Un punto que no alivia las penas del Bilbao Athletic
El filial rojiblanco planta cara a la Real B en Zubieta, pero la falta de pegada impide a los de Pallarés sacar una victoria que le rearme anímicamente
Nada más pitar el colegiado el final del partido en el derbi de filiales entre la Real Sociedad B y el Bilbao Athletic en Zubieta, ... varios jugadores rojiblancos se dejaron caer sobre el césped. Tocados, aunque no hundidos. Los hombres de Álex Pallarés habían disparado a puerta en diez ocasiones por solo dos de su rival y en muchas fases del encuentro habían llevado incluso el mando de las operaciones, pero una vez más tenían que conformarse con un empate que sirve de poco dada la crítica situación en la que se encuentran. El punto no alivia las penas del filial.
La preocupante falta de pegada volvió a lastrar el buen trabajo colectivo. A la mejoría en el cocinado le faltó el toque final que hubiera aportado una importante inyección anímica para seguir soñando. Porque sin goles es complicado aspirar a la salvación por mucho que los más optimistas piensen que todo lo que sea sumar fuera de casa es positivo y que los cachorros, tras este empate a cero, hayan abandonado el farolillo rojo en detrimento del Calahorra. La salvación sigue estando lejos, muy lejos. Nada menos que a diez puntos y cada vez hay menos margen de reacción.
Y eso que, por lo visto en Zubieta, nadie diría que los txuri urdin se encuentran en puestos de play-off de ascenso –nueve jornadas con esta sin perder– y los rojiblancos en la cola de la clasificación del grupo segundo de la Primera RFEF. Es lo que tienen los derbis. Son partidos especiales en los que cada balón se disputa como si fuera el último. El Bilbao Athletic, quizá por eso de estar más necesitado, saltó al césped con el cuchillo entre los dientes y las ideas más claras.
De hecho, el cuadro de Pallarés tardó menos de un minuto en enseñar las garras por medio de Urko Izeta, tras una buena combinación por la derecha. Su disparó se marchó ligeramente desviado. Los cachorros movían el esférico con criterio en un esperanzador arranque, pero un error defensivo estuvo a punto de costarles muy caro. Javier Martón, el máximo artillero de los donostiarras, se plantó solo ante Ispizua y el meta mundakarra salvó el desaguisado desviando el esférico a córner en el mano a mano.
Real Sociedad B
Marrero, Gómez, Cantero, Arambarri, Álex Carbonell (Jokin Gabilondo, m. 67), Olasagasti, González, Pablo Marín (Jorge Agirre, m. 86), Martín, Javier Martón (Azkue, m. 74) y Magunazelaia (Gorrotxategi, m.67).
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Bilbao Athletic
Ispizua, De Jesús (Trespalacios, m. 61), Eguiluz, Mendibe, Ruiz, Goti (Jon Cabo, m. 88), Gerenabarrena, Rego, Gómez.
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Árbitro Gerard Brull Acerete, auxiliado en las bandas por Álvarez Borbolla y Pelayo Buergo. Amonestó a Magunazelaia y Pablo Marín por parte locasl, así como a De Jesús, Chasco e Ispizua por parte del Bilbao Athletic.
En ese frenético primer cuarto de hora, Izeta volvió a disponer de otra ocasión de gol para la escuadra bilbaína que desbarató la zaga local. A partir del minuto veinte, la intensidad del juego bajó bastante y ninguno de los dos contendientes conseguía imponer su estilo. La Real B, ante la imposibilidad de superar la presión adelantada del rival, optó por filtrar balones largos a la espalda de la defensa intentando buscar a Martón y Pablo Marín. Misión imposible.
Los rojiblancos, por su parte, buscaron una y otra vez a un Adu Ares muy marcado que casi siempre estaba obligado a jugar hacia atrás. La única vez que el extremo bilbaíno consiguió encarar a su marcador y generar peligro con un duro disparo que se marchó junto a la cepa del poste derecho txuri urdin fue mediado el segundo periodo. Poco después fue sustituido por Luis Bilbao.
El juego resultó mucho más trabado en la segunda parte, aunque podría decirse que el Bilbao Athletic se habría llevado el asalto a los puntos en caso de ser un combate. Ninguno de los dos contendientes quería arriesgar demasiado y las interrupciones fueron constantes. Los de Pallarés recibirán la próxima jornada en Lezama al Calahorra, rival directo, con la obligación de ganar.
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