El Athletic y la Real se estuvieron tanteando como dos púgiles que se reservan, que se dejan espacio o se traban en la distancia corta ... durante toda la primera parte -apenas se vieron jugadas de interés-, a la espera de soltar los puños en la segunda, en la que la Real tuvo mejor baile de piernas y más punch. Fue un partido metafutbolístico en el que, tanto como al resultado, el equipo y la afición atendieron al modo de jugar de uno y otro, con vistas a imaginar cómo podría afrontarse el verdadero duelo en perspectiva, por más que sea aún tan solo hipotético. Haría bien el Athletic, mientras tanto, en tomarse en serio al Granada.
En la segunda parte los dos equipos echaron mano de tres titulares habituales, pero con todo el respeto, no es lo mismo el Granada que el Mirandés. No era similar la conveniencia de proteger a los que habrán de disputar la semifinal de Copa en un equipo que en otro. En cambio los entrenadores quisieron sorprenderse con los cambios, incluso Garitano amagó con Aduriz, quien puede ser decisivo en el partido de mañana.
Salió a relucir en la segunda parte el pique habitual, en el que el Athletic terminó con Dani García suspendido y Muniain expulsado. Fue tal vez por un exceso de amor propio. El partido que importa con la Real será en la final de Copa y, para llegar a ella y tener opciones, habrá que estar muy en forma, lo mismo que habrá que estarlo primero con el Granada.
En pocas ocasiones volverá a suceder que no estén en las semifinales el Madrid, el Barcelona, el Atlético, el Valencia, el Sevilla o el Villarreal. La clasificación en la Liga es importante, como lo es un partido con la Real, pero en esta ocasión mucho menos comparado con jugar una final con opciones verosímiles de victoria. Una oportunidad única. Incluso pensando en las competiciones europeas, es mucho más despejado el camino de la Copa. Y a ese objetivo, a esa ocasión histórica, deberían dirigirse todos los recursos. No va a ser fácil, pero pocas veces estará un título más al alcance.
Ganar o perder en Anoeta no diré que fuera indiferente, pero tampoco tan importante como para arriesgarse al intercambio de golpes. La única noticia positiva del partido es que no hubo lesionados a pesar del fragor de la batalla. No seré yo quien critique la intensidad en términos teóricos, es junto a la potencia la mejor baza del equipo. Sólo podemos ganar a la Real en intensidad, como en la primera vuelta. Y por eso es preocupante el desgaste para el miércoles.
Muniain estaba jugando muy bien en su posición natural. Protegió magníficamente el balón, entró mucho en juego e hizo una gran jugada saliendo desde su campo y aguantando en carrera hasta el momento exacto de dar un pase perfecto de gol a Williams. Fue una pena que calculara mal en su entrada a Oyarzabal, puede que también por un exceso de énfasis en la rivalidad.
La Real enseñó sus cartas, y el problema principal para Garitano en una hipotética final es cómo sujetar a Isak, si no se lo lleva antes el Barcelona, que anda buscando un delantero. El sueco volvió loca a la defensa del Athletic. Hay que aceptar que la Real toca mejor el balón y tiene más jugadores desequilibrantes (Isak, Odegaard, Oyarzabal, Januzaj...). Si volvemos a vernos en la final hay que jugar como en la primera vuelta, anticipándose en cada acción. Como hubo que anticiparse fichando a un gran Mikel Merino.
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