Reuters

De fútbol de verdad al de cartón piedra

Miércoles, 8 de enero 2025, 00:01

Viene el Athletic de ganarse la clasificación copera en Logroño, bajando al barro de lo que es el fútbol en su estado puro: demostrar la ... jerarquía en el empedrado, sin ventajas sobreentendidas, ni siquiera ambientales. Sufrió de lo lindo el conjunto rojiblanco en Las Gaunas para mantener su estatus de campeón de Copa. Y seguido marcha a Yeda, a participar en una competición enfangada, con méritos ya presupuestados, donde todo está preparado para que se luzcan los esperados y disfruten groseramente los que ponen dinero e impostura para ello.

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Acude el Athletic a una nueva edición de la Supercopa de España, que es de Arabia, a una mini competición nominalmente oficial, que pone otra vez de manifiesto lo mucho que de obsceno tiene el fútbol español organizado. En lugar preferente se sentarán los dirigentes, casi siempre bajo sospecha, de la Federación y de LaLiga, tanto monta monta tanto en esto. Por supuesto, todo con la aquiescencia de los clubes, que callan y cobran, aunque sea desigualmente. Te conformas con la pedrea, gracias a que el dúo de siempre y los cedentes del trofeo se forren, con el sátrapa haciéndose la foto. No importa humillar a los aficionados de los equipos participantes, los que los sostienen en el día a día pero a los que se les hace inalcanzable la exótica cita. En realidad, la mofa del convite se extiende a toda la ciudadanía, al aceptarse los ignominiosos petrodólares que justifican la puesta en escena.

Un episodio más de 'sportswashing', especificidad del 'whitewashing': el blanqueo de regímenes a través del brillo ajeno de espectáculos deportivos comprados bajo condiciones poco confesables. Ante esta comedia, ¿cuál ha de ser el papel de quienes no comulgan ni con la sede ni con los términos de esta «castaña» -según expresión de Javier Clemente-, en la que ni siquiera está asegurado que más gane quien la gane? ¿Qué postura es exigible en este caso a un club como el Athletic, que presume, con justo orgullo, de ser una entidad con «valores»?

No se trata (creemos) de que el equipo rojiblanco renuncie a viajar a Arabia Saudí por motivo del patrocinador de la competición, pues pensemos a dónde le llevaría tal conducta. Y no lo decimos tanto por las sanciones que comportaría en el terreno deportivo o por la pérdida económica. Nos referimos más a lo que supondría el tener que analizar según ese prisma todos y cada uno de los destinos en enfrentamientos internacionales. ¿A qué países se dejaría de acudir, dentro y fuera de la vieja Europa? ¿A Rusia, Bielorrusia, Israel…? ¿A Turquía? No es dable que sea un club el que tenga que aplicar ese cedazo, pues haría inviable su propia razón de ser. El Athletic tiene una filosofía competitiva singular, un valor en sí misma, pero ni es una ONG ni una asociación pro derechos humanos. Es una sociedad deportiva que participa en competiciones organizadas por entidades a las que pertenece. Por eso es a estas a las que corresponde un mínimo nivel de exigencia en las condiciones en las que lucrarse por ofrecerlas.

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En el caso de la Supercopa es la RFEF la que tendría que replantearse si los millones a percibir justifican acudir a un país que, sin ir más lejos, margina a la mujer en la propia competición futbolística. ¿Por qué no insistir desde Ibaigane en defender, de alguna forma, esta básica cuestión? Ese sí sería un gesto plausible, una llamada de atención ante el misógino régimen y ante los que miran para otro lado.

El Athletic va a estar en Yeda y debería presentarse en sociedad con sus propios valores, incluido su modelo deportivo único. Aunque esos valores clamen en el desierto.

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