Un equipo con buenos suplentes
ANÁLISIS ·
Observando en los partidos a los futbolistas que ocupan el banquillo del Athletic, la impresión es que comparten la reflexión que hizo Dani García la semana pasadaEs lógico que en estos momentos de alegría rojiblanca pongamos los focos en los jugadores que están dando más de qué hablar, asumiendo un mayor ... protagonismo en los éxitos del equipo: los hermanos Williams, Berenguer, Sancet... Pero haríamos muy mal en olvidar a los futbolistas que están viviendo en un segundo plano o en la sombra, en algunos casos prácticamente desaparecidos, este gran arranque de temporada. Lo digo, por supuesto, influido por las impecables palabras que pronunció la semana pasada Dani García en la sala de prensa de Lezama. «No me perdonaría que mis compañeros dijeran que fui un mal suplente». Fue una de esas frases que piden mármol, algún tipo de posteridad. Yo la dejaría inscrita, con martillo y cincel, en la puerta de los vestuarios del primer equipo.
La reflexión del futbolista de Zumarraga tuvo un gran eco, absolutamente merecido por otra parte. Pocas veces se escucha a un futbolista plantear con tanta claridad la disyuntiva a la que se enfrentan todos los jugadores, algunos con frecuencia y otros, las grandes figuras, de forma excepcional. «Todos queremos jugar, pero tienes dos opciones: o venir a intentar mejorar y ganarte el puesto con buen ánimo, o decir que el entrenador es muy malo y me tiene manía», explicó. Y todos dijimos, amén. Si una semana después de que las pronunciara vuelvo a referirme a las reflexiones de Dani García se debe a que me acordé mucho de ellas el pasado viernes cuando, en mitad del vendaval rojiblanco frente al Almería, intercaladas con escenas de euforia en las gradas, vimos algunas imágenes de los suplentes de Valverde en el banquillo.
La actitud de los menos habituales es clave para la competencia dentro del equipo
Allí estaban Raúl García, Vencedor, Villalibre, Zarraga, Capa, Vesga, Herrera... Cada uno con su historia particular, sus deseos y sus cuitas. Uno imaginaba a 'Rulo' serio, consciente de que lo suyo es ley de vida después de una espectacular carrera de 19 temporadas en Primera; a Vencedor mascando la decepción por su súbita pérdida de protagonismo esta temporada y preguntándose qué debe hacer para recuperarlo; a Villalibre, que celebraba su cumpleaños, dudando de si le caería el regalo de unos minutos sobre el césped después de cinco partidos sin salir; a Zarraga queriendo ser optimista pese a todo; a Capa jurándose a sí mismo que nunca se resignará al banquillo; a Vesga cruzando los dedos para recuperar su titularidad tras la lesión; a Herrera, inteligente como es, asimilando lo complicado que va a ser para él hacerse con un hueco en el once titular...
No sé por qué, fue sólo una sospecha, pero viéndoles a todos en el banquillo me pareció que el Athletic tenía buenos suplentes. Y no me refiero a su calidad, al hecho de que cualquiera de ellos, en un momento dado, pudiera saltar al campo y no sólo competir con garantías sino incluso mejorar las prestaciones del equipo. Eso es cuestión de opiniones. Me refiero a su actitud, deportiva e inconformista, a la creencia de que tampoco ellos, como Dani García, se perdonarían a sí mismos que les acusaran de ser malos suplentes, que es como decir malos compañeros; lo cual tiene un valor enorme.
Y es que sólo con buenos suplentes que no se resignan a serlo y se entrenan a tope para ganarse el puesto puede un equipo alcanzar el nivel de competencia interna que necesita para progresar y competir con regularidad a un alto nivel. Y nada peor, por supuesto, que unos suplentes decaídos que han tirado la toalla y están en el banquillo como si estuvieran en un banco del parque, aburridos, echando de comer a las palomas. Porque eso significaría que los titulares tienen razones para sentirse intocables, indiscutibles, los reyes del mambo. En fin, que desde los suplentes del Athletic nos llega otra razón para ser optimistas esta temporada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión