La Champions, un objetivo complicado pero razonable
Si mantiene su actual nivel, el Athletic luchará por la cuarta plaza pese al desgaste del resto de las competiciones
Tras la victoria contra el Real Madrid a varios jugadores del Athletic les preguntaron por la Champions. En algunos casos, las preguntas eran directas y ... tajantes, como si a los futbolistas les plantearan una obligación ya ineludible en vista de su actual rendimiento y de la impecable trayectoria del equipo en este 2024 histórico. Otras, en cambio, eran más cuidadosas y tibias, como si plantearles a los rojiblancos esa obligación fuera exagerado teniendo en cuenta la dureza de su calendario y las muchas esperanzas que tienen depositadas en la Europa League y en la propia Copa del Rey. Donde hubo coincidencia de tono y contenido fue en las respuestas de los jugadores de Valverde. Cada uno a su manera, dijeron lo que tenían que decir: que hay que ir paso a paso y que, por supuesto, la Champions es una ilusión, pero tampoco puede considerarse una obligación.
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Ayer fue un día de resaca feliz para los hinchas del Athletic; uno de esos días en los que uno tiene la sensación de que, si lloviera a cántaros, habría forofos que podrían salir a la calle como Gene Kelly en su escena más memorable, y ponerse a pasear felices por la acera, cerrar su paraguas para mojarse a conciencia, pisar charcos, meter los zapatos en el chorro de las bajantes y acabar bailando subidos a una farola. Lo cierto es que la satisfacción general, que se plasmó en una riada de 'memes' de leones intratables, no podía estar más que justificada. No sólo se trataba de haber ganado al Madrid en Liga, algo que el Athletic no lograba desde marzo de 2015, sino de haberlo conseguido mientras el equipo brilla en las dos competiciones y está metido en una vorágine muy exigente de partidos, ni más ni menos que cuatro en los últimos once días, todos saldados con victoria (Real Sociedad, Elfsborg, Rayo Vallecano y Madrid).
El Athletic lleva los mismos puntos que la temporada pasada en las 16 primeras jornadas: 29
Que hablemos de la Champions, por tanto, no es como tirar un cohete desde el balcón de casa en un momento de euforia sino algo lógico si uno analiza de forma razonable el escenario. Para empezar, el Athletic de Valverde no es ningún satélite recién aparecido en el firmamento. Es el campeón de Copa y viene de quedar quinto la pasada temporada, donde llegó a estar en la pelea por el cuarto puesto hasta la jornada 34. Por otro lado -y esto es importante-, este año no hay ningún equipo como el Girona que se cuela de polizón en un barco que, en principio, no le corresponde. La pelea por la cuarta plaza estará muy abierta y viendo el panorama la acabarán protagonizando el Villarreal (que ya ni siquiera se desgastará en la Copa tras su pifia en Pontevedra), el citado Girona (al que sólo le quedan tres partidos de Champions, ya que está casi eliminado y el miércoles cayó también en la Copa), la Real y, por supuesto, el Athletic. Pongamos también, siendo muy generosos y respetuosos con la tabla, a Mallorca, Osasuna y Betis.
Crecimiento
El pasado verano tanto el presidente Jon Uriarte como Ernesto Valverde coincidieron en que el objetivo de la temporada era volver a Europa a través de la Liga. Y, por supuesto, pelear de la mejor manera posible en la Europa League y en la Copa. Tenían razón. Esos objetivos siguen siendo los mismos. Ahora bien, tampoco podemos obviar lo que está pasando, que no es otra cosa que un crecimiento evidente de la altura competitiva de los rojiblancos. Su capacidad para alternar la competición doméstica y la continental está sorprendiendo a todos. De hecho, para encontrar precedentes hay que remontarse a los tiempos del cuplé. ¿Quién nos iba a decir que, habiendo jugado ya cinco partidos en Europa, el Athletic estaría repitiendo su soberbio comienzo de la Liga anterior y, de hecho, tendría exactamente los mismos puntos (29) después de 16 jornadas?
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Rivales como el Villarreal o el Girona van a tener un calendario bastante más descargado
Así las cosas, ¿cómo no ilusionarse también con la Champions? En realidad, en el fútbol es un deber ilusionarse con todo lo que nos puede hacer ilusión. Lo demás es pesadumbre y melancolía. Otra cosa distinta es perder la perspectiva y no entender la dificultad de la empresa. Pensemos en escenarios hipotéticos para ilustrarnos. Si el Athletic llega a cuartos de final de la Europa League sumaría siete partidos más (o nueve si no entra directo en octavos) en esa competición. Añadamos a esa suposición la de que también alcanza los cuartos en la Copa, lo que supondría tres encuentros más. Y queda la semifinal de la Supercopa. Estamos hablando de once o trece partidos más que los que va a disputar el Villarreal y ocho o diez que el Girona. ¿Cómo no se va a notar eso? ¿Cómo no va a influir en las posibilidades de Champions del Athletic el recorrido que vaya a tener en las otras competiciones?
Eso es evidente. Como lo es que la tropa de Valverde va a continuar peleando partido tras partido y llegará hasta donde pueda. Es su naturaleza. Este Athletic no está hecho para hacer mediciones de esfuerzos ni simulaciones de empeño o ahínco. Al contrario. De hecho, muchos tenemos las sospecha de que, si el equipo está a un nivel tan alto y las rotaciones están funcionando tan bien -no se recuerda algo parecido-, es porque ese espíritu comanche se ha acabado contagiando a toda la plantilla. Aquí nadie quiere quedarse descolgado, nadie quiere parecer menos esforzado, valiente y guerrero que los demás. Y bien que se agradece.
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