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El fútbol va a velocidad de vértigo. Que se lo pregunten si no a Nico Williams. Este lunes se cumplen cuatro años de su debut ... con el Athletic y en este corto espacio de tiempo ha conseguido hacer historia en la entidad bilbaína, casi con la misma celeridad con la que sortea a los rivales. La lista de logros es amplia. Ha ganado una Copa, el sueño imposible de varias generaciones rojiblancas durante 40 años, se ha proclamado campeón de Europa marcando en la final ante Inglaterra siendo además MVP de la misma, se ha metido en el Top 15 del Balón de Oro, ha disputado un Mundial, ha protagonizado junto su familia un documental y se ha convertido en uno de los extremos más desequilibrantes y cotizados del mercado.
Pero por edad y proyección –solo tiene 22 años– todo indica que estos pasos de gigante son todavía los primeros de una incipiente carrera profesional que los athleticzales esperan disfrutar durante mucho tiempo, pese a que grandes clubes aspiran a contar con sus servicios tras su explosión. En Lezama había grandes expectativas puestas en él desde que desembarcó en edad alevín procedente de Osasuna. Los técnicos tenían claro que terminaría jugando junto a su hermano Iñaki, futbolista de perfil diferente aunque ambos actúen como extremos, y ese esperado día llegó el 28 de abril de 2021 ante el Valladolid. No sucedía una cosa así desde 1986 con los Salinas.
El mayor de los Williams tenía fe ciega en Nico. «Es mejor que yo y va a llegar mucho más lejos», aseguró desde el primer momento y lo repitió en el documental sobre su familia que se estrenó en septiembre pasado y que repasa las vicisitudes de dos hermanos descientes de ghaneses que han logrado tocar el cielo pese a tenerlo todo en contra. La cinta aborda cuestiones clave como la migración y el racismo, una lacra que tanto Iñaki como Nico han sufrido en sus carnes en los campos del Espanyol y Atlético, respectivamente, y que les ha llevado a plantar cara a los intolerantes.
En sus inicios en el primer equipo –temporada 2021-2022– Marcelino García Toral utilizó a Nico como revulsivo para desatascar partidos aprovechando su desborde. Su primera gran noche ejerciendo ese papel llegó en la semifinal de la Supercopa de ese curso. Con el marcador empatado a uno ante el Atlético, el extremo navarro saltó al césped y anotó el tanto de la victoria para los rojiblancos a la salida de un córner.
La campaña siguiente, ya con Ernesto Valverde en el banquillo, el menor de los Williams se hizo con la titularidad y se estrenó como goleador en Liga en el Martínez Valero de Elche, casualmente el mismo escenario en el que Iñaki también abrió su cuenta realizadora en 2015, también a las órdenes de Txingurri. Pero su gran salto, el que le llevó a subirse a la cresta de ola a nivel futbolístico y de popularidad, llegó la temporada pasada.
Sus actuaciones tanto en Liga como en Copa fueron claves en la gran campaña de un Athletic que alzó el trofeo cuatro décadas después y sacó la Gabarra con un millón de athleticzales celebrando el título a lo largo de la ría. Especialmente importante resultó su papel en cuartos ante el Barcelona (4-2), donde marcó un gol y dio otro, y en la vuelta de la semifinal ante el Atlético (3-0), donde volvió a ver puerta.
«Un tesoro»
Su crecimiento futbolístico le ha llevado a convertirse en uno de los referentes ofensivos del equipo junto con su hermano, Sancet y Berenguer. Y sueña con poder dar una nueva alegría a la afición en este tramo decisivo del curso colándose en la final de la Europa League del próximo 21 de mayo en San Mamés. El Manchester United, uno de los clubes que anhela poder tenerle en sus filas, es su último escollo hacia la gloria.
«Para nosotros Nico es un tesoro. Es valiente para afrontar situaciones de uno contra uno y nunca se entrega», ha reconocido Ernesto Valverde en más de una ocasión sobre un futbolista que, tras su gran campaña en el club bilbaíno, aprovechó el escaparate de la Eurocopa de Alemania para reivindicarse también a nivel internacional. El menor de los Williams y el jugador del Barcelona Lamine Yamal se convirtieron en la sensación del torneo por su desparpajo en las bandas de La Roja y fueron dos de los artífices de que España lograse su cuarto título continental –1964, 2008, 2012 y 2024–. Su amistad y complicidad traspasa el terreno de juego, como ha quedado patente tanto en las redes sociales como en entrevistas.
Y, con el reclamo de esa química entre ambos, el Barça puso toda la carne en el asador para intentar juntarles el pasado verano. Los culés no fueron los únicos interesados. Su espectacular campaña despertó también el interés de otros grandes de Europa. Sin embargo, fue la entidad presidida por Joan Laporta la que más apretó con Lamine Yamal y Alejandro Balde como aliados en su intento.
«No paraban de lanzarme mensajes diciendo vente ya brother, vente ya», reconoció el propio Nico tras un verano de lo más convulso. El Athletic, ante el cariz que tomó el asunto, emitió incluso un comunicado institucional criticando la presión para tratar de convencer al futbolista. Finalmente, Nico desoyó los cantos de sirena que le llegaban desde la capital catalana para jugar la Europa League con los rojiblancos.
«Me fui de vacaciones y una vez que aterricé tuve una charla con mis padres y mi hermano y decidimos que lo mejor era seguir un año más», aseguró el menor de la saga, con contrato hasta 2027 respecto a sus planes a corto y medio plazo. Esta temporada el mejor Nico solo se había visto a cuentagotas, pero vuelve a ser diferencial en esta recta final de campaña en la que el equipo se juega el ser o no ser.
Y eso, unido al hecho de que cuenta con una cláusula de rescisión apetecible tal y como está el mercado futbolístico –60 millones–, probablemente harán que vuelva a ser uno de los grandes protagonistas del mercado en verano. Aunque el Barcelona parece haber perdido interés ante la gran campaña que está completando Raphinha, Bayern, Arsenal y United tienen muy presente al menor de los Williams.
Ibaigane confía en que Nico decida de nuevo continuar en Bilbao. Entiende que existen argumentos de peso tanto a nivel deportivo como sentimental. Por un lado, el propio jugador señaló que «tomé la decisión correcta. Estoy feliz aquí, Bilbao es mi casa», tras rechazar al Barcelona, y por otro, el proyecto rojiblanco cotiza al alza. El curso pasado, los de Valverde lograron la Copa y este curso aspiran a lograr la Europa League en casa, además de tener al alcance de la mano el billete para la próxima Champions donde Nico, el «tesoro» del club, sería uno de sus estandartes.
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