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Celta 1-2 Athletic
Al Athletic no se le había olvidado ganarLlegó por fin la primera victoria del Athletic en 2025. No es que se hubiera hecho esperar una eternidad, seamos serios, pero tres partidos ya eran demasiados para un equipo que terminó como un tiro 2024. El regreso a la Liga, en fin, sentó bien ... a los rojiblancos, muy superiores al Celta en un partido intenso, embarullado y con tanto ardor como imprecisiones por parte de los dos equipos. Los tres puntos, que el Athletic acabó defendiendo como oro en paño con un doblaje de laterales en cada banda que no se le recordaba a Valverde -De Marcos y Berchiche entraron por los Williams en el minuto 88-, sitúa a los leones con los mismos puntos (39) que el Barça, tercero. Y no sólo eso. Si el Villarreal se descuida hoy y no gana al Mallorca, el quinto puesto quedaría a 8 o 9 puntos.
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En Balaídos, el Athletic volvió a ser un equipo reconocible, como lo fue ante Osasuna por mucho que la derrota generase el jueves un problema de percepción, ya que al equipo de Valverde, por fortuna, se hace difícil reconocerlo cuando pierde. Desde el principio, los rojiblancos replicaron el estilo y la actitud habitual en sus partidos: presión feroz, defensa adelantada, alto ritmo de juego y búsqueda constante del área rival. Digamos que la suya era esa partitura tan prometedora que, en muchos partidos, bien interpretada, nos ha permitido disfrutar de una música de lo más sugerente. La clave, sin embargo, está siempre en la interpretación, que puede ser brillante, pasable o defectuosa.
Celta
Guaita, Carlos, Rodríguez (Manquillo,m.69), Lago, Sotelo, Carreira, Beltrán (Moriba, m.62), Cervi (Mingueza, m.45), Durán, Iglesias (Douvikas m.69), Williot (Hugo, m.45).
1
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2
Athletic
Simón, Gorosabel, Vivián, Yeray, Adama, Galarreta (Jauregizar m.66), Prados, Iñaki, (Yuri, m.88), Unai Gómez (Vesga, m.81) Nico (De Marcos, m.88) y Berenguer (Guruzeta, m.81).
Gole: 0-1: m. 51, Berenguer. 0-2: m. 70, Vivián. 1-2: m. 73, Hugo Álvarez.
Árbitro: Ortiz Arias. Amonestó a Moriba por parte del Celta.
Ayer, desde luego, no hubo brillantez. En la primera parte, el juego de los rojiblancos fue defectuoso y en el segunda, más pasable y profundo. Aún así, su enorme capacidad de trabajo, su insistencia granítica y la fe de carbonero con la que estos jugadores buscan la portería rival fueron suficientes para estar todo el partido por encima de un Celta que, en su estadio, viene demostrando una gran fiabilidad. Esta vez, los de Giráldez no encontraron su sitio. Aunque pudieron ilusionarse en el cuarto de hora final tras marcar un gol de suerte -Adama Boiro se resbaló y perdió un balón que Hugo Álvarez aprovechó para fusilar a Unai Simón-, lo cierto es que en ese momento el choque estaba para que el Athletic acabara goleando.
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Esta sensación optimista se fue forjando poco a poco tras el descanso. Y es que la primera parte de los rojiblancos generó dudas. Y como decíamos antes no por la actitud del equipo o su planteamiento de partido, sino por la falta de acierto. Por momento, en Balaídos, bajo la lluvia, se vieron más imprecisiones que gaviotas, que ya es decir porque ese campo parece a veces Bodega Bay, el pueblo de 'Los pájaros' de Hitchcock. El Celta no daba pie con bola intentando descifrar la defensa adelantada del Athletic, que era casi nueva -sólo quedaba Vivián- respecto a la del jueves, pero funcionó como un reloj. Especialmente Yeray, un futbolista que en condiciones normales debe ser titular por delante de Paredes.
🔝 ¡Vaya comienzo del 2️⃣0️⃣2️⃣5️⃣ en @LaLiga!
— Athletic Club (@AthleticClub) January 19, 2025
Este es el camino. Seguimos.#CeltaAthletic #AthleticClub 🦁 pic.twitter.com/D90KEblL5t
Y si los gallegos desafinaban con el balón, los vascos no les iban a la zaga, sobre todo a partir de los tres cuartos. Durante los primeros 45 minutos, los pupilos de Valverde repitieron una situación ya vista en los tres últimos partidos: llegar una y otra vez y terminar mal todas las jugadas: ya sea por un pase desviado, una elección errónea, un remate defectuoso... Si contra Osasuna fue Iñaki Williams el jugador desequilibrante, incansable pero inevitablemente fallón, ayer ese papel le tocó su hermano.
El caso es que, en su frente de ataque, el Athletic jugó siempre de una forma un poco precipitada, ansiosa. Desde luego, sin el brillo y el temple que en ocasiones puede ofrecer Sancet, no desde luego Unai Gómez, como volvió a demostrarse una vez más. Así las cosas, en la primera mitad el Athletic sólo pudo marcar en un centro-chut de Nico Williams, en un cabezazo forzado de Berenguer y, sobre todo, en un gran derechazo de Beñat Prados en el minuto 36 que Guaita sacó con un parada soberbia. Una cosecha escasa, es cierto, aunque mucho mayor que la del Celta, que no logró acercarse a la portería de Unai Simón.
El Celta salió con ganas en la reanudación y en el minuto 48 llegó a fabricar su primera ocasión en un remate de Hugo Álvarez. El Athletic supo rehacerse. Apretó el acelerador y volvió a demostrar su superioridad. Regresaron entonces las llegadas constantes al área de Guaita y con ellas los errores a la hora de dar la puntada. En el minuto 55, tras un gran robo de Unai Gómez, Berenguer se cegó con un disparo desde fuera del área cuando tenía un pase letal a Nico Williams. A Valverde se lo llevaban los demonios. Sus pupilos, sin embargo, son el rayo que no cesa. Nunca dejan de intentarlo. Serían capaces de tirar un pared de ladrillo a cabezazos. Fue así como, en el minuto 62, Iñaki Williams dio una asistencia perfecta desde la derecha para que Berenguer marcara por fin el 0-1.
El gol liberó a los rojiblancos, que tomaron la decisión correcta: irse a por el 0-2. Lo tuvo un par de veces Nico Williams, pero entre que no es precisamente un killer y que tenía un día negro en sus remates, al final tuvo que ser Vivián el que ampliara la ventaja. No deja de ser curioso, por decir algo, que el central alavés sume esta temporada los mismos goles que la gran estrella mediática del Athletic. Es decir, tres.
Era el minuto 71 y todo parecía encaminado a un final de partido tranquilo para los leones, con Jauregizar llevando la batuta tras entrar en lugar de Galarreta y los delanteros disfrutando de la coyuntura propicia de un Celta obligado a arriesgar y a dejar espacios. Un desgraciado resbalón de Adama, sin embargo, llevó el partido hacia otros derroteros. Al Athletic le tocó protegerse y lo hizo con la eficacia defensiva que, no hay que olvidarlo, está en la base de sus grandes resultados esta temporada.
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