

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ander Capa (Portugalete, en febrero cumplió 31 años) se ha redescubierto en el Levante. El lateral derecho ha conseguido lo que buscaba en este club de Segunda que lucha por regresar a Primera.
Las dos últimas de sus cinco campañas en el Athletic le dejaron herido y afligido. Sólo jugó ocho partidos, uno con Marcelino y siete con Valverde. En la Ciudad Deportiva granota en Buñol el portugalujo muestra un rostro sereno en el que la felicidad se dibuja pese a que aún intenta superar el susto del golpe recibido en un ojo hace dos semanas. Lleno de vitalidad, es un hombre feliz. «En el Athletic estaba amargado; en el Levante me he vuelto a sentir futbolista», proclama.
– ¿Qué tal le va por el Levante?
– Estoy muy contento. El club y la ciudad me encantan.
– ¿Qué buscaba aquí?
– Lo que quería era jugar. Después de dos años parado, lo único que quieres es recuperar sensaciones, sentirte futbolista de nuevo y jugar.
– Lo ha conseguido. En dos meses desde su debut en septiembre ha jugado más que en dos años en Bilbao. Lleva nueve partidos, siete de ellos como titular y 646 minutos. En los dos anteriores cursos en el Athletic jugó 107 minutos, 104 con Valverde y tres con Marcelino.
– Esa era la primera cuestión por la que vine. Desde el minuto uno cuando apareció la opción del Levante me dijeron que el mister (Javier Calleja) me quería. Es una buena ciudad para vivir, con buen clima y el Levante es un buen club.
- ¿Cómo fue el aterrizaje en el Levante?
– En Bilbao estuve entrenando por mi cuenta. Solo, en un gimnasio y sin tocar campo. Cuando empecé a jugar apenas llevaba dos semanas largas entrenando con todos. Físicamente, no me encontraba aún a tope. Además, cuando llegué hacía una ola de calor terrible y tenía que adaptarme a un nuevo equipo. Me he ido habituando y he recuperado sensaciones. Aquí me he vuelto a sentir jugador.
Noticia relacionada
– Se presionó con el contrato. Firmó un año y condicionó el segundo al ascenso.
– Así es. Después de dos años sin tener minutos, me daba igual bajar una categoría.
– ¿Tuvo más ofertas?
– Hubo algunas cositas de Primera, que no quiero mencionar, pero al final no salieron. Xabi (Eskurza, su agente) me dijo que había opciones en clubes de Segunda. Le dije que no me importaba para nada, que lo que quería era jugar, sentirme de nuevo futbolista y ser feliz de nuevo. En el Athletic estaba amargado y aquí vine a sentirme de nuevo futbolista. Lo he logrado. Fueron dos años para borrar.
– ¿Por qué ese ostracismo?
– Buena pregunta. Muchas veces me la he hecho.
– ¿Y qué se responde?
– No sé que decirte. Lo hablas con la familia, con mi mujer, con los amigos... Cada uno saca sus conclusiones. Lees y escuchas cosas, pero nadie sabe. No lo sé ni yo.
- ¿No le dieron explicaciones ni Marcelino ni Valverde?
– Lo de Marcelino, no tengo ni idea. Con Valverde sí hablé. Me dijo que contaba, pero que tenía otras opciones.
– De Marcos y Lekue.
– Eso es. Me dijo que les prefería sobre mí.
– El presidente, Jon Uriarte, dijo «Valverde me ha pedido que fiche a Capa».
– Eso es. Llegué una semana más tarde al equipo tras las elecciones. Tuve tres charlas con el míster durante el año. En la primera me dijo que contaba conmigo. Pero llevaba un año sin competir. Con Marcelino tuve una fase en la que me derrumbé casi porque no lo entendía. Mentalmente te agota que por más que hagas las cosas bien, no tienes oportunidades.
– ¿Qué le dijo Valverde en esas charlas posteriores a lo largo de la campaña?
– En algún momento me dijo que no me veía como era yo antes. Me centré en volver a amueblar la cabeza como antes y volver a ser el mismo. Pero pasaban las jornadas y veía que no tenía oportunidades. Hablé en otro momento con él y me dijo que tenía otras opciones delante de mí. Sabía que era mi último año en el Athletic. Tenía un año más de contrato vinculado a objetivos, pero no los iba a alcanzar y lo normal es que no me renovaran. Al final ya estás pensando en otras cosas.
– Me dijo en mayo de 2022 que si se encontraba con Marcelino no le saludaría. ¿Lo mantiene?
– Sí.
- En esa entrevista dijo también haberse «sentido despreciado por Marcelino».
– Me sentía así. Tuve una charla en Lezama con él una semana después de acabar la Liga y después de la entrevista. Yo soy de ir al gimnasio a entrenar. Fue a recoger sus cosas y vino a hablar conmigo.
– ¿Qué le dijo?
– A ver en qué momento me había despreciado. Le dije que desde mi punto de vista me sentí así. Me dijo que no me había apartado de un entrenamiento, pero es algo que no se puede hacer. Me sentí así y se lo dije. Veía que conmigo no tenía el mismo trato que con otros jugadores.
– ¿Y cómo acabó la charla?
– Que si le había sentado mal, lo sentía, pero le dije que era mi punto de vista. Le dije que le fuera bien en lo suyo, me contestó que a mi fuera bien en lo mío. Y hasta ahí.
– Y a Valverde, ¿le saludaría?
– Sí le saludaría. Pero no quita que a mi Marcelino como entrenador me parece muy bueno, pero Valverde habló conmigo y me dejó las cosas claras.
– ¿Y no le dijo en ningún momento 'para qué pediste mi fichaje' si no me pones?
– Eso lo pensaba para mí, pero no iba a ir a preguntárselo.
– ¿Y cómo se vive ese ostracismo?
– Se vive mal, pero llega un punto en el que pasas de todo. Llega un punto en el que te dan ganas hasta de no ir a entrenar, pero al final es tu trabajo y haces lo que te gusta. Tienes que superarlo aunque estés jodido. Hay que ir y dar la cara.
– ¿Qué era lo peor de todo?
– Ir allí era lo peor. Y cuando viajábamos, que sabía que no iba a tener una posibilidad.
– ¿A qué se agarró para superarlo?
– Al trabajo, que era mi obligación. Empecé con el sicólogo del equipo, pero estaba más enfocado a mejorar el rendimiento. Y me decía '¿para qué voy a venir si no me sirve de nada?'. Me agarré a mi pareja, mi familia y mis amigos.
– ¿Qué tal se portaron los compañeros?
- Bien, Me venían a preguntar por cómo estaba, Somos un equipo y nos apoyamos cuando a alguien le va mal
– ¿Tiene algo que reprocharse a usted mismo?
– Buena pregunta. Seguramente podría decir que sí. Había momentos en los que tiraba la toalla, en los que pensaba que no valía de nada esforzarse.
– ¿Hay algún momento en esas dos campañas en las que dudó si valía para jugar en Primera?
– En algún momento si lo pensé. Y además me preguntaba a ver dónde voy. Este verano tenía dudas. Ha sido más largo de lo habitual. Y piensas 'Igual me quedo sin equipo. A ver si tengo que ir a jugar al equipo del barrio' Se iban cayendo cosas y dudas.
- En su primera campaña del ostracismo tuvo la oportunidad de ir al Mallorca en enero, ¿por qué no fue?
– No se llegó a un acuerdo con las condiciones que pedía el Athletic. No me parecían muy acordes por parte del club. Entonces decidí quedarme aunque sabía que no iba a jugar e irme al final de temporada. Me quedé porque era lo que quería y el Athletic decidió ficharme de nuevo cuando era libre.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.