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A lo largo de la temporada nos hemos ocupado muchas veces de explicar y elogiar el gran cambio que ha experimentado el Athletic respecto al curso anterior. A falta de que concluya el campeonato y las estadísticas adquieran ya un valor definitivo, las cifras de ... los rojiblancos no pueden ser más elocuentes. Sólo el Girona, un caso único en Europa de despegue supersónico -suma 26 puntos más que el año pasado a estas alturas de la competición-, ha experimentado una mejoría mayor. Los de Valverde, por su parte, suman 14 puntos más que en 2023 (61 frente a 47) en la jornada 34. Y los suman, además, con el enorme mérito añadido de haber ganado la Copa cuarenta años después.
El secreto de esta transformación ya podemos darlo por confirmado: el Athletic ha recuperado San Mamés como un rico granero de puntos. La Catedral ha sido lo que fue muchas veces en otro tiempo y llevaba años sin serlo: un verdadero fortín al que la mayoría de los rivales llegan santiguándose por lo que pueda pasar. Ahí ha estado la clave. Porque lo cierto es que las cifras de los rojiblancos a domicilio son exactamente las mismas que la campaña anterior: 6 victorias, 5 empates y 6 derrotas en la jornada 34. Como locales, sin embargo, su comportamiento no puede ser más diferente: 38 puntos a falta de 4 jornadas por disputar frente a los 24 del último ejercicio, que fue uno de los peores del Athletic en casa de toda su historia, con tantas derrotas (8) como victorias y 3 empates.
61 puntos
lleva hasta ahora el Athletic frente a los 47 de la pasada temporada a estas alturas. Catorce más
2 partidos
han acabado esta campaña los rojiblancos sin marcar en casa. Ante el Madrid (0-2) y el Barça (0-0)
¿Cómo puede mejorar tanto los resultados un equipo jugando en su campo? En el caso del Athletic, la respuesta salta a la vista. Lo que ha ocurrido, sencillamente, es que los rojiblancos han doblado prácticamente su producción goleadora. Lo que hace un año era un crucigrama endiablado, un jeroglífico casi imposible de interpretar, ahora parece una tarea sencilla. Nos referimos a los goles. San Mamés viene disfrutando de una magnífica cosecha. Y no sólo en la Liga. Cómo olvidar los 9 goles que los rojiblancos marcaron en los 3 partidos de Copa que disputaron como locales y le llevaron hasta la final de La Cartuja: 2 al Alavés, 4 al Barcelona y 3 al Atlético. Han caído goles como escarabilla en la Catedral. Sólo en dos partidos, ante el Real Madrid en la primera jornada y el Barça en la 27 -tres días después del pase a la final de Copa- se han quedado los de Valverde sin marcar en su campo. La pasada temporada lo hicieron hasta en diez ocasiones. Una pequeña diferencia, vaya.
Y de una pregunta a otra, por pura lógica. ¿Cómo puede aumentar tanto un equipo su producción de goles teniendo a los mismos jugadores en su plantilla ? En este caso, las respuestas son más variadas. Hay algo, eso sí, en el que es fácil coincidir: el equipo ha mejorado mucho la calidad de sus llegadas al área rival. Ha sido mucho más equilibrado a la hora de repartir sus jugadas de ataque por las dos bandas y por el centro. No ha estado tan inclinado hacia un lado, aunque es cierto que en los tres últimos meses Nico Williams ha cobrado un protagonismo especial. Lo cierto es que el pequeño de los dos hermanos empieza a ser una de esas referencias ofensivas tan impactantes y exuberantes que cambian de dimensión a un equipo. Suma ya siete goles y diez asistencias.
Esta mejoría del juego ofensivo, propiciada por la decisión de Valverde de trasladar a Iñaki Williams a la banda y dar su confianza como delantero centro a Guruzeta, ha beneficiado a todo el equipo, pero sobre todo a los dos futbolistas citados. El donostiarra está siendo la sorpresa más grata del Athletic esta temporada. Si decíamos que la cifra de goles del equipo se ha disparado buena parte de culpa la tiene cómo ha incrementado la suya propia Guruzeta: de 6 a 16 (14 en Liga y 2 en Copa). Hablamos de números muy serios, propios de delanteros de postín. En el caso de Iñaki Williams, aunque sus tres últimos meses, desde su regreso de la Copa de África, han sido decepcionantes, sus cinco primeros fueron espectaculares, los mejores de su carrera. El caso es que suma ya 13 goles en las dos competiciones, a sólo 2 de su mejor registro personal, los 15 de la temporada 2018-19.
Así las cosas, y ahora que con la Champions ya convertida en una quimera y la Europa League ya asegurada, en el Athletic se piensa más en la próxima campaña que en lo que queda de la actual, el objetivo está claro: mantener intacta la fortaleza en San Mamés, conseguir que la Catedral siga siendo el bastión casi inexpugnable en que empezó a convertirse cuando los rojiblancos, en la tercera jornada, remontaron un 0-2 al Betis y desataron la locura en la hinchada. Aquel 27 de agosto se produjo un cambio de chip y el equipo ha sabido mantenerlo desde entonces. De hecho, ningún otro equipo ha ganado en Bilbao mientras que el curso anterior lo hicieron hasta ocho equipos. De que siga igual a partir de agosto dependerá, en gran medida, la suerte de la próxima temporada, ni más ni menos que la del regreso a Europa seis años después.
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