El Athletic opina, ¿sus socios también?
Análisis ·
Si la directiva se pronuncia fuera de su hábitat deportivo, ¿puede coartarse que también lo hagan sus socias y socios?La pasada semana la directiva del Athletic dio a conocer una nota en la que anunciaba que en los prolegómenos del partido ante el Celta ... se exhibiría en el campo un símbolo de la paz y un mensaje en favor del respeto a los derechos humanos. El comunicado lo vinculaba con el conflicto bélico de Gaza, haciendo referencia a la muerte de un exsocio del club rojiblanco, Iván Illarramendi, «desaparecido tras el ataque de Hamas», y también al recuerdo de Honey Thaljieh, cofundadora y excapitana de la selección palestina de fútbol, nombrada embajadora del Athletic.
La entidad rojiblanca ha entendido que estas «circunstancias particulares» movían a que el club lanzara un «mensaje universal en favor de la paz y del derecho internacional humanitario», y ello en razón de que la actual junta directiva estima que existe una «responsabilidad social y ética del club fomentando elementos como la diversidad, la inclusión, la igualdad de género o el apoyo a la cultura».
Se trata de un pronunciamiento poco habitual en la historia del Athletic, que invita a la reflexión sobre si el club ha de tener voz propia en asuntos que rebasen su objeto social, que, no olvidemos, lo es «el fomento y la realización de toda clase de actividades deportivas y del fútbol en especial» (artículo 3.1 de sus Estatutos).
La cuestión es si se justifican tomas de postura del Athletic más allá del deporte, o si Ibaigane tiene que mantener la imparcialidad y el eclecticismo en materias sociales o políticas, como generalmente ha venido haciendo (lo que no ha sido siempre comprendido). Y otra pregunta quizás también pertinente: si la directiva se pronuncia fuera de su hábitat deportivo, ¿puede coartarse que también lo hagan, individual o colectivamente, sus socios y socias?
Siendo el comunicado comedido y equilibrado, seguro que habrá quienes hablarían más claramente de asesinato del vasco por los terroristas de Hamas, además de la liberación que se exige de los rehenes. Otros llamarían directamente «genocidio» a lo que está perpetrando en su respuesta el ejército israelí en Gaza. Y la gran mayoría hablaría de las dos cosas al tiempo, por la mínima sensibilidad que nos hace humanos. Dirán algunos, por tanto, que, de pronunciarse, el Athletic debería haber llamado las cosas por su nombre.
Pero también una importante masa de socios entenderá que el club rojiblanco no habría de meterse en esas ni en otras aguas. Como no lo hizo en el pasado, incluso cuando sufrimos muertes de ciudadanos, también socios, en similares injustas circunstancias y en nuestra propia tierra. Y se calló (de callarse), y se cayó (de caerse) en un cuestionable silencio, aunque los actuales dirigentes aducirán que ellos no estaban.
El Athletic es plural, sin duda, pero los valores han de ser siempre universales, esa paz y ese sentimiento humanitario. Es difícil, pero es necesaria la coherencia, y el listón queda puesto.
Y a la segunda cuestión. Si la directiva 'se moja' aguas abajo del deporte, ¿puede reprimir, a la vez, las manifestaciones de su masa social en esos mismos terrenos? ¿El pretexto de las multas externas es suficiente para privar a los socios de hacer lo que el club unívocamente ha hecho?
Hay que señalar que, por lo general, el criterio del club está siendo prudente y garantista en materia de exposición de símbolos y expresiones socio-políticas, cuando éstas no vulneren estrictamente la ley. Pero la amenaza de sanciones sigue ahí. Y LaLiga, a la que se deja arrogarse indebidamente atribuciones (también por el Athletic), ha recordado su vigente Circular que pretende prohibir «pancartas o elementos análogos de carácter comercial, político, social, religioso o reivindicativo en cualquier sentido, ajenos al deporte». ¿Será el Athletic, por su voz propia, sancionado por tales pronunciamientos extradeportivos? ¿Han de examinarse desde fuera el cariz de las manifestaciones de un club que excedan de su objeto social deportivo? Pocos lo podrían sostener. No apliquemos entonces internamente la ley del embudo, la del altavoz al revés.
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