La desagradable sorpresa de un Athletic fantasmal
El equipo de Valverde, en su peor versión de la temporada, no comparece en el Camp Nou y encaja una dolorosa goleada
Las visitas al Camp Nou ya se sabe lo que son para el Athletic en las dos últimas décadas: un sinónimo de decepción, de amarguras de diverso tipo, de fracasos asegurados. Por ese lado, pues, nada de lo ocurrido en el coliseo blaugrana puede considerarse una sorpresa. Sucedió más o menos lo de siempre. Ahora bien, los disgustos pueden ser de muy diferentes tamaño y el de ayer fue de los grandes. Y es que, ante uno de esos rivales de postín que examinan de verdad el nivel competitivo de un equipo, el Athletic no pudo ofrecer una imagen más pobre y preocupante. El de Ernesto Valverde fue un equipo fantasmal. No llegó ni a la categoría de sparring para un Barça que liquidó el partido sin despeinarse con tres goles en poco más de 20 minutos y, a partir de ahí, se dedicó a pasar el rato y a ahorrar energías para el choque contra el Bayern.
Barcelona
Ter Stegen; Sergi Roberto, Koundé (Marcos Alonso, 69'), Eric Garcia, Balde; Busquets, Gavi (Kessié, 34'), De Jong; Dembélé (Pablo Torre, 77'), Pedri (Ferran, 69') y Lewandowski (Ansu, 69').
4
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Athletic
Simón, De Marcos (61', Lekue), Yeray, Íñigo, Yuri, Zarraga (Vencedor, 70') Vesga, Nico, Herrera (Dani, 20', Sancet, 61'), Berenguer, Williams (Raúl García, 70').
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GOLES 1-0: 11' Dembélé | 2-0: 17' Sergi Roberto | 3-0: 21' Lewandowski | 4-0: 72' Ferran
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INCIDENCIAS 84.817 espectadores en el Camp Nou
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ÁRBITRO Martínez Munuera
Nadie esperaba esta versión tan blanda e inconsistente del Athletic. Y es que no había razones para esperarla más allá de la tremebunda estadística histórica en el Camp Nou, donde los rojiblancos no ganan desde noviembre de 2001. Que el equipo llegara al partido tras una mala racha de dos empates y una derrota, ahora que el calendario se había empinado este mes de octubre, tampoco significaba que anoche hubiera que esperar un batacazo. En todo caso, el típico golpe de chapa y pintura. No un siniestro total. De ahí la gran decepción que dejó el encuentro y que fuera inevitable volver a cuestionarse sobre las posibilidades reales de los rojiblancos esta temporada.
Valverde había preparado el partido con mucho mimo, consciente de la dificultad que planteaba un rival al que le conoce a la perfección y de la enorme importancia que tendría para su grupo dar un golpe de efecto en el Camp Nou. El técnico rojiblanco ideó un plan estratégico especial para hacer daño al Barça y para ello movió el once dando entrada a Ander Herrera y Zarraga en lugar de Muniain y Sancet, los volantes titulares en las diez primeras jornadas. En un principio pudo pensarse que eran cambios hombre por hombre, pero que el sistema no variaría. Y no fue así. Zarraga se situó como media con el objetivo prácticamente exclusivo de tapar a Busquets. El Athletic, en fin, cambió su dibujo habitual y acabó jugando con una especie de 4-2-3-1 muy elástico.
Esto, en principio, no era ni bueno ni malo, pero lo cierto es que tuvo un efecto letal. Los rojiblancos salieron al campo con un guion diferente al del resto de los partidos, un libro de instrucciones nuevo en el que predominaban las consignas para anular a los futbolistas clave en la construcción del juego culé. Tan obsesionados estaban con el rival que se olvidaron de ellos mismos, de las virtudes que les estaban haciendo competitivos. Fue un error descomunal con un resultado devastador. En apenas 22 minutos, el Barça pasó por encima de un Athletic superado en todas las facetas del juego y sin ninguna capacidad de reacción.
El equipo de Xavi tardó muy poco en escarbar en las debilidades de su rival, que aparecieron por todas partes, como goteras en un tejado condenado a hundirse. La superioridad del centro del campo culé, con un hombre más y la sorpresa de Pedri por la izquierda, era apabullante. Por otro lado, toda la banda derecha era una pista de carreras para Sergi Roberto y Dembélé, que hizo una escabechina y amargó la vida a Berchiche. Y luego estaba Lewandowski, que es como tener una serpiente de cascabel entre los dos centrales. En el minuto 11, Dembélé hizo el 1-0 de cabeza, una extraña noticia. El 2-0, que provocó una lesión muscular a Herrera, sólo tardó seis minutos en llegar y lo firmó Sergi Roberto, otra extraña noticia. La debilidad defensiva de los rojiblancos era evidente ante uno de los peores enemigos posibles. Y cómo no, Lewandowski se aprovechó de ella para firmar el 3-0.
El partido podía haberse suspendido en ese momento y probablemente hubiera sido lo mejor para los dos equipos. El Barça hubiera podido descansar más y el Athletic, que no daba dos pases seguidos y remató por primera vez a la portería de Ter Stegen en el descuento de la primera parte (un tirito flete de Berenguer), se hubiera ahorrado un suplicio de 70 minutos. El equipo de Xavi se puso a jugar al trantrán y el de Valverde deambulaba a un ritmo mortecino y sin ningún filo en ataque. Los hermanos Williams no aparecieron lo mismo que Berenguer, mientras Zarraga se daba una paliza intentando tapar a Busquets, una misión ímproba y sobre todo inútil ya que el Barça no tenía problemas para descargar a través de Pedri y De Jong. El caso es que los minutos anteriores al descanso tuvieron un aire pachanguero, de partido por el tercer y cuarto puesto del torneo Colombino entre dos equipos brasileños. Es decir, justo lo contrario del 'rock and roll' que le gusta y le conviene al Athletic.
La segunda parte, por supuesto, se disputó a beneficio de inventario. Para la hora, Xavi ya había mandado a descansar a tres piezas claves como Lewandowski, Koundé y Pedri, que fueron reemplazados por Ansu Fati, Marcos Alonso y Ferran. El Barça tuvo varias ocasiones para hacer el cuarto, la primera en el minuto 52 en un despeje de Dani García casi sobre la linea de gol que rebotó en Pedri y luego en el poste. Al final conseguirían el 4-0 en el minuto 72, tras una gran asistencia de Dembélé a Ferran Torres. El Athletic apretó un poco con la salida de Sancet, pero sus imprecisiones fueron constantes. Vencedor y el propio Sancet, de hecho, fueron incapaces de hacer el gol de la honrilla en el minuto 88, tras un regalo de Ter Stegen y ya sin el portero alemán bajo palos. En fin, que hay 'annus horribilis' y partidos 'horribilis'. A los rojiblancos les tocó jugarlo ayer donde casi siempre.
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