Las combinaciones de Valverde
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El acierto del técnico con las mezclas de jugadores en el once titular y el medido reparto de esfuerzos han sido la clave de esta temporada y lo serán de la próximaJon Agiriano
Bilbao
Domingo, 8 de junio 2025, 23:54
Hemos pasado toda la temporada hablando de las rotaciones de Ernesto Valverde y, aunque el tema parezca ya analizado por el derecho y el revés, ... aún quedan algunos detalles interesantes por valorar. Digamos que el tema no se agota porque volverá a ser decisivo la próxima temporada. Uno de esos detalles es el que se refiere a la manera tan minuciosa en la que el técnico rojiblanco ha repartido los esfuerzos entre un número muy alto de futbolistas. Nunca se había visto algo así en el Athletic. Valverde ha dado minutos a 31 jugadores, de los cuales ocho han tenido una presencia muy limitada o anecdótica en el campo. La cifra real, por tanto, es de 23, que no deja de ser, poco más o menos, la más habitual en la composición de las plantillas, la que en pretemporada reclaman y desean los entrenadores porque les parece la más manejable.
El verano pasado existía en el Athletic una incertidumbre lógica sobre cómo respondería el equipo a la exigencia de jugar en Europa seis años después. La última experiencia en la campaña 2017-18, como se recordará, no fue muy alentadora que se diga: la tropa de Ziganda acabó decimosexta en la Liga con sólo 43 puntos. Valverde ha confesado que él también estaba un poco ansioso hace un año por comprobar cuál iba a ser el rendimiento de sus pupilos jugando jueves y domingos. Y a ese respecto tenía una certeza: todo iba a depender de cómo funcionasen las rotaciones. Si conseguía que rindieran en buenas condiciones los componentes de su segunda unidad –llamemos así a los menos habituales en el once titular–, los leones iban a competir a un gran nivel.
No había nada de voluntarismo en el convencimiento del técnico rojiblanco. Su confianza tenía unas bases sólidas. Sabía que su equipo estaba cosido con unas costuras muy fuertes. Y no sólo en lo deportivo, sino también en lo emocional. El título de Copa y la gabarra habían generado un ambiente de entusiasmo y determinación de lo más propicio para encarar grandes retos. Ahora bien, había que gestionar la plantilla con mucho tino para poder exprimirla en su máxima amplitud. Era necesario, por supuesto, erradicar ya desde el principio la idea de un equipo A y un equipo B con la única misión de dar descanso a los titulares. Esa estrategia no servía para llegar alto en las tres competiciones, sobre todo en la Liga y en la Europa League con la final en San Mamés. Se trataba de hacer justo lo contrario: acertar con mezclas que hicieran al equipo competitivo partido tras partido. Y este ha sido precisamente el gran éxito de Valverde esta temporada y, por supuesto, será su gran reto para la próxima.
La distribución de esfuerzos no ha podido estar más medida en un curso con 55 encuentros, nueve más que en el anterior. De los 23 jugadores que han contado de verdad, sólo seis han acumulado más de 3.000 minutos: Iñaki Williams, el más utilizado con 3.848, Vivián, Berenguer, Jauregizar, Berchiche y Nico Williams. Otros nueve futbolistas han superado los 2.000 minutos (Paredes, Guruzeta, Agirrezabala, De Marcos, Ruiz de Galarreta, Yeray, Beñat Prados, Unai Simón y Sancet), dos han pasado de los 1.800 (Gorosabel y Unai Gómez), cuatro de los 1.000 (Adama Boiro, Maroan, Vesga y Lekue), y dos han superado los 900 (Unai Nuñez y Álvaro Djaló).
Para entender bien la apuesta de Valverde es interesante compararla con la de otros de sus colegas en una situación parecida. En lo que se refiere a la dureza del calendario, se entiende. Pues bien, Txingurri ha dosificado a su grupo de una manera similar a Simeone, Pellegrini o Imanol Alguacil. En el Atlético y la Real sólo ha habido un jugador por encima de 4.000 minutos y 6, como en el Athletic, por encima de los 3.000. El Betis ha diversificado todavía más en sus 58 partidos: sólo cuatro futbolistas por encima de los 3.000 minutos. El ejemplo contrario sería el de Carlo Ancelotti. Es cierto que las lesiones han influido mucho, pero lo cierto es que el Real Madrid ha concentrado los esfuerzos en un puñado muy escaso de jugadores. Siete han estado por encima de los 4.000 minutos y tres por encima de los 3.000.
Hay otra comparación muy interesante que se puede hacer de la apuesta de Valverde y es recordar la que realizó Marcelo Bielsa en la temporada 2011-12, la más dura de la historia del Athletic con la friolera de 63 partidos (38 de Liga, 16 de Europa League y 9 de Copa). Aquello fue el K2. El técnico de Rosario, fiel a sus principios, confió a muerte en un grupo reducido de futbolistas que lo jugaron prácticamente todo y, además, a un ritmo extenuante. Hubo dos futbolistas por encima de los 5.000 minutos (Iraizoz e Iraola); cinco por encima de los 4.500 (Susaeta, que se quedó a noventa minutos de los 5.000 y disputó todos los partidos, De Marcos, Muniain, Javi Martínez e Iturraspe); dos por encima de los 4.000 (Amorebieta y Aurtenetxe) y dos por encima de los 3.500 (Llorente y Herrera). Aparte de estos once, sólo San José y Toquero superaron los 2.000 minutos, mientras que Ekiza, Iñigo Pérez, Ibai Gómez y Gabilondo superaron los 1.000.
Semejante tralla acabó afectando al Athletic, que llegó a su cima el 26 de abril de 2012 tras el 3-1 al Sporting de Lisboa que le clasificó para la final de Bucarest. Aquel fue su partido número 57, de manera que se puede decir que los rojiblancos resistieron a lo grande hasta que ya no pudieron más. A partir de ahí, en el sprint final, el equipo se desmoronó. De hecho no volvió a marcar un solo gol. Una derrota en Zaragoza le alejó de la pelea por la Champions y luego llegaron otras dos derrotas y un empate en la Liga y las dos finales perdidas. Fue triste, pero lo cierto es que aquel Athletic hizo historia, como la ha hecho, de otra manera, trece años después. Y como intentará hacerlo de nuevo a partir de agosto.
Las expectativas, desde luego, son mucho más optimistas de lo que lo eran hace un año. Y eso que la Champions añade dureza al calendario. La plantilla, sin embargo, ya ha demostrado su solidez y holgura, de manera que si este verano no pierde ningún activo importante y se refuerza en las dos o tres posiciones que están más flojas, lo lógico es que volvamos a verla compitiendo a lo grande.
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