas, se permite que los recintos deportivos como estadios de fútbol puedan llenar un 50% de su aforo. El nuevo Vivero tiene 14.175 plazas, mientras el Romano de Mérida tiene 14.600 y el Francisco de la Hera, 11.580.
Algo similar ha sucedido con la relajación de medidas en Murcia, lo que permite desde el 6 y 7 de marzo a clubes de Segunda B como el UCAM, Real Murcia, Yeclano y Lorca Deportiva meter aficionados en su campo, lo mismo que en Tercera. En función de la incidencia, pueden llenar entre el 50 y el 75% del aforo, lo que permitió que al derbi UCAM-Real Murcia acudieran 3.000 personas a la vieja Condomina. En el caso de la nueva, el Murcia podría meter hasta 15.000.
En otras comunidades, las limitaciones son mayores, pero también deja imágenes llamativas como en el caso de Santander, donde el Racing puede contar con 4.000 aficionados en El Sardinero, después de que el Gobierno de Cantabria autorizara cubrir un 20% del aforo. Sus rivales vizcaínos, sin embargo, juegan a puerta cerrada.
Por contra, en Andalucía, el escenario de las finales de Copa y donde la Federación plantea abrir la mano, las restricciones han sido más severas y no han dejado pasar a los clubes de Segunda B de los 800 aficionados. De hecho, para el derbi del campo de Gibraltar entre la Balona y el Algeciras, el club de La Línea solicitó ampliar el aforo en el Municipal (8.000 plazas), una petición rechazada por la Junta.
Galicia, Castilla-La Mancha, Aragón... han permitido la presencia de aficionados de forma muy limitada, hasta 500 personas en función del aforo de los estadios, mientras la Comunidad Valenciana limita a 150 e incluso denegó al Hércules una mayor presencia en el Rico Pérez, un campo con una capacidad para 29.000 espectadores.
Esta semana le ha llegado el turno a Cataluña. De hecho, los clubes con mayor aforo en sus estadios como Nástic y Barça B celebran la posibilidad de contar con mil espectadores en sus próximos encuentros.
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