Europa, la espina clavada de Valverde
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Los éxitos del técnico del Athletic en las competiciones domésticas contrastan con sus fracasos y sinsabores en los torneos continentalesEn el Athletic no quieren obsesionarse con la Europa League por mucho que la final se juegue esta temporada en San Mamés. Conscientes de la ... gran ilusión que tiene puesta su hinchada en el torneo continental, Jon Uriarte y Mikel González quisieron dejar claro el lunes de la semana pasada que el objetivo del equipo debe ser volver a Europa «por el camino natural de la Liga». Esto ni significa, ni mucho menos, que se desdeñen las otras competiciones, pero la prioridad es la prioridad. Seguro que Ernesto Valverde comparte la visión de la jugada del presidente y del director de Fútbol. Aún así, también es muy probable que el técnico rojiblanco se guarde para sí mismo un viejo sueño que ya es para él como una espina clavada: el de lograr por primera vez en su carrera como entrenador un título europeo.
A diferencia de sus éxitos con el Athletic, el Olympiakos y el Barcelona en los torneos domésticos -suma 11 títulos, 5 Ligas, 4 Copas y dos Supercopas-, Txingurri no ha tenido suerte en Europa. Como jugador, su primera experiencia no pudo ser más traumática. Seguro que no ha olvidado ni la fecha: 18 de mayo de 1988. El Espanyol de Clemente se dejó remontar en la segunda parte el 3-0 que llevaba de renta del partido de ida en Sarrià y acabó perdiendo con el Bayern Leverkusen en la tanda de penaltis. Un golpe tremendo. Es cierto que al año siguiente Valverde ganó con el Barcelona la Recopa, pero su papel en el equipo de Cruyff fue mucho menor de lo que había sido en el Espanyol. En la final contra la Sampdoria en Berna, de hecho, ni estuvo en el banquillo. Como futbolista, Valverde jugó en Europa en dos ocasiones más y en ambas cayó en octavos. En 1990, con el Barça en la Recopa ante el Anderlecht, y en 1995, con el Athletic ante el Parma en la Copa de la UEFA.
Como entrenador, disputó su primera competición continental en la temporada 2004-05. Era su segundo curso en el banquillo de San Mamés. El primero había sido todo un éxito. Los rojiblancos acabaron quintos y se clasificaron para Europa. La hinchada estaba muy ilusionada con el equipo aquel verano en el que Fernando Lamikiz ganó las elecciones a la presidencia del club. Y el paso firme del equipo en la competición europea no hizo sino acrecentar el entusiasmo.
El mazazo
Tras pasar la primera ronda remontando en casa al Trabzonspor, el Athletic superó la liguilla que le enfrentó a Parma, Besiktas, Steaua de Bucarest y Standar de Lieja. En tierras belgas los rojiblancos lograron un histórico 1-7, que sigue siendo la mayor goleada a domicilio del equipo en Europa en toda su historia.
En Bilbao se hablaba ya de la final de Lisboa, como ahora se habla y se hacen castillos en el aire con la final de 2025 en San Mamés. El Austria de Viena parecía una víctima propiciatoria en dieciseisavos, impresión que se acrecentó tras el 0-0 en el Prater. Y, sin embargo, la ilusión se hizo añicos. La mala suerte, dos errores fatales en defensa y unos nervios exagerados tumbaron al Athletic (1-2). El mazazo cambió la temporada; incluso determinó el futuro de Valverde, que cinco días después anunció que no continuaría en el club «por falta de fuerzas».
El técnico de Viandar de la Vera las recuperó tras un año sabático y fichó por el Espanyol, donde como exjugador muy querido fue recibido con los brazos abiertos. Los periquitos hicieron una Copa de la UEFA sensacional, llegando invictos a la final en Hampden Park contra el Sevilla. En el momento decisivo, sin embargo, les faltó suerte. El equipo de Valverde hizo lo más difícil. Pese a quedarse con un jugador menos por la expulsión de Moisés en el minuto 68, fue capaz de empatar al equipo de Juande Ramos en el minuto 115 de la prórroga y forzar los penaltis. Y allí terminó todo. El Espanyol sólo marcó uno de los cuatro lanzamientos y el Sevilla comenzó entonces su impresionante recolección de títulos de la Europa League.
Tampoco en Olympiakos, su siguiente destino, tuvo suerte Valverde en Europa, a diferencia de lo que le ocurrió en la competición doméstica. De hecho, su primer compromiso con el club griego, en el verano de 2008, fue disputar una previa de clasificación para la Champions contra el Anorthosis chipriota y sufrió un 3-0 humillante. Tuvo que jugar, por tanto, la UEFA y su camino no pasó de dieciseisavos, eliminado por el Saint-Etienne. Valverde pareció que iba desquitarse de ese mal sabor de boca en la temporada 2011-12, el segundo año de su segunda etapa en el club de El Pireo, al que llegó procedente del Villarreal, donde fue cesado en enero. Olympiakos completó una liguilla más que meritoria en la que se enfrentó al Arsenal, el Olympique de Marsella y el Borussia de Dortmund. Parecía la cenicienta del grupo, pero acabó clasificándose con dos victorias en las dos últimas jornadas, en Marsella (0-1) y ante el Arsenal (3-1). Después eliminó al Rubin Kazan en treintaidosavos y todo indicaba que también se desharía del Metalist Kharkiv, y más tras ganar en Ucrania por 0-1. Pues bien, Valverde sufrió otro mazazo similar al del Austria de Viena con el Athletic y perdió en casa por 1-2.
Roma y Liverpool
Su siguiente destino, el Valencia, fue de corto recorrido. Aún así, Txingurri volvió a dirigir en competición continental. Sin mucha fortuna. El PSG de Ancelotti eliminó de la UEFA al equipo ché, al que se impuso en Mestalla (1-2) y con el que empató en el Parque de los Príncipes. Valverde fichó por el Athletic en el verano de 2013 y estuvo cuatro temporadas. En tres de ellas, jugó en Europa, una vez en Champions y dos en la Europa League. Son recuerdos todavía bastante recientes. Aquella Champions de la campaña 2014-15 se recordará por la gran previa ante el Nápoles, pero el equipo no pudo pasar de la fase de grupos con el Shakhtar Donetsk, el Bate Borisov y el Oporto. Y lo que es peor. Reenganchado a la Europa League tras quedar tercero, cayó eliminado por el Torino.
La temporada siguiente prendió de nuevo la ilusión. Como en 2004, la afición ya pensaba en hacer historia, la que no pudo hacerse ni en 1977 ni en 2012. Un Athletic muy competitivo se plantó en los cuartos de final de la Europa League tras pasar la liguilla, superar en dieciseisavos al Olympique de Marsella y al Valencia en octavos. Tocaba el Sevilla, mal rival, el peor posible en esa competición. Y más si la eliminatoria se acaba decidiendo en la tanda de penaltis, como así fue. Otro golpe muy duro para Valverde, que volvió a intentarlo el curso siguiente y tampoco pudo llegar lejos. Los rojiblancos pasaron la fase de grupos, que les juntó con el Sassuolo, el Genk y el Rapid de Viena, y eran claros favoritos en dieciseisavos ante el Apoel. Sin embargo, no lo demostraron. Tras ganar 3-2 en San Mamés, un durísimo 2-0 en Nicosia les dejó en la calle.
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